Vogue 1999-2019
¿Qué decir del último año antes de la llegada del nuevo milenio? Probablemente, destacaríamos una serie de sucesos que revolucionaron la ESCENA mundial, así como el surgimiento de personajes que hoy son leyenda. Pero, sin duda, el nacimiento de La Biblia
En octubre, Vogue México cumple 20 años. Iniciamos nuestra edición de enero trayendo a la memoria 1999 y cómo la moda, las celebridades, la música, el arte y la cultura han evolucionado desde entonces y las mil maneras en que “lo noventero” regresa a nuestras vidas. En mayo de 1999 me gradué de la Universidad de Arizona. Recuerdo perfectamente mi atuendo de ese día: un vestido midi de seda de Dosa que compré en Bergdorf Goodman en Nueva York, combinado con unos pantalones estilo Sari de la India de inspiración pijama. Confieso que en ese momento me sentía la graduada más cool que ha pisado la Tierra. Mientras mis amigas usaban los típicos vestidos cortos, yo me creía súper original porque era una lectora voraz de Vogue y W Magazine, y había aprendido acerca de Dosa, Voyage y demás marcas de culto. Todos mis conocimientos sobre moda vinieron de mis suscripciones mensuales; habiendo crecido en El Paso y luego estudiado en Tucson, solo podía soñar que un día compartiría el mismo espacio con mis íconos de estilo. Mucho antes de la época de los influencers, las mujeres que admiraba llenaban las páginas de sociales, junto con las actrices del momento. Mis favoritas eran Aerin Lauder, las hermanas Miller, Gwyneth Paltrow, Winona Ryder, Jennifer Aniston (y su cabello), Shalom Harlow, Amber Valletta y, claro, Courteney Cox. Hoy, con las redes sociales y tantas voces dando su opinión, me parece más importante hablar no únicamente de cómo ha evolucionado la moda, sino el mundo del estilo en general.
Ahora es posible que una joven oaxaqueña que estudió para ser maestra sea la protagonista de una cinta de Alfonso Cuarón y la portada de Vogue México este mes. En estas páginas te compartimos la historia de Yalitza Aparicio, una mujer que incursiona en la actuación encarnando a Cleo, uno de esos personajes del cine mexicano que nunca olvidaremos. Admito que la primera vez que vi Roma hace un par de meses en Morelia, no lloré, pero me inundó de memorias de nuestro país y de esos veranos que pasaba en el pueblo de mi mamá, Axtla de Terrazas, en San Luis Potosí. Recuerdo que siempre, antes de llegar ahí, pasábamos a visitar a mis tíos en la capital del estado, a solo unas cuadras de la escuela a la que fue mi papá. El barrio donde vivían se parece tanto a los de Roma de Cuarón, lleno de familias que se conocían entre ellas y con los grandes coches estadounidenses estacionados por la calle. En su casa, también había una mujer como Cleo, que se llamaba Mary y que, como sucede con tantas otras personas, se volvió parte de la familia sin pertenecer estrictamente a ella. La película de Cuarón y especialmente Yalitza y Cleo, reflejan esa nueva realidad en México en la que gente que nunca solía aspirar a ocupar ciertos espacios, ahora son nuestros referentes.
La norma ha evolucionado y en la moda también sobran ejemplos. Aunque nunca me atrevería a decir que Irina Shayk –fotografiada por An Le en la historia Natural– es every woman, es innegable aceptar que las cosas han cambiado cuando se puede caminar una pasarela a solo un par de meses de dar a luz. Un impacto parecido lo causó Gisele Bündchen cuando, precisamente hace 20 años, rompió todas las reglas apareciendo con sus insinuantes curvas e imponiéndose ante el ideal del momento Kate Moss –otro de mis íconos noventeros de estilo–. Además, las últimas colecciones de prêt-à-porter fueron de las más diversas de la historia y así como los diseñadores que incluyen modelos de todas las tallas y orígenes étnicos son hoy la regla y no la excepción, los que no lo hacen parecen vivir fuera de este tiempo. Así que, si justo estabas pensando que lo imposible no es posible, ¿por qué no empezar el 2019 creyendo que sí lo es?