Zócalo Acuña

La fatiga del cuidador

- PSICOTOOLS

En las personas que se dedican al cuidado de los mayores puede aparecer el llamado “síndrome del cuidador” o fatiga del cuidador, una alteración sicológica asociada a una intensa vinculació­n física (mediante el trabajo y los cuidados objetivos) y emocional (mediante la vinculació­n emocional y la empatía) con el enfermo, y que se manifiesta en una serie de síntomas que afectan de manera progresiva y decisiva a su salud mental.

Algunos de los síntomas del síndrome del cuidador suelen ser un desgaste físico y sicológico por el cansancio acumulado, las crisis de estrés, la ansiedad generaliza­da, un sentimient­o de desbordami­ento por las circunstan­cias que haga relegar a un segundo plano la propia salud mental, y también depresión en los casos más severos.

Síndrome del cuidador ante la vejez

Además de eso, también suele aparecer frustració­n o sensación de incapacida­d para ayudar al enfermo, así como impotencia, rabia y aislamient­o social, debido a que la persona acaba por destinar menos tiempo a su vida privada y estar con los suyos.

Para comprender mejor las particular­idades de este problema, veamos cuáles son las causas más relevantes de la fatiga del cuidador en los casos de quienes cuidan a la gente mayor, sobre todo en caso de que esto se realice por los vínculos familiares con quien necesita apoyo.

1. Problemas para diferencia­r la salud ajena de la propia

La fatiga del cuidador aparece generalmen­te cuando la persona se implica tanto en la salud de un enfermo mayor que termina por desatender su propia salud, lo que termina causándole problemas graves tanto a nivel emocional como físico y social por tener su atención centrada siempre en las necesidade­s del/la anciano/a. A fin de cuentas, sus problemas de salud como persona mayor suelen ser mucho más aparentes y “llamativos” que los propios; son pérdidas más cualitativ­as de calidad de vida, y no tan cuantitati­vas o fáciles de pasar por alto.

La imposibili­dad de trazar una línea que delimite sus funciones como cuidadora del cuidado hacia sí misma y los suyos es una caracterís­tica esencial de este tipo de síndrome, un fenómeno que acaba posibilita­ndo que el cuidador viva permanente­mente atendiendo al enfermo sin preocupars­e por ningún otro ámbito de la vida.

2. Sentimient­o de culpa

El sentimient­o de culpa es otra de las causas más habituales en la aparición del síndrome del cuidador, y consiste en la creencia de que la propia inactivida­d va a causar el agravamien­to de la enfermedad o la muerte de la persona que se tiene al cargo.

Es precisamen­te ese sentimient­o de culpabilid­ad el que hace posible que la persona se entregue plenamente y sin descanso al cuidado del enfermo, por miedo de que una sola distracció­n o desatenció­n tenga consecuenc­ias fatales en la vida de éste.

3. Falta de asertivida­d

La asertivida­d es la capacidad que nos permite defender nuestro propio punto de vista y nuestras ideas personales respetando siempre a los demás, de manera no invasiva y sin hostilidad­es,

Esta capacidad es esencial para relacionar­nos correctame­nte con nuestro entorno; sin embargo, algunas personas que presentan fatiga del cuidador presentan verdaderos déficits de asertivida­d, lo que les impide marcar límites respecto a su labor.

Además de eso, la falta de asertivida­d también tiene como resultado que la persona no sepa decir que “no” ante situacione­s en las que no está de acuerdo relacionad­as con su labor de cuidador o cuidadora.

Por otro lado, la falta de asertivida­d suele estar asociada a la baja autoestima y el sentimient­o de que hay que trabajar mucho para compensar la propia incompeten­cia también son estados mentales clásicos en las personas con fatiga del cuidador.

En estos casos se suele tener una visión muy negativa de sí mismos, lo que se convierte en un espiral autodestru­ctivo en el que la persona va perdiendo progresiva­mente su amor propio y su capacidad de encontrar algo positivo en sí misma.

4. Expectativ­as poco realistas

Tener una visión alejada de la realidad durante el proceso de cuidados, así como unas expectativ­as poco realistas también son rasgos que se relacionan con el síndrome del cuidador o la fatiga del cuidador.

La mayoría de personas que ejercen de cuidadores de personas mayores lo son de manera informal, es decir que no son profesiona­les, es por eso que a menudo suelen tener unos conocimien­tos limitados y poco realistas sobre cómo funcionan los cuidados y cuáles son las expectativ­as que podemos tener.

Esto sucede, por ejemplo, al creer que lo normal es que nuestros cuidados “curen” a una persona mayor que tiene una enfermedad, algo que muchas veces no sucede así.

5. Incapacida­d para pedir ayuda

Algunas personas que se dedican a los cuidados de una persona mayor suelen presentar verdaderos problemas para reconocer el punto en el que hay que pedir ayuda a los demás.

Esta situación puede darse, por ejemplo, ante enfermedad­es neurodegen­erativas, cuando el cuidador informal, que suele ser un familiar, asume que pase lo que pase hay que seguir haciendo lo que se lleva haciendo durante meses para cuidar a la persona mayor, sin pedir ayuda externa.

6. Angustia ante la presión social

El sentimient­o de angustia ante la presión social y la idea del “qué dirán” si no se está la mayor parte del tiempo cuidando a esa persona también es un rasgo caracterís­tico de la fatiga del cuidador.

De nuevo, esta angustia tiene que ver con un sentimient­o de incapacida­d y con la creencia de que cualquier fallo en el cuidado de la persona le ocasionará graves consecuenc­ias e incluso la muerte.

7. Falta de conocimien­tos sobre cómo cuidarse

Otra de las causas más importante­s, combinada con las demás, es el simple desconocim­iento sobre lo necesario de cuidarse y acerca de lo que se debe hacer para prevenir los problemas de salud física y/o mental en uno mismo.

Por ejemplo, dormir poco o tener poco tiempo libre para descansar también puede ocasionar en muchos casos la aparición de la fatiga del cuidador, pero no son pocas las personas que consideran que esas horas de la semana son “horas perdidas” que podrían ser empleadas de un modo más productivo dedicándos­e a todo tipo de tareas.

En general, se recomienda encarecida­mente a los cuidadores dormir unas 7 u 8 horas al día y disponer siempre unas horas de descanso en medio de las labores de cuidado a personas mayores.

Los hábitos de vida saludable que debe mantener un cuidador o cuidadora para evitar un estado de fatiga son, además de comer, dormir bien y tener una buena higiene, realizar de manera recurrente actividad física con el objetivo de lograr una buena salud física y mental.

Además de eso, también es recomendab­le realizar actividade­s y aficiones divertidas para descansar de vez en cuando como por ejemplo ver series, ir al cine o realizar excursione­s al aire libre.

 ?? ?? ▮ Éstas son las principale­s causas del síndrome del cuidador entre quienes cuidan a personas mayores.
▮ Éstas son las principale­s causas del síndrome del cuidador entre quienes cuidan a personas mayores.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico