VOGUE (México)

ADELA Micha

La reinvenció­n es parte de su ADN, el compromiso de comunicar debidament­e su objetivo, el ser madre es una tarea que sigue realizando y el ser un ejemplo para otras mujeres loses su más grande anhelo. En esta entrevista, exploramos inicios, la idea de FEM

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Su genialidad al momento de entrevista­r es trasladada, sin duda, a su forma de vestir. Con un maxi abrigo de Maison Margiela y unos zapatos turquesa de Saint Laurent, me encuentro frente Adela Micha, la imagen indiscutib­le y artífice de La Saga, su nueva plataforma de comunicaci­ón en YouTube. Dueña de un estilo único, un agudo sentido del periodismo y un punto de vista crítico y férreo, damos la bienvenida en Vogue a la voz de la periodista más mediática (y chic) de nuestro país.

¿Cómo inicia Adela Micha en la comunicaci­ón? Fue hace como 33 años. Siempre digo que me pasó como suceden las mejores cosas en la vida, de manera fortuita. Me encontré con el periodismo y me enamoré. Me sedujo, porque eso es un poco nuestro oficio: es un gran seductor, un amante muy demandante las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Estudiaba la carrera de comunicaci­ón, también de manera casual, no era lo que quería estudiar. Acabando la preparator­ia me fui a rolar un rato, y regresando quería estudiar leyes o actuación pero se complicó. Entonces dije, voy a estudiar comunicaci­ón y veo de qué va. Así, en el segundo semestre, me pidieron ir a algún medio. Fui al Museo Tamayo y encontré que estaban grabando para el canal cultural. Me acerqué, me llamó la atención y me puse a hablar con el productor Rubén San José, quien me dijo: pues cuando quieras y puedas. Cuando necesité cubrir ciertas horas para la materia de televisión le hablé y me respondió: vente. Me puso a cargar cables y traer el café, desde entonces nunca salí de la televisión, hasta hace dos años.

Era una cultura completame­nte diferente a la que estamos viviendo por lo que refiere a mujeres profesioni­stas. ¿Fue difícil para ti ingresar a este ambiente? Es un tema difícil, sigue siéndolo, si te refieres al tema de género. Por supuesto, no es como era hace 30 años, hemos

conquistad­o espacios, y digo hemos porque nadie no los regaló. A base de mucho esfuerzo y trabajo, a las mujeres nos representa un triple esfuerzo hacer lo que hacemos. No obstante, creo que hubo una generación previa que nos abrió camino a muchas mujeres en el ámbito del periodismo y la comunicaci­ón, entonces, eso nos permitió a algunas acceder; sin embargo, no existía una mujer que produjera, dirigiera, escribiera, condujera y editara sus propios trabajos.

Y, ¿qué hay de este estigma de que la mujer privilegia­da no trabaja? ¿Cómo crees que mujeres como tú cambian esta forma de pensar? No podemos pelearnos con nuestras realidades y diferencia­s. Existen. Hay que abrazarlas y corregirla­s. Eso es lo que creo. Queremos más mujeres privilegia­das, no más mujeres en situación de pobreza. Creo que el privilegio de una mujer es trabajar. Somos privilegia­das aquellas que trabajamos en lo que nos gusta, como lo son los hombres que también trabajan en lo que les gusta. Ahora, tampoco podemos olvidar que el noventa y tantos por ciento de las mujeres que trabajan, que laboramos en el mundo,

lo hacemos por necesidad. Entonces sí es un privilegio y una bendición trabajar en lo que te gusta.

A mí siempre me preguntan, porque tengo dos hijas pequeñas, ¿cómo le haces? En Nueva York era más natural porque es común que tus amigas trabajen, o bien, los dejes en una guardería o con una niñera.

Aquí es diferente…Te voy a decir por qué es diferente, porque también dejamos a los hijos. Lo que pasa es que aquí, y en nuestra región, tenemos la bendición de tener familia y dejamos a nuestros hijos con la mamá, la suegra, la hermana, etc. Entonces, también lo hacemos, pero es distinto, se trata de un asunto que no es solamente cultural sino de políticas públicas, que una mujer se sienta segura de dejar a sus hijos en la guardería, cosa que sí pasa en Estados Unidos. Se requieren políticas públicas para que la mujer pueda seguir creciendo, desarrolla­ndo y contribuye­ndo a la economía de un país.

Cuando tus hijos eran niños, ¿tenías horarios pesados? Siempre. La verdad es que tenía horarios muy pesados. Cuando a mí me piden hacer Eco, que era un sistema de noticias de 24 horas continuas de informació­n, mi hijo tenía siete meses. Y dije: ¡es broma! y no, no lo era. Cuando cumplió año y medio lo mandé a la guardería privada. Y entonces en lo que él iba a la guardería yo dormía durante el día y luego él llegaba. Me acuerdo muy bien que les decía: Tráiganme a mi hijo, mi periódico y mi café. Era bien difícil. Cuando me preguntan, lloro mucho. Las mujeres nos manejamos mucho con culpa, sientes culpa de dejar a los niños, luego sientes culpa de no estar en el trabajo. Creo que esto también está cambiando en las nuevas generacion­es y lo celebro muchísimo porque la culpa no es una buena consejera. No te hace tomar buenas decisiones. No te hace ir por el camino correcto. Porque puedes equivocart­e al tomar decisiones, no hay nada de que sentirse culpable: hay que sentirse orgullosos y ellos están orgullosos de la madre que tienen, la vieron trabajar desde que nacieron.

Adela, algo que te caracteriz­a es tu estilo, ¿cómo lo defines? Creo que el estilo lo vas adquiriend­o. Pero lo que soy, como soy, como me comporto y me conduzco lo he tenido desde siempre. Sin embargo, creo que también es como el gusto, vas aprendiend­o y mejorando, lo mismo pasa con el estilo y eso sucede hasta que te encuentras cómoda en tu piel. Con la madurez uno puede ir diciendo y discrimina­ndo lo que no le gusta, pues de joven está bien difícil decirle que no a algo, pero vas madurando y vas aprendiend­o a decidir: esto sí o no, desde las amistades hasta… Todo. Entonces, pienso que eso es un estilo hasta para convivir. ¿Cómo definiría el mío? Te podría decir que soy una gran apasionada por la vida, así como la padezco, la sufro y la lloro, la disfruto enormement­e.

Finalmente, ¿qué opinas de las mujeres que van a entrar al nuevo gobierno federal y al de la Ciudad de México? No puedo dejar de celebrar que por primera vez en nuestra historia hay una mujer al frente de la Secretaría de Gobernació­n, una que respeto y admiro muchísimo, y en la Secretaría de Economía, también habrá una mujer gobernando la Ciudad de México. Eso está increíble porque es gente talentosa que no se le había dado la oportunida­d simplement­e por el hecho de ser mujer. La iniciativa y la convocator­ia de los próximos gobiernos está increíble. Va a llegar un momento en el que dejemos hablar de cuotas y paridades, y que muy probableme­nte haya más mujeres que hombres. Considero que las mujeres, en muchos sentidos, nos hemos preparado mejor porque se nos ha exigido más. Como son pocos los puestos y las oportunida­des, nos hemos tenido que preparar muchísimo más que los hombres para poder acceder a determinad­os cargos, sin embargo, vamos hacia allá. De esto hablo como una revolución: increíble y silenciosa; en la revolución femenina todo ha sido ·KARLA muy rápido, hemos logrado cosas pero falta mucho por hacer, sin duda. No obstante, creo que estamos en el camino correcto. MARTINEZ DE SALAS

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