De espalda mojada
¿Por qué el fiscal general de la nación mexicana, Alejandro Gertz, decidió ir a tratarse de su padecimiento a Estados Unidos? ¿Acaso en nuestro país no hay buenos médicos de cualquier especialidad? ¿Por qué cree que en nuestro país no hay buenos especialistas y buenos hospitales, ya sean públicos o privados? ¿Por qué, siendo un funcionario público muy bien pagado, Gertz no puso el ejemplo de acudir al mejor hospital de México, con los mejores cirujanos de columna vertebral, como por ejemplo, el mejor traumatólogo, ortopedista o neurocirujano, el doctor Guy Broc? ¿Por qué hemos de tenerle confianza a un profesional, como dice ser, del Gobierno de la 4T, si él mismo no les tiene confianza a los profesionales de la medicina? Este elitismo es lo que irrita a la opinión pública, de allí los mensajes tan negativos refiriéndose a la hospitalización del fiscal en uno de los mejores hospitales de Estados Unidos, el Johns Hopkins de Baltimore (de cuya escuela de medicina por cierto es egresado el doctor Hugo López-gatell), de los que comentó López Obrador en su mañanera. “Bueno, ha habido mucha especulación y una actitud muy -no quiero usar la palabra, quiero suavizarla- yo diría -la voy a usar- miserable en torno a este asunto. Porque vi un video, vi un mensaje creo que en Twitter, y hay muchos deseándole la muerte. Incluso vi uno, qué bueno que haya resultado falso, atribuido a Diego Fernández de Ceballos, palabras más, palabras menos, que decía ‘lo que no logró la justicia lo logró el cáncer’ y empieza a haber lo que llaman retuit. Esa es una actitud inhumana, es una enajenación, es la pérdida de los sentimientos, eso es ser malo de malolandia”.
Hemos de decir que todo parece indicar que López Obrador no apoya a los médicos mexicanos, prefiere a los cubanos y al hospital militar. Su más reciente estancia en un hospital, donde le fue practicado un cateterismo cardiaco, fue en hospital central militar. Esos sí son sus cuates, ¿verdad? ¿Por qué no se los recomendó a su otro cuate, el fiscal? Seguramente porque Gertz le hubiera dicho: “No marches, Andrés, ya me voy a Baltimore, porque me duele horrible la espalda”.
Por lo que a mí respecta, habiendo estado hace unos meses tan grave con cáncer, sí he salido adelante ha sido gracias a la medicina mexicana en un hospital mexicano, privado -que pude pagar gracias a mi seguro- con médicos y médicas educados, la mayoría de ellos, en el Instituto Nacional de Nutrición. Les tengo tal confianza que nunca he considerado viajar al extranjero para atenderme.
Dicho lo anterior, me pregunto, ¿por qué protege tanto a Gertz? El sí que es malo de “malolandia”, por eso la gente, en general, no lo quiere, ni siquiera los de la 4T lo quieren, me lo han dicho. No es que una quiera que se muera, sino que el fiscal ponga el ejemplo. Se diría que siempre hace alarde de su dinero y su poder. Por eso no lo queremos, porque además ni es tan buen fiscal, por algo tiene tantos enemigos, entre más lo protege el Presidente, más dudas nos asaltan de esa peculiar relación entre ambos.
Imagino que Gertz, cuyo kilometraje indicaba que necesitará probablemente más “reparaciones”, nada más bebe vinos importados, come exclusivamente quesos importados, toda su ropa es importada, sus múltiples autos son importados y hasta su apellido es importado. No tengo nada contra las importaciones, al contrario, pero en el caso de Gertz, siendo el fiscal general de la nación, en uno de los países más violentos del mundo, sus constantes ausencias, por los motivos que sean, preocupan y ponen en peligro la estabilidad nacional. Es un puesto demasiado importante para que sea lidereado por un anciano y, además, enfermo. ¿Cuántos expedientes abiertos, muy comprometedores, no tendrá Gertz sobre sus espaldas, como para que haya tenido que ir al mejor hospital del mundo para que lo aliviaran de su peso?
En fin, el Presidente insiste en decirnos que: “Está muy bien Alejandro Gertz Manero, está haciendo su trabajo. Pues como todos, necesitamos a veces de alguna reparación, es una buena persona, un buen servidor público, y está trabajando”.
No, Alejandro Gertz Manero no es una buena persona. ni siquiera un buen mexicano.