Losing my religion,
Hacemos un repaso por la crisis de credibilidad que la fe, instalada en el ADN de (casi) todos los seres humanos, se vive en la actualidad.
Hace años, se dio a conocer un censo en Islandia que arrojaba la estadística de que aquel país contaría con la primera generación de habitantes 100% ateos. Luego resultó — aparentemente— que eran fake news. Pero lo cierto es que no nos hubiera extrañado que el desencanto por la religión organizada acabe dándole la razón a la paradoja de Nietzsche: Dios está muerto. Aunque más bien, parece que no habita donde la mayoría suele buscarlo. Para muchos, es más que suficiente imaginar que vivimos sobre una roca gigantesca dando vueltas infinitas alrededor de una bola de fuego, para demostrar que alguien tuvo que ver con el diseño del plan.
Para otros, es una casualidad teorizada con la ciencia. Lo cierto es que el ciudadano moderno, tiene más opciones de fe que nunca (y vayámonos a los extremos sin más preámbulos):
puede integrarse a la Iglesia Maradoniana —fundada por los seguidores de futbolista—, a la recién evidenciada secta NXIVM y su sanación sexual, a Pare de Sufrir (mientras tenga saldo en su tarjeta de crédito) o claro, al inagotable
alud de congregaciones derivadas del cristianismo (que en realidad ya no tienen nada que ver con este) o a algunas
ofertas espirituales orientales que prometen alcanzar el nirvana en cómodas mensualidades. Esto, por mencionar solo algunas piezas del rompecabezas, porque según el libro The
Everything World’s Religions Book de Kenneth Shouler, en el planeta hay más de 4.200 religiones registradas y también, debemos mencionarlo, muchas de ellas son fundamentalistas. En México, las más tradicionales religiones siguen ahí, con su arquitectura incorruptible y su iconografía cautivadora, tratando de cumplir con el compromiso de ser un refugio para el alma de quienes ven solo lo celestial y no lo terrenal en su naturaleza. Y sí, la Iglesia Católica pese a las incumplidas
promesas de modernización que llegaron con Francisco, permanece al frente del aparador como la oferta más socorrida
para conseguir la paz interior. La app El Santo Rosario digital lleva más de un millón de descargas en el mundo; en el año 1900 el 95.5% de los mexicanos eran católicos, y para 2010, la cifra era del 82.7. Pero la institución sigue luchando contra su lado oscuro y su propia y escandalosa historia tristemente documentada, cuyas coordenadas nos llevan
hasta una montaña de casos de pederastia. Esos delitos han socavado sus cimientos y hoy por hoy, parece que ya no todos los caminos llegan a Roma. En 1991 Sinéad O’Connor rompió frente a las cámaras de Saturday Night Live, la fotografía de Juan Pablo II, mientras instaba a la audiencia a “luchar contra el enemigo real”. Aunque tiempo después dijo sentirse arrepentida, en noviembre pasado se dio a conocer que la cantante irlandesa se había convertido al Islam (la religión con más seguidores en el mundo) ¿Aún no encuentra lo que está buscando? Hace poco, platiqué un ex católico mexicano convertido —como Sinéad—, al islamismo. Nos encontramos
en una mezquita en la CDMX. El hombre, ataviado a la usanza musulmana con su turbante y barba, me aseguró lo complicado que fue convertirse a una nueva fe y dejar para siempre —y definitivamente, según él— al catolicismo de toda su vida y sus rituales. “¿En serio le ocultaste tu cambio de fe a tu familia por una década?” le pregunté. “Te lo juro que sí”, me
contestó intentando convencerme, pero haciendo repetida e inadvertidamente con su mano, la señal de juramento católico-
romano de besar la cruz. Otro caso, es el de un conocido que practica el judaísmo por herencia familiar y que padece
de otros dilemas de fe: cumple con todo lo que su religión le indica, pero simplemente no les cree nada, únicamente se siente bien siguiendo la tradición. Parece que la mayoría de las religiones han olvidado el verdadero sentido para que el que
fueron concebidas: ser un refugio emocional donde se sane las heridas que la medicina no puede curar, para encontrar el sentido de la vida y la trascendencia. “Ama a tu prójimo como a ti mismo, trata a los demás como quieras ser tratado, perdona como quieres ser perdonado”. Sí, no se trata solo de encontrar la luz, sino que en el camino, procurar que esta ilumine a los demás. En su canción Te busqué (del disco Entre el cielo y el Suelo de 1987), el grupo español Mecano reflexiona: “Te
buscaban.·ALEJANDRO busqué en los templos de oración y en los libros que hablan del amor”, pero concluyeron que por esos lares, tampoco iban a
encontrar lo que MANCILLA