Más allá de la GUERRA
El KIMCHI, considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, se ha convertido en una de las DELICIAS culinarias más universales. Su origen se remonta a hace más de 1500 años, pero hace tiempo que abandonó la península coreana para
La utilización de la comida como amalgamadora cultural se remonta a los primeros humanos cazadores-recolectores, aunque tuvo su mayor impacto a comienzos del siglo II antes de Cristo, cuando los romanos descubrieron el refinamiento gastronómico de las cortes griegas de Asia Menor, que más tarde exportarían por todos los territorios que dominaban en Europa y el norte de África. Para el escritor y gastrónomo Manuel Vázquez Montalbán, la berenjena representaba la cohesión y el símbolo de “la mediterraneidad unida y jamás vencida”. Una verdura para unirlos a todos. Charles de Gaulle, en cambio, veía en el queso, miembro destacado de la cultura francesa y delicado elemento de colonización cultural, un problema para sus ambiciones políticas: “Es imposible gobernar un país con 246 tipos de queso”, dijo en uno de sus habituales exabruptos públicos.
La península de Corea, cuya división tras la Segunda Guerra Mundial en dos estados satélites de la Unión Soviética y Estados Unidos, uno capitalista y otro comunista, supuso una de las primeras decisiones geopolíticas de la Guerra Fría, es un claro ejemplo de cómo las fronteras, físicas o políticas, a veces son incapaces de acabar con la tradición sentimental de todo un pueblo. Tras uno de los conflictos bélicos más sangrientos del siglo XX, Corea del Norte y Corea del Sur se convirtieron en enemigos íntimos, transformándose en realistas hipérboles de las ideologías políticas que representaban. El sur, la 11ª economía del mundo según el Fondo Monetario Internacional, no deja de crecer gracias a marcas como Samsung, Kia, Hyundai y LG; el norte, el país más aislado del mundo, una suerte de monarquía socialista autoritaria, llena los titulares y noticieros como consecuencia de su enfrentamiento político con Occidente. Némesis irreconciliables, solo la comida ejerce como elemento de unión entre ambos estados, concretamente el kimchi, que se consume de manera regular tanto en el híper desarrollado sur como en el oscuro e incomunicado norte.
El kimchi constituye junto al K-Pop y el Galaxy de Samsung la vanguardia con la que Corea del Sur ha demostrado su interés por conquistar el sudeste asiático, primero, y el mundo después. Sin embargo, la titularidad de esta popular preparación no pertenece en exclusiva a la parte meridional de la península coreana. Esta delicia gastronómica preparada a base de diferentes vegetales sazonados con sal y especias y posteriormente fermentados tiene su origen hace 1500 años con el objetivo de disponer de alimentación saludable durante los duros inviernos, además de proporcionar sabor, umami y potencia a los platillos que acompaña. Chefs como Dabiz Muñoz, del triestrellado restaurante Diverxo de Madrid, jamás hubieran alcanzado el firmamento culinario sin el perfeccionamiento continuo de una preparación que es ideal para acompañar carnes, sopas, arroces o pescados o para rellenar pastas y empanadas al tiempo que proporciona vitaminas, calcio, proteínas y carbohidratos. La pizza, la hamburguesa, los tacos o el
universalización. sushi han perdido su nacionalidad para convertirse en elementos de la cultura popular mundial. El kimchi, considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, va camino de la
ESTA PREPARACIÓN A BASE DE VEGETALES FERMENTADOS Y SAZONADOS CON CHILE CONSTITUYE JUNTO AL K-POP Y EL
GALAXY DE SAMSUNG LA VANGUARDIA CON LA QUE COREA DEL SUR HA DEMOSTRADO SU INTERÉS
POR CONQUISTAR EL SUDESTE ASIÁTICO, PRIMERO,
Y EL MUNDO DESPUÉS