NUEVO Amanecer
Una casa italiana que este año estrena director creativo, renueva sus credenciales de tradición en el trabajo del trenzado y la calidad, al tiempo que se decanta por una temporada de elegancia contemporánea, inclusiva y con el aire abarcador de lo SUGESTIVO y versátil: Bottega Veneta
Cuando en junio de 2018 se anunciaba que el joven creativo de 32 años Daniel Lee, sería el encargado de asumir el timón de la casa Bottega Veneta, más de uno en el mundo de la moda frunció el ceño. Había algunas razones para eso. Aunque en su corta, pero convincente hoja de vida, el británico Daniel Lee incluía haber trabajado para Celine, Maison Margiela, Balenciaga y Donna Karan, tras titularse en la Central Saint Martins de Londres; le tocaba llenar los zapatos de Tomas Maier, quien había estado al mando de Bottega Veneta durante casi dos décadas y, de manera indudable, había colocado a la marca en la cima del catálogo de la industria del lujo. El talentoso teutón había convertido a su estandarte en uno de los de más sólido crecimiento, además de consolidar una línea estética y una verdadera horda de fieles seguidoras y seguidores.
¿Un poco de historia? Fundada en 1966, Bottega Veneta echó mano de la tradición italiana y su ADN de elegancia y buen gusto, sin dejar todo el tiempo de darle una pátina de contemporaneidad. Su primer santo y seña fue promover la artesanía italiana del perfecto trenzado de tejidos. En
aquellos días, tal vez sin detenerse en tanta publicidad y en el discurso actual de las “prácticas justas”, ellos las pusieron en práctica al emplear artesanos que lo necesitaban y rescatar una venerable tradición. La marca creció ganando acólitos como Andy Warhol o Jackie Kennedy, con un importante trabajo en la joyería y los muebles, basados en el intrecciato, ese trenzado que les movió en su nacimiento. En 1998 se inició un momento importante con la era de Giles Deacon, quien apeló a una imagen limpia y depurada, que les haría ejemplo del minimalismo ya en manos de Maier.
Como premisa de lo exclusivo, el denominador común de las mentes tras la marca siempre ha apostado a la máxima calidad en los materiales y han puesto un acento importante en el estilo, más allá de tendencias efímeras. ¿Qué podría llevar Lee entonces a esa historia? François-Henri Pinault, director ejecutivo de Kering, la empresa matriz de la casa italiana, lo recibía afirmando: “Me complace presentar a Daniel Lee a Kering como director creativo de Bottega Veneta. La singularidad de su visión, inspirada por una visión personal tremendamente creativa, me convenció de que él era la mejor opción para abrir un nuevo capítulo en la historia de la casa. Su trabajo se ha caracterizado por un gran rigor, gran experiencia en el estudio, una verdadera pasión por los materiales y una energía que estoy ansioso por ver cómo toma forma en Bottega Veneta”. Lo cierto es que, por una parte, el nuevo director creativo tendría que lidiar con el respeto a la tradición.
Por otra, debería necesariamente demostrar una visión singular y creatividad personal. Sus primeras declaraciones públicas apuntaban en esa dirección. “Me siento honrado y emocionado a partes iguales de poder continuar con el legado que se ha creado en Bottega Veneta a lo largo de las últimas cinco décadas. Manteniendo los códigos de la casa, la artesanía, la calidad y la sofisticación, no puedo esperar a
evolucionar su tradición y contribuir a una nueva perspectiva y modernidad”. Pero eso necesitaba demostrarlo desde su primera colección... Y lo logró.
A principios de este año, cuando se dio a conocer el otoño 2019 de la casa de moda, supimos que llegaba con una nota de sensualidad refrescante, acompañada de lo que deviene en una declaración del derecho a la expresión libre de quien lleva sus prendas. Está ahí la atención escrupulosa a cada detalle del lenguaje de la costura en tejidos nobles e impecables. La artesanía predomina en siluetas que llevan un mensaje y favorecen a las consumidoras, y todo en un marco de contemporaneidad e inclusión de líneas estéticas diversas. El uso inteligente de los volúmenes delata la formación técnica de Lee, y la astucia pragmática en el momento de usar la tecnología dejan claro que es un hombre de esta era. Eso convierte a esta colección en una propuesta abarcadora que alude y capta el favor de varias generaciones. También es inteligente e inclusiva la selección de cromos, que van de los tonos ácidos y la opulencia en la ornamentación, hasta los más neutros y para el día a día.
Por supuesto, la destreza peletera merece un comentario aparte en Bottega Veneta. Con la piel, la marca se lanza a un nuevo capítulo de trenzados y texturas que genera prendas increíblemente bien estructuradas, capaces de ser la perfecta capa de presentación en un repertorio que revela otras atractivas piezas armadas con un concepto pulcro y versátil que pide el panorama actual de la moda.