Carta de la Directora
Llega el mes de la moda, ¡SEPTIEMBRE! Sin embargo, observando la realidad que cruza nuestra región nos hace reflexionar sobre el presente de una generación comprometida al cambio valiéndose de una poderosa IDENTIDAD
No podía escribir acerca de nuestra edición de septiembre, planeada con tantos meses de anticipación, sin antes reflexionar sobre los ataques terroristas ocurridos en El Paso, Texas, la ciudad donde crecí. “Estoy devastado porque esto ocurrió en El Paso, una comunidad que a pesar del muro, prospera como una sola. Mi corazón está con las familias en duelo. Esta hermosa, fuerte y valiente comunidad lo superará”, expresa el artista paseño Troy Michie en el artículo Sobre la frontera, incluido en este número. Como Michie, me es sumamente desconcertante confiar en que en una de las ciudades más seguras de Estados Unidos se lleve a cabo uno de los peores ataques contra los hispanos. El Paso ha tenido un gran impacto en quién soy como persona, estadounidense de primera generación, con fuertes raíces mexicanas. De niña nunca encajé a la perfección en ninguno de los dos lados. En Estados Unidos era la niña morena, ruidosa y graciosa que venía de un lugar lejano de México conocido como la Huasteca Potosina, que sus padres hablaban inglés con un acento muy marcado y que su papá tenía la piel morena. En México éramos las “gringuitas” con un español muy raro, lleno de anglicismos. Todo cambió al mudarme a El Paso, pues ahí ya no era tan diferente a las otras niñas de mi clase. Para nosotros era normal hablar los dos idiomas y comer comida mexicana en la cena. Todos esos recuerdos refuerzan nuestra responsabilidad, no solo como editores de Vogue, sino como verdaderos curadores de contenidos, de acercar a nuestros lectores con sus raíces, tanto a los que viven en Latinoamérica como fuera de nuestra región. Nuestra portada de septiembre, fotografiada por los mexicanos Santiago y Mauricio Sierra, refleja en gran medida ese sentimiento que tenemos en Vogue México de celebrar nuestra identidad, tan compleja como hermosa, con cuatro fuertes modelos mexicanas que miran de frente y representan esta nueva generación en la que no existen estereotipos y que se sienten cómodas en su propia piel, mientras abrazan nuestra cultura viviendo en el extranjero. Esa filosofía, que me tomó tanto tiempo adoptar porque no siempre es bien recibida, es clave para mantener nuestra identidad: alegre, positiva, solidaria y que nos impulsa a estar siempre dispuestas a ayudar.