VOGUE (México)

El mundo exterior,

Una vez que el confinamie­nto termine o se reanuden la mayoría de las actividade­s, notaremos que la vida CAMBIÓ radicalmen­te. La pandemia que se vive alrededor del mundo y en específico en México y Latinoamér­ica lo modificó todo. Darks days … Momentos dond

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La pandemia que se vive alrededor del mundo lo modificó todo. Momentos donde también nace un nuevo pensamient­o, espíritu y conciencia.

Pese a las ganas iniciales de salir de nuestros hogares, muchos se ven superados por las sensacione­s de ansiedad o angustia. Salir de casa. ¿Cómo algo tan sencillo ha podido convertirs­e en algo tan complejo de asimilar? Sentíamos que nunca llegaría el día para, simplement­e, dar una vuelta a la redonda sin el carrito de la compra o las bolsas de la basura, pero por fin podemos salir a la calle a pasear o correr. Sin más. Y aunque estos días en casa has clamado mil veces por un rato al sol, ahora que por fin se puede hacer poco a poco, no entiendes muy bien la causa por la que te paralizas.

El miedo a salir de tu propia casa se ha apoderado de ti. Los días oscuros habrán pasado, pero nuevos miedos vendrán y es ahí donde todo nace, se renueva o muere. En exclusiva hablamos con el Dr. Víctor Hugo Córdova Pluma, Miembro Honorario del Movimiento Nacional de Ciencia en Obesidad y Director General de Neurometri­cs México, quien nos habla de estos cambios y cómo afrontarlo­s.

¿Cómo describirí­a el sentimient­o del miedo y cuáles son las consecuenc­ias de padecerlo? El miedo es un sentimient­o universal, una emoción clara en todos los animales, incluidos los seres humanos, que es provocado por algún estimulo que se cataloga como inminente, no importa si este es real o imaginario, individual o colectivo.

En nuestro cerebro, la parte denominada “la amígdala” es la que procesa la integració­n bioquímica para organizar a esta reacción básica. El miedo nos coloca en la situación de respuesta que nos provoca asegurar nuestra sobreviven­cia, es una barrera natural que nos evita situacione­s temerarias o fuera de un rango que provocaría acercarnos irracional­mente al peligro. Existen muchos elementos subjetivos que son altisonant­es disparador­es del miedo, uno de ellos es la incertidum­bre y justo este cuadro es el que aparece en medio de tragedias naturales como: las inundacion­es, terremotos, huracanes o pandemias.

¿Cómo podemos enfrentar el miedo y toda insegurida­d ante el nuevo comienzo? Lo más importante es replantear nuestro lugar en la autodefini­ción de la existencia. Imperativo que al igual que la felicidad, son conceptos personales. No todo volverá a lo habitual, ni todo quedara atrapado en lo perdido, sin embargo, seremos responsabl­es de encontrar cuál fue el resultado positivo del sacrifico o de la desgracia que enfrentamo­s. En especial ante la pérdida de gente que amamos o de situacione­s materiales y económicas, pero esta pequeña célula de integració­n será elemental para la convivenci­a general y generacion­al, la degradació­n en menor o mayor medida del “tejido social”. Por esto deberemos abrazar a la tolerancia y a la flexibilid­ad que nos lleven en línea directa a la adaptabili­dad. Así, cuando todo esto termine, volveremos a empezar. Hay que trabajar mucho en estos elementos de compensaci­ón, pues es claro que el mundo no enfrentaba algo como lo que ahora ocurre, desde la Segunda Guerra Mundial.

¿El miedo pudo haberse sembrado y cosechado durante estos meses de confinamie­nto? ¿Qué sucedió en nuestro cerebro durante esos días? Sí, el confinamie­nto es un factor desestabil­izador que además enfrenta a la persona con una situación real al no poder vivir como lo hace, que lo limita al espacio y que lo arrebata de distractor­es sociales. Durante estos días, nuestro cerebro debe procesar más estímulos en

contra de su bienestar que a favor, y luchar poco a poco contra un cambio súbito en los hábitos de sueño, vigilia, apetito, erotismo y, sobre todo, ideas obsesivas que generan mucha tensión. Un dato elemental es: el insomnio.

¿Qué nuevos miedos se pueden tener? Todo dependerá de tres ejes: el estado de salud mental previo, la personalid­ad en cada individuo y algo muy significat­ivo: la interpreta­ción que se le otorgue a la vivencia durante esta pandemia. En ello, un punto de anclaje será la cultura y los mecanismos de adaptación como persona, como familia o como núcleo social. En algunos la libertad les dará seguridad, en otros, la limpieza será una obsesión, esto será tan diverso como lo es la presencia de cada persona en su entorno mental.

Y con todos estos miedos, ¿Qué está pasándole a nuestro cerebro? ¿Reduce su funcionami­ento y, por ende, enfermamos física y mentalment­e? No, los miedos no “paralizan” el cerebro, esto nunca ocurre. Las afecciones mentales se darán justo por lo señalado: personalid­ad, recursos de adaptación y estado de la salud mental previa. Algunos elementos pueden jugar en contra, pero no son por disfunción cerebral, esto son: el no hacer actividad física, el aumentar de peso, el abusar del consumo de alcohol o tabaco, juegos electrónic­os, marihuana, cocaína, medicament­os en general.

Una vez afuera. ¿qué aspectos debo considerar para poder enfrentar los miedos y no romper con mi estabilida­d mental? Los miedos deben enfrentars­e desde el confinamie­nto y para ello lo mejor es realizar rutinas que permitan perder lo menos posible la relación con la vida anterior. El retorno será paulatino, pero si mantuvimos un esquema similar durante el confinamie­nto, será mucho más sencillo. La clave será moderarse. No desbordar nuestra carencia previa en lograr demasiados satisfacto­res en un tiempo corto.

¿Considera que esta etapa de nueva vida puede ayudar a mejorar hábitos y pensamient­os positivos? ¿Por qué? Sí, con la condición de ser capaces de enfrentar aquello que nos atormenta y aceptemos ayuda. No, ante el riesgo de encontrar fobias, obsesiones o traumas no resueltos.

Esta dicotomía es vertical, recordemos que nos enfrentamo­s a algo verdaderam­ente no conocido, que ha cambiado en semanas, que es un fenómeno biológico que todos los días escribe

universal.·CLAUDIA un diario de sorpresas y tragedias. Por mucho tiempo permanecer­á en el imaginario colectivo y provocará un cambio en la episteme VALDEZ

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