El momento es ahora
En una fecha en que diversas ciudades de MÉXICO se tiñeron de morado, la cantante tapatía Paty Cantú escribe, en exclusiva para Vogue, sobre la LUCHA solidaria de miles de MUJERES para exigir justicia y crear diálogo sobre la violencia de género en nuestro país
Marché en Guadalajara con mi sobrina, Ale y sus amigas; con mi tecladista, Marisol y su colega, Luzma. Gritamos. Nos sentimos poderosas. Conmovidas. Lloramos. Nos enojamos. Tuvimos miedo. Pero no paramos al igual que toda una generación que pedía, entre todo este tumulto de emociones combinadas, una sociedad distinta. Una mirada compasiva. Un camino pavimentado de mérito y no de prejuicio. Caminábamos mujeres de todas las edades y profesiones. Caminábamos de todas las preferencias y religiones. Caminábamos y nos envalentonábamos al escuchar que levantaras la mano si te habían acosado. Viéndonos todas con la mano arriba –porque a mí también me ha pasado, y a ella, y a ti, nos han acosado– hay tantas historias que ninguna hemos contado. Escuchamos las historias de las madres e hijas, hermanas y nietas de mujeres que han desaparecido en el olvido de la negligencia. Porque a algunas las mataron pero nadie resolvió nada. Porque a otras se las llevaron y alguien les contestó que con justa razón, ‘por puta’. ¿Qué quién contesta así? Las autoridades. ‘No es ni la hora, ni dónde estaba, ni cómo vestía porque no, es no’. Eso gritábamos mientras conocidas nos avisaban que tuviéramos cuidado porque habían aventado ácido y gas. Nos ardieron los ojos tres días.
Pintábamos la palabra justicia en la calle, frente a la Glorieta Niños Héroes, la glorieta de los desaparecidos. Una madre dijo que su hijita de 9 años todavía no regresa a casa desde hace dos. Y nadie hace nada. Y volvimos a llorar. Y volvimos a sentir miedo. Y al final ganó el coraje. Pero no el coraje que deshace, sino el atinado, el que nos hace saber que no vamos a parar en ninguna causa. Ya sea marchando o cualquier otro día del año. Ruidosamente o en silencio. Estamos despiertas y estamos luchando. No pedimos algo que se politice. No somos extremistas ni queremos excluir a nadie de nuestra lucha. Pero necesitamos ser escuchadas. Vistas. Protegidas. Respetadas. Integradas a la igualdad en todas sus definiciones. No vulnerables a las malas costumbres de la sociedad o al juicio de quienes creen que el feminismo es extremismo castrante. El antónimo del machismo. No. No somos el antónimo del machismo. Somos la búsqueda de justicia. Libertad. Queremos salir a la calle sin miedo. Queremos no tener que competir por las oportunidades como si nuestro género mereciera una por gremio y que la sociedad nos vuelva enemigas.
Queremos que la salud sea primero y que la libertad de decisión en contexto al sentido común no deje vulnerable a una niña violada a morir pariendo o buscando clínicas clandestinas que si encuentran son castigadas con más años de cárcel que un violador. Queremos que la ley no diga que una niña no se considera desaparecida hasta después de 48 ó 72 horas después mientras que, por otro lado, el estatuto dice que si fue secuestrada las primeras 48 ó 72 horas son vitales para encontrarla viva. Congruencia. Coherencia. Queremos una sociedad educada a tratar con respeto nuestras vidas.
distinto.·PATY
El 8 marché. El 9 callé. Pero estaba acompañada. Y no me siento sola. Y yo no dejaré solas a las mías. Por las que estuvieron. Con las que estamos. Por las que vienen. Esta fecha ha cobrado un significado CANTÚ
LAS MUJERES QUEREMOS HACER HISTORIA. EL 8 DE MARZO SE CONVIERTE EN UN MOVIMIENTO MUNDIAL EN EL QUE TOMAMOS NUESTRAS CAUSAS Y LAS LLEVAMOS A LA CALLE. PORQUE NO QUEREMOS QUE QUIENES VENGAN VIVAN LAS MISMAS DIFICULTADES QUE NOSOTRAS. PORQUE AÚN SI NO LOGRAMOS PRESENCIAR LOS FRUTOS DEL CAMBIO, NO ESTAMOS DISPUESTAS A NO SEMBRARLO