VOGUE (México)

REcetas ESpiritual­es

Aves, mariscos, pescados y dulces de todo tipo llenan las MESAS de la mayor parte de los países del mundo durante la Navidad, una LITURGIA milenaria de orígenes religiosos transforma­da en una FESTIVIDAD global

- DANIEL GONZÁLEZ

Recetas espiritual­es, La temporada decembrina ha llegado y con ello las recetas se coronan como símbolo espiritual que reúne cultura, tradición y placer en la mesa de muchas familias en todo el mundo.

Hace tiempo que la Navidad abandonó su vocación espiritual y religiosa para convertirs­e en una de las celebracio­nes que mejor representa­n los valores de ese cliché que conocemos como Occidente. La Navidad es todo eso, sí. Y mucho más. Enumeremos. La Navidad es una amalgama de recuerdos, reuniones familiares, compras, y por supuesto, gastronomí­a. Cientos de países y culturas de todo el mundo se reúnen durante la última semana del año en torno a una epifanía de nostalgia en la que la comida juega el papel (más) importante. La última semana del año acoge al que es quizá el único acto de bulimia respetado socialment­e. Nadie juzga; nadie alecciona. Deliciosa bulimia, por cierto.

El cordero lechal de Castilla, los caracoles, el marisco del Cantábrico, o la sopa de pescado llenan las mesas de las cocinas españolas durante los días de asueto previos al cambio de año, mezclados con turrones y mazapanes. En Francia, los asados, lentos y jugosos, un pleonasmo cuando hablamos de este país, son los protagonis­tas. En un acto de canibalism­o metafórico, los galos engullen en una acción freudiana al que es su símbolo nacional, el gallo de Bresse. El ave, con sus patas azules, cresta roja y alas blancas, simboliza los valores de la Republique y su preparació­n más conocida, el coq au vin, se remonta a tiempos de César y Vercigentó­rix. Sin embargo, Francia no escatima en aves. El faisán, el pato y el pavo también son populares durante las fechas navideñas, además de derivados como el foie gras y los patés.

Italia sufre, también en Navidad, su ya conocida fagocitaci­ón cultural. Es complicado elegir un plato navideño nacional en un país unificado en el siglo XIX y capaz de acoger a varias de las regiones más ricas y más pobres de la Unión Europea. Pero si hay que elegir, éste sería el panettone. Varias asociacion­es del país tratan de defender el origen de la pizza, el calzone, la pasta y el tiramisú, entre otras recetas y pronto deberán emprender acciones similares para proteger al panettone, quizá la principal aportación italiana a la Navidad mundial. El bizcocho, cuyo origen debemos datarlo en la próspera región de Lombardía, se ha expandido a través de la inmigració­n italiana y es consumido en estas fechas en cuatro continente­s. En Inglaterra rellenan el pavo con manteca de cerdo, tocino, carne y frutos secos, y para el postre se inclinan por su Christmas pudding; esto es, un bizcocho. Argentina celebra la Navidad en verano, con lo que el sempiterno asado al aire libre suele ser la preparació­n estelar. En México el bacalao, los romeritos y el ponche no faltan en ninguna reunión familiar, mientras que Alemania y los países nórdicos pierden su seriedad caracterís­tica a base de dulces y galletas.

Pocas celebracio­nes de origen religioso han alcanzado la transversa­lidad cultural de la Navidad. El cine, la música, las grandes marcas y la propia sociedad hemos transforma­do una fiesta de origen espiritual y litúrgico, en muchas culturas relacionad­a con el solsticio de invierno, en un festín gastronómi­co de proporcion­es, aquí llega la paradoja, bíblicas. Brindemos. Comamos. No regrets.

EN NUESTRO PAÍS EL BACALAO, LOS TRADICIONA­LES ROMERITOS Y EL PONCHE NO FALTAN EN NINGUNA REUNIÓN FAMILIAR, MIENTRAS QUE ALEMANIA Y LOS PAÍSES NÓRDICOS PIERDEN SU SERIEDAD CARACTERÍS­TICA A BASE DE DULCES Y GALLETAS CUYA RECETA EVOLUCIONA DEPENDIEND­O DE CADA LANDER

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