La estrategia del ‘aquí no pasó nada’, a un mes del morenista ejecutado vinculado con Berdeja Mmes
añana se cumple un
de la ejecución en Jalisco de Salvador Llamas Urbina, y también un año exactamente del homicidio en Nuevo León de Sergio Carmona Angulo, tamaulipeco conocido como “El Rey del Huachicol”. Ambas fechas, 21 de octubre de 2022 y 21 de noviembre de 2021, respectivamente, son significativas por una razón: los dos eran operadores financieros de Morena y en ambos casos el partido -y los implicados en vida con los fallecidos de forma violenta- procura el olvido en la opinión pública. Vuelta a la página. Aquí no pasó nada.
Pero sí pasó en realidad. Y no es cualquier asunto.
Como se publicó en este mismo espacio el 23 y 25 de octubre, “Chava” Llamas, consejero nacional de Morena, ocupaba sus fines de semana en la promoción del subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja, quien a su vez utiliza desde marzo pasado la mayor parte de su semana laboral en actos anticipados de campaña con el fin de ser designado candidato a Gobernador de Coahuila.
Como evidencia de su relación, el 6 de agosto de 2022 Llamas Urbina publicó en su cuenta de Twitter una fotografía junto a Ricardo Sóstenes con la leyenda: “Todo el respaldo a nuestro amigo @ricardomeb, quien llevará la Transformación a #Coahuila. Al igual que en Puerto Vallarta, acabará con la corrupción, la simulación y la impunidad de quienes solo se quieren servir del pueblo y no servir al pueblo”.
Días después, el 16 de agosto, se difundió en el periódico Reforma una “inserción pagada” (así la identificó el propio medio al calce de una media plana) para publicitar a Ricardo Mejía. Como responsable de la publicación figuró explícitamente María de Jesús Roa Romero, quien es directora de Comunicación Social del Ayuntamiento morenista de Puerto Vallarta.
Roa Romero, dependiente directa del finado Llamas Urbina, junto a este y otros zacatecanos formaban el “Grupo Zacatecas”, como se les conocía en el Municipio internamente por ser nativos de aquél estado y haber irrumpido en el Gobierno en 2021. Tras su muerte, 14 de ellos renunciaron a sus cargos.
Hay entonces un vínculo configurado con Mejía Berdeja mediante patrocinio de publicidad, propaganda con fines electorales.
Durante la conferencia de los jueves en Palacio Nacional sobre temas actuales de inseguridad en el país, Ricardo Sóstenes explicó el 27 de octubre, seis días después del asesinato, que “Chava” Llamas y su familia radicaban en Zapopan desde 2009, y se refirió a él como un próspero “empresario”.
“Se está revisando todo el detalle para poder tener una respuesta positiva y poder dar con los responsables y el móvil también que los llevó a este crimen”, dijo. Y caso cerrado.
No mencionó por ejemplo que Llamas Urbina fue candidato a Presidente Municipal de Zacatecas por Movimiento Ciudadano en 2013, y él acudió el 28 de abril de aquel año a respaldarlo públicamente a nombre del partido del cual todavía es militante. El 6 de mayo, cuando inició su campaña, también lo acompañó y publicó en Twitter una fotografía donde se abrazan, acompañada por un texto anodino: “Con @chavaesmx nuestro candidato
Vs delito en Buen Fin:
a Alcalde de #Zacatecas. Hoy inicia su campaña @MovCiudadanoMX”.
Hasta en eso hay un paralelismo: Llamas trabajaba en Puerto Vallarta, vivía en Zapopan, y buscaba cargos políticos en Zacatecas; mientras que Mejía trabaja en CDMX, vive en Acapulco, y busca cargos políticos en Coahuila.
Requerido vía transparencia en varias ocasiones, el Ayuntamiento de Puerto Vallarta se negó sistemáticamente a entregar documentación de Llamas Urbina relativa a títulos académicos, cédula profesional o carta de no antecedentes penales. Por separado el Sistema de los Servicios de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado del Municipio, organismo del cual era titular desde octubre de 2021, hizo lo propio: negativas de información por ser confidencial, y reservas durante los 13 meses que permaneció en el cargo hasta su muerte.
Incluso con evasivas tampoco quiso responder información pública de oficio como gastos y viáticos ejercidos en el desempeño de su servicio, así como el número de escoltas asignados a su protección personal cuando el funcionario era custodiado día y noche, y la naturaleza de su trabajo no lo requería ya que desempeñaba labores administrativas, no de seguridad. Extraoficialmente disponía de 24 elementos de la Policía Municipal, 12 por turno, algunos de los cuales han solicitado su baja de la corporación después del asesinato premeditado y con participación del crimen organizado, como aventuró la Fiscalía de Jalisco.
Para dimensionar: cuatro ediles del Ayuntamiento vallartense lo responsabilizaron previamente, en diferentes momentos, si algo llegase a pasarles, al sentir amenazada su integridad. En su natal Zacatecas también acumuló múltiples causas penales por agresión y posesión de armas.
Cortita y al pie
Cabe señalar que no tenía un “nombramiento físico” como “Jefe de Gabinete” que decía ostentar, pues era este “de carácter honorífico” según un oficio de respuesta, y en su última declaración patrimonial disponible, correspondiente a diciembre de 2021, afirmó contar con un ingreso de 300 mil pesos mensuales extras a su salario de 44 mil 810 pesos netos al mes en el Municipio de Puerto Vallarta.
Si bien Llamas Urbina constituyó en 2019 dos sociedades mercantiles con domicilio en Guadalajara (el 21 de enero Josal & Dazu Inmobiliaria, S.A.P.I. de C.V., y el 23 de enero Premium Quality in Fruits & Vegetables, S. de R.L. de C.V.), ambas permanecen inactivas. Además, vía una socia posee una participación menor en un rancho agrícola de Zacatecas, y mantuvo en operación con poco éxito el restaurante “Capital G”, en Zapopan, de finales de 2019 a mediados de 2022, donde pretendía instalar en su lugar un casino (el negocio por excelencia para el lavado de dinero).
La última y nos vamos
Con todos estos antecedentes, a un mes de la ejecución pretenden dar carpetazo al tema y el muerto al pozo y el vivo al gozo (en este caso, a una eventual campaña en Coahuila).
¿Y los demás fingiremos entonces que “aquí no pasó nada”?