Zócalo Piedras Negras

¡ ‘Destazar al INE’ es un golpe de Estado!

- ITINERARIO POLÍTICO RICARDO ALEMÁN

Gracias a un grupo de “chivatos” senadores del Partido Morena, hoy conocemos las verdaderas intencione­s de López Obrador y de su secretario de Gobernació­n, para dar muerte al INE.

Y es que durante el encuentro de Adán Augusto con un grupo de legislador­es lacayos del partido oficial, el titular de Gobernació­n les dijo a los senadores “lopistas” que “la orden presidenci­al es destazar al INE; desmembrar­lo por completo”.

Sí, “destazar y desmembrar” al Instituto Nacional Electoral.

Curiosamen­te, “destazar” y “desmembrar” son expresione­s que definen a dos de las más crueles atrocidade­s cometidas por las bandas criminales en México; casualment­e uno de los países en donde se cometen no solo el mayor numero de hechos crueles, sino algunas de las peores atrocidade­s del mundo.

Pero más allá del lenguaje criminal utilizado por el Presidente mexicano y por su secretario de Gobernació­n para eliminar al árbitro electoral -lo que confirma el talante dictatoria­l de Palacio-, la atrocidad que llevará a cabo el Gobierno de AMLO contra el INE resulta, en rigor, un “golpe de Estado”.

¿Por qué? Porque las nuevas reglas electorale­s propuestas por el presidente Obrador y que avalarán en el Senado los lacayos de Palacio, no solo violan la Constituci­ón mexicana sino que les arrebatan a los ciudadanos uno de los derechos fundamenta­les: el derecho al voto libre, al sufragio efectivo, a la no reelección y a las elecciones confiables y transparen­tes.

Además, como ya se dijo, la atrocidad ordenada por López contra el INE, reúne todas las caracterís­ticas de un “golpe de Estado”; se trata de una violación constituci­onal ordenada desde lo más alto del poder y operada por el Congreso, con el aval de los militares.

Pero vamos por partes. Está claro que en el México de hoy –un país polarizado de manera deliberada y en donde existe un temor endémico a las palabras-, resulta pecaminoso hablar de “golpe de Estado”.

Más aún, hace casi 5 años, cuando aquí utilicé por primera ocasión la expresión “golpe de Estado”, para identifica­r uno de los mayores peligros del López Obrador, parece que invoqué a las peores fuerzas demoniacas.

Muchos se escandaliz­aron, otros se dijeron sorprendid­os y los menos me llamaron “exagerado” y hasta “ignorante”.

Por eso, desde entonces, en cada ocasión que hablo de los repetidos intentos golpistas que propone el Presidente mexicano y su partido, expongo la definición de “golpe de Estado”.

Según la tradición francesa del término -que rescata Bobbio en su Diccionari­o de Política-, el “golpe de Estado” se define “como una violación deliberada de las formas constituci­onales, por un gobierno, una asamblea o un grupo de personas que detentan la autoridad…”

¿Y quién o quiénes llevan a cabo el “golpe de Estado”?

“En el primer caso el soberano; en el segundo el titular o los titulares del poder político; en el tercero un sector de funcionari­os públicos y los militares, cuya tajada de poder va, de hecho, desde una importante influencia en algunos países hasta un papel de auténtica tutela u ocupación interna, en otros”.

Y ahora vamos a las preguntas:

1.- ¿Quién ordenó “destazar y desmembrar” al INE? Todos lo saben, se llama López Obrador y despacha como Presidente.

2.- ¿Quién lleva a cabo la atrocidad política, violatoria de la Constituci­ón, de destruir al INE? Todos lo saben; el primer golpe estuvo a cargo de lacayos diputados de Morena y el segundo golpe lo llevarán a cabo lacayos senadores de Morena.

3.- ¿Qué intención política existe detrás de la orden de “destazar y desmembrar” al INE; el mismo INE que legitimó al Gobierno de López? Todos lo saben: Obrador intenta imponer un Maximato o la reelección.

4.- ¿Y qué papel jugarán los militares en el golpe de Estado? Todos lo saben; avalarán el golpe y reprimirán las protestas.

5.- ¿Qué garantía tendremos los ciudadanos, en 2024, de elecciones limpias, libres, confiables, transparen­tes y legítimas? Pocos saben que no tendremos elecciones limpias, libres, confiables, transparen­tes y legítimas, ya que la presidenci­al del 2024 estará en manos del Gobierno federal, de López Obrador.

Pocos quieren ver que esa es la estratagem­a perversa de AMLO: destruir al INE para volver a las elecciones de Estado, al mejor estilo de Bartlett y del viejo PRI.

Por eso, está en manos de los ciudadanos impedir la atrocidad ordenada por el Presidente contra el INE; atrocidad que se impedirá mediante la protesta y la movilizaci­ón.

Y es que al final del túnel aún aparece una luz de esperanza; una luz llamada Suprema Corte de Justicia.

Al tiempo.

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