REVOLUCIONARIA
Esta historia comienza con la peor pesadilla de cualquiera, la hija mayor de una familia adinerada de Puebla se encontraba tendida en su cama a los 13 años de edad, declarada legalmente muerta por el médico y ungida con los santos óleos para su eterno descanso, su madre, que se negaba a creer lo inevitable, se aferraba a la joven que parecía inanimada sobre su lecho; mi hija no puede estar muerta decía doña Carmen, y así sucedió; al cabo de dos días enteros de estar entre sollozos y oraciones, que María del Carmen Serdán Alatriste despertó de un episodio cataléptico que la hizo amar y aferrarse a la vida como si se tratara de un privilegio.
Y gracias al temple de su madre, esta jovencita no pasó por la pesadilla jamás concebida, despertar sepultada viva; por esa razón, antiguamente se colocaba una campanilla a lado de la tumba de los difuntos, a la que se le unía un cordel o un hilo, que a su vez iba atado a la muñeca del fallecido, para que si éste revivía pudiera jalar el cordón y hacer sonar la campanilla en señal de auxilio.
Por otra parte, cuando fallece alguien, generalmente se le vela por dos días, precisamente para descartar que esté en estado cataléptico, aquel que se caracteriza por ser una reacción del sistema nervioso que en el peor de los casos, deja a la persona paralizada durante horas o días, consciente o inconscientemente, incapaz de comunicarse, por lo que para evitar que una persona sea enterrada viva, su familia lo vigila esperando que despierte.
Aquí es donde nuestra joven renace para amar la vida y para crear un lazo de complicidad con su hermano Aquiles con quien guardaba una relación muy estrecha por tener personalidades muy afines, que los distinguían de sus otros dos hermanos, Natalia y Máximo; descendientes de un linaje liberal los Serdán Alatriste llevaban en su venas sangre de héroes nacionales.
El más célebre a esas fechas era el abuelo de Carmen, don Miguel Cástulo Alatriste Castro, quien había sido gobernador del Estado de Puebla, además de haber participado activamente en la Reforma Liberal y en la segunda intervención francesa donde fue capturado, fusilado y derramada su sangre por la patria; tiren con valor, que muero por mi patria, serían las últimas palabras del Benemérito del Estado de Puebla.
Tan prominente fue su abuelo que el mismo Emperador Maximiliano, le había ofrecido una pensión a la familia de Carmen como reparación de la pérdida de la vida de un idealista, refiriéndose a él como héroe, pensión que fue rechazada diplomática y categóricamente.
Bajo esos altos ideales, fue que se criaron y crecieron los Serdán Alatriste, pues eran además hijos de Doña María del Carmen Alatriste Cuesta y del abogado Manuel Serdán Guanes, redactor de “La Ley del Pueblo” considerado el primer plan de reforma agraria en el país; por ello, aunque de familia rica, los hermanos eran empáticos con el sufrimiento del pueblo mexicano, y por ello participaron activamente en la gesta de nuestra Revolución.
Carmen Serdán era muy bella, alta, delgada, inteligente, estudiada y gustosa de la buena lectura; fue pretendida por jóvenes de la época, inclusive estuvo pedida en matrimonio sin embargo no continuó con el noviazgo porque advirtió falta de seriedad y honestidad en su futuro marido, así de decidida e independiente era nuestra heroína en desarrollo.