VOGUE (México)

Ayer, hoy y MAÑANA

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El Hotel de Paris de MÓNACO estuvo bajo renovación y promete respetar su legado mientras ve al futuro. La consultora de moda Emilie Meinadier y su familia lo visitaron y vivieron el ASPECTO contemporá­neo decorativo y gastronómi­co, mientras convivían con fantasmas del PASADO

La Costa Azul siempre ha sido mi destino familiar favorito, así que después de una renovación de cuatro años, el Hotel de Paris de Mónaco era la escapada perfecta. Nuestras expectativ­as eran altas por la historia del hotel y que el chef reconocido a nivel mundial, Alain Ducasse, es el genio detrás de cada creación culinaria. Sin embargo, volvimos por cómo el hotel se distingue de manera consistent­e como el favorito en el creciente e inconsiste­nte mercado de hoteles de lujo.

Construido en el siglo XIX con un estilo a la Belle Époque, el Hotel de Paris rápidament­e se convirtió en el parque de diversione­s de la nobleza europea, intelectua­les y artistas, desde Winston Churchill a Maria Callas y Salvador Dalí.

Fue en los cincuenta, cuando la princesa Grace Kelly convirtió al American Bar en un patio de juegos para su gente de Hollywood. Las sillas club y los detalles en caoba permanecen; así que, con un dry martini en la mano, fuimos rápidament­e transporta­dos de vuelta a esos años llenos de

glamour. Hoy, la familia Grimaldi sigue presente en la nueva

rooftop villa suite Princess Grace y Príncipe Ranier III, con retratos familiares en préstamo del palacio real y con vistas impresiona­ntes del principado europeo.

Arraigadas en historia, las renovacion­es aportan un necesario sentido de modernidad a lo largo de todo el hotel. La claridad es clave y la luz ilumina la fundación histórica con sus muchos accesorios contemporá­neos y esculturas, desde las habitacion­es hasta el lobby, el patio y los muchos comedores lo cual nos trasporta inmediatam­ente a la cocina, uno de los highlights del Hotel de Paris.

Sea el desayuno, comida o cena, el savoir faire de

Alain Ducasse está profundame­nte arraigado en todos los restaurant­es del hotel. The Grill ofrece una vista panorámica, carnes asadas y el soufflé Grand Marnier que es un must. Ômer es un espacio Art Déco sleek y, a la vez, casual en la Rotonde con una oferta mediterrán­ea para comer o cenar.

La pièce de resistance es el Louis XV de Ducasse, donde el maravillos­o escenario es digno de un menú de tres estrellas Michelin, donde mi esposo y yo nos embarcamos en una travesía gastronómi­ca sin precedente­s: siete tiempos con maridaje, enfocados en ingredient­es localmente pescados y cosechados. Espárragos con brebis y camarones con caviar para empezar, lubina mediterrán­ea y agneau de lait como el plato principal, un impresiona­nte plato de quesos y un baba au rhum y dulces de manzana para satisfacer nuestro antojo

detalle.·EMILIE de postres. El Hotel de Paris nos hizo viajar en una travesía sensorial: rico en sabor, textura, color, aromas y elegancia en cada MEINADIER

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Arriba, de izquierda derecha: aspecto del lobby; la suite Ranier; imagen del patio del hotel. En página opuesta: el exterior del Hotel de Paris.

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