La velada y la ofrenda
“Gaudeamus igitur Juvenes dum sumus” Himno tradicional universitario
E l festejo y el sacrificio tienen la duración de un destello. Es tan corta la fiesta que es necesaria la estridencia aliñada de afectos y recuerdos.
La pandemia nos privó del festejo y con él, de las ceremonias que, como las graduaciones, le dan constancia y sentido a los trabajos y los días.
Hace años aprobé el examen de maestría donde el bondadoso fallo del jurado me concedió la mención de honor. Hasta el viernes pasado distintas generaciones de posgrado pudimos recuperar con una gala en regalo a nuestras familias y en pago a nuestro esfuerzo y perseverancia.
Quiero compartir a ustedes mis lectores, la alegría doble, primero por verme de nuevo en mi Facultad engalanada y segundo porque el Congreso del Estado de Coahuila de Zaragoza declaró por unanimidad a Jurisprudencia como patrimonio inmaterial del Estado; iniciativa que tuve el honor de presentar y que hicieron suya todos los grupos y fracciones parlamentarias: a mis compañeros diputados mi agradecimiento por su generosidad, mi reconocimiento porque al hacerla unánime hacen que sea todo el Pueblo de Coahuila quien lo declare.
Mi agradecimiento a la Universidad Autónoma de Coahuila
donde aprendí que el saber debe fincarse en el bien para construir templos a la virtud.
Mi gratitud a la Facultad de Jurisprudencia donde en el camino que se anda con el cariño de mis maestras, maestros y compañeras, obtuve herramientas de paz para defender la razón, la justicia y el derecho y para fijar rumbo a la libertad por el ejemplo. Porque como universitaria, tengo libertad y creo en ella.
La Facultad de Jurisprudencia, a 80 años de su fundación, es patrimonio inmaterial del Estado de Coahuila.
Desde su explanada se construye ya el primer ágora universitario custodiado por el Instituto Tecnológico de Saltillo y su preciosa fachada que reproduce la de la real y pontificia, Universidad de México, a sus flancos el centenario Ateneo Fuente y la excelencia académica de Ciencias Químicas.
Entre el aura de aplausos y las nubes radiosas, olas familiares de ternura y fraternidad nos besan las frentes cubiertas por el birrete y acompañan el cambio de borla hacia la izquierda en seña ritual por el certificado recibido.
Además del triunfo de la humanidad por la vida contra el Covid, reconozco la decidida entrega del director Alfonso Yañez Arreola y del excoordinador de posgrado Raul Villarreal Flores, quiénes dieron organización y eficiencia a los estudios de maestría, cuyos graduados mantendremos encendida el ascua que hace verdadera la libertad que la alegría nuestra y de nuestras familias depositó esa tarde como ofrenda de gloria en el formidable regazo del cielo.