VOGUE (México)

Miuccia Prada,

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La célebre diseñadora y heredera conversa sobre su visión en la moda contemporá­nea.

ante la vida por soledad, por la enorme responsabi­lidad de ser madre y sentir que no puede con ello. Carolina (la protagonis­ta), siempre está dormida, toma algo parecido al Ribotril y cuando se encuentra despierta reacciona a medias, pero alcanza a ver en su bajo nivel de conciencia que su hijo está vulnerable, cerca de las drogas y le da miedo enfrentarl­o, pues se siente incapaz… Imagínate. Lo que siento es que en la vida, para poder reaccionar, hay que estar bien despierta, la vida es dolorosa, ese dolor existe, los problemas llegan y no los podemos evitar.

En tu nominación por Roma hiciste alusión,

“al reconocimi­ento de una mujer que no brinca a la pantalla, sino que está ahí, aguantando en silencio”. Sí, pero ese es otro tipo de silencio, el de la madre que quiere ahorrarles el dolor a los hijos.

Yo crecí con las mamás de esa época, las que aguantaban más en silencio. Me encantó por eso

Las niñas bien de Alejandra Márquez, sobre esas mamás de los 80, evitando la mala noticia, evitando que se sepa lo malo… Por supuesto, el sufrimient­o escondido, pero que lo sientes profundo; la sonrisa que por atrás trae tristeza, eso fue justo lo que trabajé con Alfonso. ¿Y dónde te conectas para lograr esto? Con el dolor, con sentirlo y, luego tal cual, tratar de ocultarlo. Alfonso me pedía que me fuera a ese lugar de dolor y lo contuviera; y en la acción quería ver cómo se escondía.

¡Qué difícil es ser actriz, Marina! Hablando de interpreta­r papeles, ¿qué me dices de las mujeres tratando de interpreta­r roles más jóvenes? Me encantó lo que dijiste a Karina Gidi sobre el temor a interpreta­r tu papel en Falco con 20 años menos... Me encantó eso de “¿a quién quieres engañar?” Dime, ¿cómo te sientes con este tema de la edad? ¿Cómo estás viviendo el hacerte grande? ¿Te da miedo envejecer? Creo que es inevitable sentir el vértigo de que hay cosas de tu vida que ya se fueron, ver fotos y decir “Wow, ¿así me veía?” ¡Qué idiota era! ¿Por qué tenía tantos complejos?” Ahora que no tengo esa belleza o ese cuerpo ni cara, tengo mucha más seguridad. En mis veinte no me gustaba estar en traje de baño, me sentía gorda y, actualment­e, ando en bikini sin ningún problema. Esa es mi reflexión, no disfruté de mis veinte, de lo que tenía y, ahora que no tengo esa misma belleza, he ganado seguridad y eso es muy bonito. Te puedo decir que la vida después de los 40 la he disfrutado más que antes y también creo que es porque vives más en el presente. No se trata tanto sobre lo que quieres alcanzar, es el ahorita, disfrutar la función, la playa, ese momento de actuar, ese instante con tu hijo, ese tiempo con tu amor, eso es el ahora. A los 20 todo es pensar en el futuro… Y, claro que me da nostalgia de lo que fue y que no va a regresar, sin embargo, también sé que lo peor que puedes hacer es luchar contra ello.

Esto que explicas es una batalla en la que muchas mujeres están, abusando de la cirugía, el bótox y todos los recursos para la eterna juventud… Sí, Sofía. No obstante, esa batalla está perdida de antemano. Creo que hay que cuidarse porque es bonito sentirse bien, pero no entrar en una batalla contra el tiempo; mejor asumir la belleza en todas sus formas y en sus distintos momentos.

Con la edad, también sucede que sabemos quiénes somos. En tu caso, sabes la actriz que eres, también da mucha seguridad saber dónde estás parada. La actuación es muy generosa en ese sentido, Sofía, porque siempre hay personajes que interpreta­r, la mujer de 40, de 50, de 70...

Pero, ¿no se quejan mucho las actrices de Hollywood justo de eso, del culto a la juventud?

Pues mira, Jane Fonda hace su serie y es un éxito, y así muchas mujeres más. Los personajes siempre estaban ahí, pero los ves hasta que llegas a ese momento de madurez. Y lo interesant­e es que hay público para todo. Hay mujeres que quieren ver historias en las que se pueden conectar. Es un mundo muy interesant­e, porque con las plataforma­s digitales se ha generado contenido para todos, de todas las edades y gustos. Es un momento muy interesant­e en la cultura.

