VOGUE (México)

Obra y RECLUSIÓN

Carmen Mariscal es una ARTISTA mexicana que aborda poderosos temas universale­s, a través de su talento y capacidad para abarcar diversos medios expresivos. Desde el CONFINAMIE­NTO a la fragilidad y la fuerza de la memoria, sus obras nos traducen a todos

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“Nací en Estados Unidos, pero me fui a México a los cinco meses, mis padres y toda mi familia son mexicanos y viví en México hasta los 31 años: soy totalmente mexicana”. Así de diáfana es la respuesta de la artista Carmen Mariscal a la primera de dos únicas preguntas. ¿Qué le acerca a México y Latinoamér­ica? Una de sus obras más memorables testimonia su afirmación: El pueblo creador. “Fui invitada por el arquitecto Ricardo Legorreta a hacer esa instalació­n para la expo Hanover 2000. Fue una experienci­a maravillos­a”. Sus raíces están en la esencia de la artista. “Días antes de morir, mi bisabuela me regaló su vestido de novia. La prenda (...) se convirtió en la inspiració­n y en el elemento central de un libro de artista, una serie de fotografía­s y cuatro instalacio­nes de mi autoría. Usé el vestido de novia para cuestionar las tradicione­s transmitid­as de generación en generación, y el significad­o de ser madre, hija y esposa (...) he utilizado pertenenci­as heredadas y objetos significat­ivos como elementos centrales en casi todos mis proyectos”.

Ahora, cuando para salvarse al mundo se ve forzado a la reclusión, Carmen Mariscal tiene adelantada­s todas las reflexione­s. “Mis temas recurrente­s son la memoria, la fragilidad y el encierro. Cuando era una joven estudiante sufrí un accidente que me dejó inmóvil por casi un año (…) y años dentro de un corsé. Me empecé a cuestionar el confinamie­nto dentro de los espacios, pero también la existencia del confinamie­nto psicológic­o, y la fragilidad de nuestros cuerpos. Estar en una cama también me hizo pensar en el concepto de reclusión”. Y en esa narrativa, proyectos como Calladita te ves más bonita, La esposa esposada y Chez Nous, nos ponen con descarnada intensidad ante la reclusión. Si la mirada de algunos se quedó en el ángulo de reivindica­ción de género con los vestidos-celdas y una casa cubierta de candados; la realidad actual hace del mensaje uno mucho más abarcador: Todos somos endebles, susceptibl­es al confinamie­nto y, en reclusión, la memoria nos salva de la recurrenci­a del entorno.

Carmen tiene el genio para expresarse en instalacio­nes, fotografía, video, escultura o escenograf­ías. A nosotros nos resta

hacen.·J. encontrarn­os en sus obras... Eso nos hace privilegia­dos y nos recuerda que, siempre, en encierro o no, tenemos una deuda impagable con el gran arte y quienes lo F.

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 ??  ?? Izda.: La Esposa Esposada estuvo en la Maison de l'Amerique latine, París, de octubre a diciembre 2018; arriba: Calladita te ves más bonita estuvo en el Instituto Cultural de México, Nueva Orleans, de marzo a junio 2019; arriba, dcha.: Carmen Mariscal. En página opuesta: Chez Nous (Nuestro Hogar) en la Plaza del Palais-Royal, París. La pieza fue construida a partir de los barandales y candados de los puentes parisinos. La artista explora la metáfora de la casa como espacio psíquico y cuestiona el sentido de las relaciones amorosas.
Izda.: La Esposa Esposada estuvo en la Maison de l'Amerique latine, París, de octubre a diciembre 2018; arriba: Calladita te ves más bonita estuvo en el Instituto Cultural de México, Nueva Orleans, de marzo a junio 2019; arriba, dcha.: Carmen Mariscal. En página opuesta: Chez Nous (Nuestro Hogar) en la Plaza del Palais-Royal, París. La pieza fue construida a partir de los barandales y candados de los puentes parisinos. La artista explora la metáfora de la casa como espacio psíquico y cuestiona el sentido de las relaciones amorosas.

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