GDL: Y CUANDO, POR FIN, SE PARA UN CAMIÓN...
Sigue y sigue la pesadilla del transporte urbano. Caso concreto, la Zona Metropolitana
de Guadalajara: el periódico local Mural nos cuenta la situación de
María Guadalupe: sale de su casa, en el Municipio de El Salto, las 4:40 horas para tomar un primer camión. Toma otro más en el Centro de Guadalajara y finalmente llega a su trabajo, en la Calle Medrano, a las 7:00 horas. Llega a su casa por ahí de las 19:30 horas. En total le toma casi cuatro horas diarias de viaje. Sí, cada día.
Su caso no es aislado. Es uno de muchos. Porque la realidad es que el transporte público es un desastre. Y un negociazo.
El problema principal de esto es el desastre, claro, pero el hecho de que sea un negocio particular no ayuda, sino todo lo contrario. Toda iniciativa para mejorarlo topará siempre con los intereses de los dueños.
Por ejemplo, la mejor ruta, en términos de negocio, es la que pasa por el centro de la ciudad. Por eso es que veíamos los camiones amontonarse en la principal arteria del centro, la avenida Alcalde. O en el mejor de los casos, avanzar en fila india, uno tras otro, a vuelta de rueda.
Pero para una persona que necesita viajar por la ciudad, pasar por el centro no es necesariamente la mejor ruta. Y tener que realizar dos o tres trasbordos, pagando cuota completa en cada uno de ellos, es un verdadero golpe al bolsillo.
Y hay que recordar que los ricos y famosos no viajan en el transporte público de esta ciudad. En
Nueva York tal vez sí se den tiempo para hacerlo, porque es turismo y además retrata muy bonito.
Pongo otro ejemplo: yo vivo en una zona céntrica de la ciudad, en línea recta con la zona donde trabajo, junto al concurrido auditorio Telmex, misma a la que llega, sin desviaciones, otra importante avenida tapatía, Las Américas.
Pues bien (o mal), no hay una simple ruta de transporte que me lleve de aquí hasta allá.
Tengo que tomar la ruta que se llamaba 634… y ahora cambió de denominación, con tantas variantes que si me descuido acabo perdido en otro rumbo de la ciudad. Pero esa ruta me deja en Zapopan, justo en la estación de tren ligero… que está a dos kilómetros de mi destino, veinte minutos de caminata. Así que si tengo prisa, o no puedo caminar, tengo que ir a otra esquina para tomar un segundo camión.
¿Por qué? Porque el transporte público en la capital de Jalisco y segunda zona metropolitana del país es un desastre. Y, no lo olvidemos, un gran negocio.
Otra noticia, del mismo diario: en tan sólo un año, aumentaron las contingencias por contaminación ambiental en un 150 por ciento. La contaminación misma es de 15 a 20 por ciento mayor que la del año pasado.
Seguiré el jueves. Pero platíqueme cómo le va en su ciudad.