El nuevo progresismo de la izquierda. (primera parte)
Apartir del proceso electoral del año 2006, en el que Andrés Manuel López Obrador participó por primera vez como candidato a la Presidencia de la República con la coalición “Por el Bien de Todos”, conformada por el PRD, el PT y Convergencia, en el cual tuvo resultados adversos, el excandidato y los tres partidos que lo postularon se dieron a la tarea de empezar a conformar diversos frentes político-electorales hasta después del año 2012, con los cuales buscaban preservar las posiciones ganadas, postular candidatos comunes, defender una agenda legislativa y mantener unidas a las fuerzas de la izquierda.
Así nació el “Frente Amplio Progresista”, el cual suponía concentraba a los partidos progresistas mexicanos. Este frente era conformado por el PRD, el PT y el Partido Convergencia. La Coordinación Política Nacional era ocupada por los dirigentes nacionales de estos tres partidos: Jesús Ortega Martínez por el Partido de la Revolución Democrática; Alberto Anaya por el Partido del Trabajo y Luis Maldonado Venegas por Convergencia.
Fue en el 2011, cuando quien esto escribe, empecé a considerar al progresismo como la mejor alternativa para una sociedad. Y es que, la verdadera virtud de esta corriente lo es que, las capacidades del individuo deben ser lo único que determine el límite de sus aspiraciones y no las condiciones sociales en las que le tocó nacer. Por lo tanto, la responsabilidad del Estado radica en generar las condiciones de igualdad, para que sea el esfuerzo humano la única variable que provoque una desigualdad social.
Su concepto lo define como la tendencia al pragmatismo político que abarca ideologías de la centro-izquierda y ciertas posturas de la centro-derecha. Formada por doctrinas filosóficas, éticas y económicas que persiguen el progreso integral del individuo en un ambiente de igualdad y justicia; los progresistas persiguen el “progreso indefinido” en lo social, económico, político e institucional en lo que al Estado se refiere.
Tal fue mi convicción sobre esta ideología, que a partir del año 2011 fui nombrado como representante único de ese frente progresista ante el total de los órganos electorales locales y federales. Dicho cargo lo desempeñé hasta el año 2014, tiempo en el que Morena por fin obtuvo su registro como partido político nacional, y con su formalización llegaron un sin número de personajes desconocidos a nuestro estado, que se decían progresistas recalcitrantes sin serlo, pero que por recomendación ocuparon el total de las carteras de ese nuevo partido.
Uno de estos advenedizos dirigentes de morena dijo en entrevista, que para ellos el progresismo seguía vigente en su ideología, “Para nosotros es prioridad velar por las libertades sexuales y por la obligación del Gobierno de dirigir todas sus fuerzas hacia los más desprotegidos con ayudas directas”, asumiendo que esa era la principal misión del progresismo puro. Por otro lado los del Partido del trabajo se asumen como la verdadera transformación progresista, aunque a decir verdad jamás han expresado lo que entienden por progresismo.
Por desgracia, es evidente que de manera errónea estos personajes de la izquierda consideran que el progresismo en una sociedad consiste en concederle a la misma, las más amplias libertades, incluso en el área de responsabilidad laboral y sexual, como una fórmula para la felicidad… continuará.