Universidades para el Bienestar: Otro fiasco de la 4T en Coahuila
Entiendo que a nadie le importa, pero ¿sabe usted qué ha pasado con las universidades para el Bienestar, Benito Juárez García en Coahuila?
En teoría existen, y fueron creadas por decreto el 30 de julio de 2019 para “enfrentar la injusticia y la desigualdad” traducidas en “la exclusión de jóvenes y adultos del acceso a la educación de tipo superior”. Subrayo: “tipo superior”. Como los quesos piratas (tipo Manchego o Parmesano).
Y también para “enfrentar la exclusión que padecen miles de localidades del país a las que no llegan las herramientas necesarias de conocimiento”. Sin embargo como en casi todo lo que lleva el sello de la cuarta transformación, pasar de la demagogia a los hechos, y convertir estos en resultados, ha sido el fallo constante.
Mejor dicho: todo queda en jarabe de pico. Ni siquiera se podría decir que se trata de buenas intenciones. Lo de siempre: romantizar el proceso y exaltar el pobrismo.
Sin mayor diagnóstico que un documento de 50 páginas repleto de dogmas de fe, las universidades para el Bienestar Benito Juárez García, se fundan y se rigen a través de un organismo coordinador, con sede en Pátzcuaro, Michoacán, descentralizado y sectorizado a la Secretaría de Educación Pública, a cargo de Raquel de la Luz Sosa Elízaga.
A su vez Juana Meza Rosales, ingeniero civil, funge como coordinadora operativa de los planteles que van construyendo. Y poco más se sabe del tema.
En el caso que nos ocupa, el Gobierno federal reporta en bitácoras haber ejecutado casi 60 millones de pesos por seis salones de clase edificados en el estado de finales de 2019 a mediados de 2021, con la misma estructura y usando un modelo idéntico: dos bodegones por cada sede, de las tres que hay en la entidad.
A la construcción, sobre terrenos ejidales primordialmente, la complementa una explanada de cemento pulido y unos baños mixtos. Ni siquiera existen bardas perimetrales en las obras.
Así, en términos de ingeniería civil, el conjunto no rebasa los 10 millones de pesos como valor. Una sexta parte de lo que oficialmente afirman haber gastado sin transparentar quién fue el proveedor ni cómo fue contratado.
¿Dónde quedaron los restantes 50 millones? Y su presupuesto es una incógnita, pues etiquetado globalmente para todo el país como “gasto programable” por mil millones de pesos cada ejercicio fiscal de 2020 a 2022 en el rubro “subsidios que no están sujetos a reglas de operación”, es prácticamente imposible de auditar pese a que se trata de recursos públicos.
Para 2023, en cambio, las universidades para el Bienestar Benito Juárez García, recibirán mil 476 millones 399 mil pesos; un incremento del 42 por ciento.
De las tres sedes en la entidad, una se ubica en Piedras Negras, la cual tuvo un costo de 20 millones 949 mil 597 pesos en 2020. Además de otras dos en La Laguna; en los ejidos Hidalgo, de Francisco I. Madero, a un precio de 23 millones 931 mil 885 pesos en 2020, y San Juan Villanueva, en Viesca, por
‘Es pecado, no delito’
O sea, los gays se irán
al infierno ¡Pero no a la cárcel!
Primero querían que pasáramos del
uber a los taxis...
Después dijeron, ¡fuera máscaras!, y pasaron a atracarnos 14 millones 529 mil 898 pesos en 2021.
Las tres representan un total de 59 millones 411 mil 382 pesos “invertidos” para estudiar Ingeniería en Procesos Agroalimentarios, Licenciatura en Estudios Sociales, Licenciatura en Medicina Integral y Salud Comunitaria, y Licenciatura en Enfermería y Obstetricia. Esta última, por ejemplo, no tiene validez oficial de la Dirección General de Profesiones de la SEP.
Dichos inmuebles, cabe señalar, no han sido inscritos en el Inventario del Patrimonio Inmobiliario Federal y Paraestatal del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales, dependiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. ¿A quién pertenecen si no los registran?
Por si fuera poco el organismo coordinador de universidades para el Bienestar Benito Juárez García, luego de tres años en operación no ha sido dado de alta en la Plataforma Nacional de Transparencia como sujeto obligado para responder solicitudes ni expone información pública de oficio en su página web, simplemente dispone de una dirección de correo electrónico y un número telefónico de atención.
Este ha sido un retroceso verificable casi en todas las áreas de la administración pública federal de 2018 a la fecha. Con la 4T volvimos 20 años en el a tiempo: a 2003, la época de la opacidad.
Cortita y al pie
¿Neta? ¿No sabes hacer
nada útil?
De acuerdo con la última actualización de cifras disponible, en Coahuila reportan mil 164 alumnos y 28 profesores ¡Aquí traigo los muebles pa’ la sala!
Arre, ¡Ya se armó chido
el depa!
No, we... así que me dedicaré a la política en octubre de 2022. No obstante no podemos conocer cuánto se paga a los docentes, quiénes son, y si en realidad cada estudiante menor de 29 años recibe la beca, Jóvenes Escribiendo el Futuro, de 2 mil 575 pesos mensuales, como supone su inscripción a las cuatro “carreras” disponibles.
Por lo demás dicha cantidad de matriculados, suponiendo sea real, no absorbe ni remotamente la demanda educativa no atendida en el estado, e inclusive el costo individual por inscrito en las universidades para el Bienestar Benito Juárez García, supera al de las universidades públicas. ¿Para qué sirven entonces?
La última y nos vamos
Y este, presumen, es uno de sus programas estrella del sexenio. ¿Cómo estará todo lo demás?