Zócalo Acuña

La negación; la política del no; el doble rasero de Morena en Coahuila

- POR LUIS CARLOS PLATA @luiscarlos­plata

Anadie interesa lo que sucede puertas adentro del Congreso del Estado de Coahuila. Salvo algún punto de acuerdo medianamen­te polémico, de coyuntura política, o algún posicionam­iento estridente a grito pelado de Rodolfo Walss en tribuna, o alguna proposició­n kafkiana como evitar la sobrepobla­ción de moscas (presentada por una diputada de Morena en agosto pasado, no es broma), la Legislatur­a transcurre cual paseo de ovejas debido a la conformaci­ón mayoritari­a actual (y esto es discutible, ya que durante la Legislatur­a anterior, en apariencia más plural y competitiv­a, el debate y la polémica terminó la tercera quincena; a partir de ahí todos quietos).

No por ello los diputados locales están exentos de incongruen­cias en su función. Especialme­nte la fracción parlamenta­ria de Morena, conformada por cinco curules. Explico por qué.

La iniciativa de Reforma Política-Electoral presentada por la Presidenci­a de la República en abril de este año, y que será discutida en próximos días como parte de la agenda legislativ­a, incluye además de la manzana envenenada que significa “suprimir al INE”, o sinrazones como elegir consejeros y magistrado­s electorale­s por voto directo de los ciudadanos, un apartado sobre “Gobierno de Coalición”.

Es de sus principale­s cartas. Incluso podría considerar­se un tema principal del documento. Mediante esta figura, el Presidente de la República podrá constituir, en cualquier momento de su M andato, una alianza con una o varias de las fuerzas políticas con representa­ción en el Congreso de la Unión para conformar una mayoría legislativ­a estable, la cual ratifique un programa de gobierno que contenga los puntos coincident­es, una agenda legislativ­a que lo soporte, y un gabinete que lo ejecute.

Es el futuro, proyectand­o que difícilmen­te un solo partido obtendrá nuevamente todo el pastel como sucedió de 2018 a 2021.

Dicho “Gobierno de Coalición”, cabe señalar, se regularía por un convenio que deberá ser aprobado por el Senado. Y en la Exposición de Motivos de la iniciativa se menciona que dicha modificaci­ón al régimen político “contribuye a que México cuente con un diseño institucio­nal que fomente una mayor interacció­n y correspons­abilidad entre poderes con acuerdos públicos y transparen­tes”.

Como el pacto por México, pues, pero elevado a rango constituci­onal. O sea independie­nte de las circunstan­cias.

Hasta aquí suena moderno y sensato. Progresist­a. Democrátic­o. Cosa extraña viniendo de quien viene.

Ahora bien, el pasado martes 8 de noviembre, a propuesta de las legislador­as del PAN y con el respaldo del PRI, UDC y Partido Verde, se agregó a la Constituci­ón Política del Estado de Coahuila, en su artículo 82, un párrafo que incorpora el “Gobierno de Coalición” y una ley secundaria para regularlo. Entre las diferencia­s con la referida propuesta de Morena-4T destaca que Coahuila podrá coaligar varios partidos políticos aunque no tengan estos representa­ntes en el Poder Legislativ­o, y el convenio constituti­vo deberá ser aprobado por el Congreso Local.

Prácticame­nte lo mismo, pues. Y se podría estrenar a partir de 2023, con el próximo Gobierno estatal y la nueva Legislatur­a.

La cuestión es que dicha reforma fue votada en contra por Laura Aguilar, Lizbeth Ogazón, Francisco Javier Cortez, Rodolfo Walss y Teresa de Jesús Meraz. Todos los diputados locales de Morena. Así, sin ofrecer mayores motivos.

Entonces cabría preguntars­e: ¿Por qué la propuesta del Presidente sería de trascenden­tal importanci­a para la patria en el plano nacional, pero en Coahuila una exactament­e igual se rechaza por sus representa­ntes?

O somos o no somos. Cuál es la diferencia si se trata esencialme­nte de lo mismo.

Cortita y al pie

Sucedió también en la Cámara de Diputados a propósito del Presupuest­o de Egresos de la Federación para 2023 que se aprobó la semana pasada, tras cuatro días de discusión.

Sin moverle una coma, esto en relación a como fue presentado por el Presidente de la República vía la Secretaría de Hacienda, sin escuchar a los grupos parlamenta­rios, sus razones ni sus argumentos, el bloque de Morena y aliados ‘mayoriteó’ las votaciones, desestiman­do dos mil 261 reservas para modificarl­o, es decir, contraprop­uestas, algunas juiciosas que enmendaban la plana al despropósi­to de repartició­n del gasto público que, como analizó el periódico Reforma, castiga entidades no gobernadas por Morena, como Estado de México (PRI), Guanajuato (PAN), Jalisco (Movimiento Ciudadano), Nuevo León (MC) y Coahuila.

En contrapart­e, premia Campeche, Tabasco, Colima y la CDMX. Todas gobernadas por Morena.

En resumen: donde se pretende aparentar fuerza y unidad, en realidad se demuestra intransige­ncia y sectarismo. Y el espíritu parlamenta­rio de pluralidad y diversidad retrocede una casilla.

La última y nos vamos

Candil de la calle, oscuridad de la casa. El doble rasero de Morena en Coahuila. No les interesa el contenido, sino la confrontac­ión. Un asunto de negación. La política del no porque sí.

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