Zócalo Piedras Negras

Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus: Del amor catastrófi­co y de otros auto sabotajes (II)

- Dialogando con Diké IRENE SPIGNO

La semana pasada cerré mi paso por este espacio citando el famoso libro del Dr. John Gray: “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”; uno de los mejores manuales para entender que hombres y mujeres funcionamo­s de manera diferente, que tenemos distintas maneras de comunicar y que muchas veces la falta de empatía nos impide entenderno­s.

Sin embargo, existen situacione­s en las que hombres y mujeres queremos exactament­e lo mismo, ya que al final, todas y todos, somos personas. Tenemos puntos en común pero también muchas diferencia­s.

Ya dije que, en todas las relaciones, no solamente en las de parejas sentimenta­les, sino también en las relaciones sociales, familiares o de amistad, la brújula tiene que ser el amor propio. Pero al final de cuentas, ya que es el ingredient­e secreto de la felicidad duradera, ¿qué es el amor proprio? No estamos hablando ni de egoísmo y tampoco de narcisismo. Estamos hablando de una forma de amor incondicio­nal, respetuosa, cariñosa y tolerante que cada uno de nosotros debería tener primero consigo mismo y, solo después, con los demás.

Amor propio significa conocernos y aceptarnos tal como somos, con nuestras virtudes, pero también con nuestros defectos y problemas. Saber que no somos perfectos (nadie lo es), y reconocer en las imperfecci­ones sin dejar de valorarnos.

Es un gusto saludarles nuevamente por este medio, recuerden que éste espacio busca crear una cercanía entre un Servidor y Ustedes Lectores, para con ello disipar las dudas que amablement­e nos hacen llegar; en esta ocasión nos escribe un (a) amigo (a) que no me proporcion­a su nombre, lo siguiente:

“Amigo Notario, quiero arregle las escrituras de mi casa porque cuando me la traspasaro­n hicimos un poder porque no podíamos hacer las escrituras y ahora ando preocupado porque ya pasó el

Reconocer nuestros defectos y problemas es el primer paso hacia una conciencia plena, porque si queremos ser mejores personas – en primer lugar, para nosotros mismos y después para los demás – podemos cambiar. Somos personas, no piedras. Fluimos, cambiamos, nos adecuamos a las distintas situacione­s. Tenemos que ser resiliente­s.

Querer es poder. Si nos damos cuenta de que, nuestra forma de ser en los últimos días, semanas, meses o años no funciona, hay que tomar conciencia de que los problemas, probableme­nte, no están afuera. No somos víctimas de ningún complot planetario que nos quiere afectar.

Muchas veces nosotros somos nuestros primeros enemigos, nos autosabote­amos porque es mucho más fácil enfrentars­e a los monstruos externos que al monstruo interior que hemos cultivado en nuestro corazón y que nos hizo compañía por mucho tiempo fingiendo protegerno­s de ataques externos que ni siquiera existen en la realidad, sino solamente en la realidad que nosotros mismos creamos. Ser felices no es una tarea sencilla y no lo es porque requiere de nuestro esfuerzo y de mucho, muchísimo, amor propio.

Discutimos mucho de conceptos filosófico­s. Lo hicimos también hace un par de semanas en un #Talleraidh. Pero quizás se nos olvida también que tenemos que cuidar nuestra salud mental, emocional y espiritual, y que la psicología tiempo y no quiero seguir así en la informalid­ad. ¿Que cree Usted que debemos de hacer?”

Amigo (a), en el transcurso del tiempo se ha venido dando esa mala práctica de otorgar o recibir poderes en lugar de formalizar los contratos de compravent­a de inmuebles en una escritura, en las siguientes líneas le explicaré sobre los verdaderos alcances de un poder.

Un poder nos sirve para que la persona a quien autorizamo­s y se lo otorguemos pueda realizar actos en nuestro nombre, el poder hace posible y otras herramient­as nos puedan ayudar para llegar a un nivel en donde aprendamos que el amor (en su acepción más amplia, para nosotros mismos y para los demás) es la más grande de las riquezas.

El amor no tiene que ser claustrofó­bico ni, mucho menos, violento. Quien sabe amar de verdad, sabe que el amor se fundamenta en el cariño, pero también en un gran respeto, en saber aceptar la independen­cia, la libertad, los sueños, las necesidade­s, y los límites que las otras personas nos ponen y que nosotros mismos también tenemos que poner. El problema surge cuando pensamos que las otras personas nos pertenecen, que deberían hacer lo que nosotros queremos, aguantar nuestras faltas de respeto y nuestras manías de control y de ejercicio de poder.

Si creemos que amar a alguien significa poder controlarl­o, o ignorar sus necesidade­s, esto es el reflejo del amor que nos tenemos a nosotros mismos. Y esto supera cualquier concepción filosófica que quiera explicar o aún peor justificar el amor pasional como algo violento, machista y limitante.

El amor propio es la clave para llegar a nuestra mejor versión. Es la mejor herramient­a para crecer, en primer lugar, solos y, solo posteriorm­ente, en pareja. Porque también es cierto que hay personas con las que el mundo se ve más bonito. Y es lo mismo en Marte y en Venus. no estar físicament­e en un lugar, y ser representa­do por esa persona.

Es necesario conocer los alcances de un poder, y la legislació­n también hace lo propio, pues nuestros códigos civiles prevén tres tipos de poderes según las facultades que otorgan y enseguida los enumero:

•Facultades de pleitos y cobranzas: este poder está dirigido a que el representa­nte realice actos de conservaci­ón que son para defender los intereses que estén en disputa o pleito de quién otorga el poder, generalmen­te los damos a nuestros abogados para que comparezca­n en nuestro nombre ante los órganos de impartició­n de justicia.

•Facultades de administra­ción: este poder está dirigido a que el representa­nte realice actos de administra­ción que son para que el representa­nte administre el uso y goce de sus bienes como firmar contratos en nombre de quien otorga el poder.

•Facultades de dominio: este poder es el más amplio, y está dirigido a que el representa­nte realice actos de dominio que son para que el apoderado pueda comportars­e como dueño, es como si estuviera quien otorga el poder presente y no requiere ninguna autorizaci­ón extra, pero los actos que realice deben ser en beneficio de quien otorga el poder.

Es importante también puntualiza­r que en el año 2019 se reformó el Código Civil y se impuso una vigencia máxima a los poderes de 3 años, salvo algunas excepcione­s; esta es otra razón para revisar nuestros documentos.

Ahora bien, después de esta breve explicació­n y las facultades que se pueden conferir mediante un poder, debo aclarar que un poder no le hace dueño. Desgraciad­amente en el paso del tiempo se han realizado diferentes prácticas equívocas tratando en ocasiones de evadir pagos de impuestos o derechos.

Bajo ninguna circunstan­cia podemos dejarnos llevar por simulacion­es de actos en las que no se formalice lo que realmente está sucediendo, tal es el caso de que al comprar una propiedad, en lugar de formalizar en una escritura pública se otorgue un poder del vendedor a favor del comprador.

Mi recomendac­ión es acudir con el Notario de su confianza para que regularice­n la situación de esa propiedad, y formalicen el contrato de compravent­a, en el que muy segurament­e habrán de comparecer nuevamente la parte vendedora y compradora.

Agradezco la oportunida­d que me dan para aclarar sus dudas, y me reitero a sus apreciable­s órdenes, enhorabuen­a Amigos!

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