Siguiendo con este punto de la edad y haciendo referencia –nuevamente– a tu entrevista con Karina Gidi, dijiste que te entran ansiedades y preguntas como, ¿logré lo que quería lograr? ¿Hay algo que me faltaba hacer?... Esas son para mí las preguntas importante­s que nos debemos hacer… Lo que ahora me da más ansiedad son las expectativ­as de los demás, lo que ellos creen que debería ocurrir conmigo después de la nominación al Oscar, y eso sí me causa ansiedad, porque yo no lo veo como que sea el momento de aprovechar algo, no creo en eso, creo en disfrutar mi vida y mi carrera. No voy a ponerme a buscar audiciones sin parar y tampoco una vida que llene las expectativ­as de otros. Para mí, Roma me sucedió. No era un escalón, fue un regalo de la vida. Estoy muy agradecida con la industria, con Alfonso y con Netflix, sin embargo, no lo estaba buscando, es solo una consecuenc­ia que se va ligando. Ahora, no estoy con la idea de quiero ser actriz de Hollywood, no sé qué sigue, pero no es lo que los demás esperan.

Sigue tu obra de teatro, esa es la respuesta, yo tengo una hora más de entrevista, pues al rato tienes ensayo. ¿Cómo le haces para ser mamá y trabajar sin parar? Tengo mucha ayuda de su papá que también es actor de teatro, ambos tenemos horarios que varían, con lo cual no hay nada establecid­o de tiempos. Hay que ser muy flexibles, pero nos ayudamos y entendemos.

También tengo el apoyo de todas mis amigas que son mamás y, por supuesto, mi mamá me ayuda también. Pero, en especial, estoy eternament­e agradecida con nuestra trabajador­a del hogar, pues no solo me ayuda en cuidar de mi casa y mi hijo, le da mucho cariño y amor, lo cual yo le agradezco con todo mi corazón.

Con todos los viajes de promoción y compromiso­s que tuviste a raíz de Roma, ¿cómo lo manejaste con tu hijo? Los dos entendimos que era un momento en la vida. Soy una mamá muy presente y el teatro me lo permite, pero en este caso fue distinto, había que viajar y salir de México, a veces mi hijo podía venir, pero otras veces no y él lo comprendió y me apoyó mucho.

¿Qué me dices de ese escrutinio con la ropa? Lo que pasó con Yalitza, los ataques, las críticas, tú lo viviste todo cerca de ella, ¿se hicieron amigas? Muchísimo, nos acercamos demasiado… Aunque llevo años como actriz, este mundo era totalmente nuevo para las dos. La promoción y las necesidade­s de Roma eran cosas absolutame­nte distintas a las que viví antes y el apoyo mutuo era indispensa­ble, estar la una para la otra; todo lo vivimos juntas.

Considero que, a veces, hace falta más apoyo entre mujeres, creo que pueden ser poco solidarias. Te confieso que mi experienci­a personal es buena, tengo una buena relación con mis colegas, pero también descubrí algo importante: tirar siempre buena vibra, porque se te regresa. Te prometo que si tiras buen rollo en persona como en las redes, te sientes bien, de hecho, ayuda a quitarte la angustia que puede provocar el éxito ajeno, el que tengan algo que tú no tengas.

Finalmente, ¿qué piensas de todo el mundo de las redes sociales? Me agobian mucho. Extraño el mundo sin estas y mira que entiendo la herramient­a, sobre todo, para apoyar y tener alcance con causas importante­s, pero hace daño a nivel personal, es buscar siempre la aceptación, es vivir para el afuera.

 ??  ?? Camisa de Dolce & Gabbana; pantalón de José Sánchez; ruana tejida en telar de cintura con hilos de algodón originaria de Oaxaca, en la tienda del Museo de
Arte Popular; botas de Louis Vuitton; anillo de Tane. En página opuesta: mono de Chanel; collar de Tane.
Camisa de Dolce & Gabbana; pantalón de José Sánchez; ruana tejida en telar de cintura con hilos de algodón originaria de Oaxaca, en la tienda del Museo de Arte Popular; botas de Louis Vuitton; anillo de Tane. En página opuesta: mono de Chanel; collar de Tane.
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 ??  ?? Blusa y falda, ambas de Juan Carlos Obando; brazalete de plata, de Tiffany & Co..
Blusa y falda, ambas de Juan Carlos Obando; brazalete de plata, de Tiffany & Co..
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 ??  ?? Camiseta, falda y botas, todo de Salvatore Ferragamo; brazalete de Tane. En página opuesta: camisa de cuero, de José Sánchez; pantalón de Yakampot; anillo de Gala Is Love. En este reportaje: peinado y maquillaje, Alexa Rodulfo; producción, Bárbara Terán; equipo de fotografía, Miguel Batel, Luis A. Calderón, Erick Rivas; diseño en set, Monse Castera; asistente de estilismo, Cindy
Ocampo; asistente de producción, Emanuel Chávez; locación, Archivo de Diseño y Arquitectu­ra.
Camiseta, falda y botas, todo de Salvatore Ferragamo; brazalete de Tane. En página opuesta: camisa de cuero, de José Sánchez; pantalón de Yakampot; anillo de Gala Is Love. En este reportaje: peinado y maquillaje, Alexa Rodulfo; producción, Bárbara Terán; equipo de fotografía, Miguel Batel, Luis A. Calderón, Erick Rivas; diseño en set, Monse Castera; asistente de estilismo, Cindy Ocampo; asistente de producción, Emanuel Chávez; locación, Archivo de Diseño y Arquitectu­ra.

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