VOGUE (México)

Hablemos de la EDAD

El objetivo es enfocarnos también en lo que trae de la mano la edad, que es conocimien­to, valores más fuertes, AMOR sin ningún tipo de condiciona­nte y, sobre todo, cómo las mujeres en vez de querer proyectar en el físico algo que ya dejaron atrás prefiere

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Cumpliré 60 años dentro de un año y tres meses y estoy feliz por ello. Abrazo mi edad y agradezco que he llegado a esta etapa de mi vida con salud, con metas cumplidas, y sueños nuevos que están en proceso de materializ­arse. Decía David Bowie que “Envejecer es un extraordin­ario proceso en el que te conviertes en la persona que siempre debiste ser” y coincido porque no concibo otra manera de llegar a este momento cumbre en el que todo se acomoda y equilibra, que ganárselo experiment­ando, eso toma tiempo.

Mis contemporá­neas y yo hemos superado muchos desafíos y recibido incontable­s lecciones que se tradujeron en experienci­a. Aprendimos que somos dueñas de nuestra vida y que vivir en alegría y amor es definitiva­mente una elección.

Este es el momento más maravillos­o de mi vida; soy libre y plena, no discuto con lo inevitable y a la vez diseño mi vida con la cantidad de herramient­as que he ido recogiendo en el camino.

Me he convertido en mi mejor amiga, reconozco mis errores y logros. Acepto cada decisión tomada y sus respectiva­s consecuenc­ias. Tengo la certeza que siempre puedo cambiar y me alegra mi curiosidad por seguir aprendiend­o siempre. Eso me ha convertido en quien soy hoy en día y todo lo que represento.

Es delicioso ser una mujer madura; le dedico mi tiempo a lo que me hace feliz y dejé de sentir miedo. Esta es la mejor etapa que he vivido y voy por más, voy por todo lo que me haga feliz.

Disculpen que hable de manera tan poco modesta, pero eso también te regalan los años: franqueza, claridad y potestad.

En cuanto a la parte física, observo con paz los cambios irreversib­les en mi cara y cuerpo. De verdad que no lo padezco, además todo está en buen estado, nomás no tan lisito como antes.

Siempre digo que mi cuerpo me ha dado buen servicio, le agradezco. He contado desde hace muchos años con una dermatólog­a maravillos­a que ha cuidado mi cara. ¿Y de cirugía estética?

Sé que hay procedimie­ntos a los que no estoy dispuesta a llegar en el afán de verme más joven. Me quedo con la aparatolog­ía, dos o tres técnicas que hacen magia y siempre investigo qué novedades hay. Con las hormonas, decidí no pelear y mejor llegar a enfrentarl­as con mucha informació­n y muy bien acompañada de mi siempre actualizad­o ginecólogo. Reporto felizmente que la menopausia ha sido gentil conmigo y ya voy de salida. Asimismo, pienso anticiparm­e con todo lo que sé y así prepararme con lo que irá ocurriendo. Alimento mi espíritu, ejercito mi cuerpo, estimulo al cerebro, fortalezco mis músculos, propicio mi agilidad en todos aspectos. Lo considero amor propio.

La edad no nos impone una fecha de caducidad y a nuestra sexualidad tampoco. Muchísimas mujeres de mi generación fuimos educadas en un sistema de valores, creencias sociales y culturales que gira en torno a la figura masculina. Anulaba e ignoraba los deseos de la mujer y su potencial en muchos sentidos. El mundo cambió frente a mis ojos y hoy pienso radicalmen­te distinto a como me enseñaron que eran tantas cosas, especialme­nte eso que antes era pecado: el sexo.

En la madurez uno ha llegado a sus propias conclusion­es, descubres que puedes mirar todo desde otra luz.

Y mientras celebro mi proceso de envejecimi­ento, en contraste percibo el desagrado –aunque más bien pienso que es miedo a lo desconocid­o– con el que los más jóvenes observan el hecho de cumplir años. Quisiera transmitir­les cómo se ve desde donde me encuentro hoy –casi en el sexto piso– la perspectiv­a es otra, una mucho más feliz. La edad no equivale a decrepitud, uno no pierde valor al hacerse mayor. Y, sobre todo, no es motivo para que nos dividamos socialment­e y menos en lo laboral. Siempre he pensado que si juntamos la experienci­a de los mayores con las nuevas ideas de los jóvenes, se pueden detonar proyectos geniales en todos los ámbitos. El año en que nacimos no define para qué servimos, en dónde y qué podemos aportar.

Son suficiente­s los desafíos que hoy enfrentamo­s como para dedicarle energía creadora y productiva a temer a hacernos “viejos”, lo cual ni siquiera es opcional. Pasará todos los días gradualmen­te mientras sigamos vivos. Eliminemos esa preocupaci­ón inútil que es puro ruido mental y no sirve de nada.

La mente determina la experienci­a de vida, nos dice Tony Karam y cada día confirmo que así es. ¿Qué deseamos? Busquemos la informació­n, adoptemos nuevos hábitos, salgamos de la rutina que llevamos para encaminarn­os a un destino más emocionant­e para nosotras. Hay inspiració­n por todos lados; primero en la propia alma que siempre nos sugiere la siguiente buena idea para nuestra vida. Reforcemos nuestro vocabulari­o intenciona­l y utilitario para encontrar la definición precisa de lo que queremos crear, manifestar. Claro que soy optimista, elijo ver el lado luminoso de la vida, porque lo que no está en mi poder decidir, no debe preocuparm­e tampoco.

Para las mujeres maduras, las prioridade­s han variado. Estamos en plan de disfrutar la vida y gozar a nuestros amigos, dejamos de pedir permiso, aprendimos a decir no y, más acertadame­nte, sentimos paz. Los años traen consigo una dignidad padrísima. Con la edad viene la autonomía y a su lado la libertad.

Piensa que en este momento eres lo más vieja que puedes ser y lo más joven que no volverás a ser jamás. Vive tu presente a tope. Deja que te crezcan unas enormes alas, toma todas tus habilidade­s y nuevas decisiones. Siempre es un gran momento

máximo.·GLORIA para hacerlo, ¿Qué eliges pensar y sentir sobre la edad? Seamos el alma de nuestra propia fiesta de paz, alegría, salud, amor y gratitud, y vivamos al CALZADA

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