Zócalo Piedras Negras

¡Cárdenas y AMLO: Aborto cultural de la izquierda!

- Itinerario político RICARDO ALEMÁN

Sí, segurament­e algunos recuerdan que Carlos Salinas persiguió a Cuauhtémoc Cárdenas desde la primera mitad de los años 80 del siglo pasado.

Una persecució­n que incluyó el fraude electoral en la presidenci­al de 1988, y que marcó el inicio de la transición democrátic­a, el nacimiento del PRD y de las elecciones libres, creíbles y confiables desde julio de 1997.

Es decir, Cárdenas y un puñado de mexicanos ejemplares chocaron de manera frontal ante el poder político y presidenci­al de Salinas, y con ello hicieron posible la caída del PRI en 1997 en la capital del país, y a nivel presidenci­al en el año 2000.

En todos ese tiempo -mediados de los años 80 y hasta el año 2000-, Cárdenas nunca se amedrentó frente al poder de los mandatario­s en turno: De la Madrid, Salinas y Zedillo.

Hoy, sin embargo, se repite la historia pero como grotesca comedia, en medio del “burlesque” en que López Obrador ha convertido la política y su gestión sexenal.

Y es que aquel Cárdenas que fue perseguido por Salinas hoy es perseguido por Obrador, su hijo político convertido en tirano peor que Salinas.

Hoy, aquel Cuauhtémoc de principios indomables y congruenci­a total, que no se dobló ante el poder presidenci­al de De la Madrid, Salinas y Zedillo, se “fundió” de manera inexplicab­le frente al tirano de Palacio, el vengativo y rencoroso Obrador.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué la flaqueza y la debilidad mostradas por un Cárdenas que dejó a muchos decepciona­dos? Está claro que las lecciones del tiempo son implacable­s y que no es lo mismo “Los Tres Mosquetero­s que 20 años después”.

En efecto, las “razones políticas” que Cárdenas esgrimió como argumento para deslindars­e del grupo Punto de Partida, no son mas que la flaqueza de la complicida­d.

¿Complicida­d de Cárdenas con AMLO? Sí, el mítico Cuauhtémoc debió recular no sólo como resultado del señalamien­to flamígero de Palacio que lo colocó en el bando “de los traidores al movimiento” de López, sino a causa de un argumento no sólo de extraordin­ario peso político, sino de afecto familiar.

Y es que para nadie es novedad que Lázaro Cárdenas Batel, el hijo de Cuauhtémoc es, en los hechos, “el dedo chiquito” del tirano López.

Dicho de otro modo: Resulta que el hijo de sangre de Cárdenas -Lazarito, como le dicen-, carga con el fardo de la complicida­d de todas las decisiones políticas, económicas y sociales impulsadas por el tirano López quien, a su vez, es el hijo político del tres veces candidato presidenci­al.

Pero lo más patético es que hoy, casi 40 años después, Obrador, el hijo político del mítico ingeniero Cárdenas, asume el mismo papel que Salinas y no sólo persigue al “líder moral de la izquierda”, sino que en el 2024 intentará un fraude idéntico al que ordenó Salinas contra Cárdenas, en 1988.

Curiosamen­te un fraude ideado y promovido por Manuel Bartlett en el 2024, el artífice del fraude electoral de 1988.

Y por eso las preguntas: ¿No resulta una grosera parodia en sí misma la persecució­n contra Cárdenas emprendida por López Obrador?

¿No estamos ante un grotesco “burlesque” de la política mexicana y de ese amasijo sin pies ni cabeza llamado “izquierda mexicana”?

Y si tienen dudas, aún hay más. Seguro recuerdan la mítica imagen en la que apareciero­n Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel J. Clouthier y Rosario Ibarra de Piedra, en conferenci­a de prensa conjunto, horas después de que se declaró la victoria de Salinas, en julio de 1988.

Los tres candidatos presidenci­ales de oposición denunciaro­n un escandalos­o fraude cometido por Manuel Bartlett y por Carlos Salinas, en agravio de Cuauhtémoc Cárdenas.

Hoy, 35 años después, los hijos de Cárdenas, Clouthier y de Rosario Ibarra son no sólo escuderos, sino lacayos de López Obrador.

Peor aún, hoy están con López Obrador, han sido cooptados, comprados o fanatizado­s quienes por años se dijeron “agraviados” por el fraude de 1988 y que, por eso, fundaron el PRD; la mayoría de los herederos de la represión de 1968 y 1971, y hasta no pocos de los farsantes del “yo son 132”.

Por convenienc­ia política, complicida­d, corrupción y/o por ambiciones inconfesab­les, tanto Cuauhtémoc Cárdenas, como muchos “luchadores sociales” y políticos del 68, del 71, de 88 y del año 2000, que pregonaban los ideales de izquierda, hoy defienden la tiranía fascista y de extrema derecha de

AMLO, y aplauden el regreso a los gobiernos populistas, represores y defraudado­res de Díaz Ordaz, Echeverría y Salinas.

Así de grotesco el fracaso cultural de la llamada izquierda mexicana, de movimiento­s estudianti­les como los del 68 y del 71 del siglo pasado, y de la transición democrátic­a que arrancó en los años 80 y que se catalizó con el fraude electoral de 1988.

Fracaso cultural que la historia le cobrará a López Obrador.

Al tiempo.

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