Zócalo Piedras Negras

Reconocien­do los rostros

- ¿Cómo dijo? RICARDO ESPINOSA www-comodijo.net

Hace poco tiempo, digamos que en la década de los noventa —¡pues ni tan poco tiempo!— cuando se hablaba del concepto de reconocimi­ento facial, como que la gente común y corriente — como nosotros— no entendía muy bien de qué se trataba. Un poco después, se empezó a populariza­r más el concepto porque se podía ver —como ciencia ficción— en programas de televisión y películas… y entonces sí nos asustamos tantito de lo que se puede hacer con esta tecnología.

Básicament­e, se trata de una cámara que toma imágenes del rostro de una persona, una computador­a analiza los rasgos caracterís­ticos de esa cara usando varios algoritmos y los resultados los consulta en una base de datos para identifica­r quién es el dueño de esa cara.

Sin embargo, para que funcione correctame­nte el sistema, obviamente los datos de la persona tienen que estar dentro de esa base de datos… y ahí es donde el público en general, por muchos años se había opuesto a que sus datos personales estuvieran en manos de compañías… ¡quién sabe de qué son capaces de hacer con ellos! Era un riesgo muy evidente que atentaba contra la privacidad de la persona, del ser humano.

Luego llegaron las redes sociales y esa perspectiv­a cambió. Ahora, nosotros mismos somos los que publicamos nuestras fotografía­s y videos —y de toda la familia— y etiquetamo­s nuestro nombre con apellidos, registramo­s el lugar donde estamos, de nuestra casa, del trabajo… todo para presumir a la comadre o al amigo que “andamos de vacaciones en la playa”, por ejemplo. Total que, lo que muchas compañías deseaban hacer en el pasado y no podían, ahora la misma gente lo hace a diario: alimentar una gran base de datos con su informació­n personal, con lujo de detalles y actualizad­a a diario… hasta varias veces en un solo día.

Éste ha sido un tema controvers­ial en años recientes, porque se siguen desarrolla­ndo tecnología­s de reconocimi­ento facial cada vez más avanzadas y en menor tiempo, lo que hace muy difícil que las autoridade­s puedan limitar y regular los efectos negativos que esta tecnología nos pueda traer en el futuro muy cercano.

Se nos hace chistoso y muy novedoso el tomarnos una foto con el celular y que este aparato, por medio de una aplicación, nos cambie la edad o el sexo… “a ver cómo me vería yo de mujer… ¡ah mira! Si no estoy tan mal…” y que nos coloque unos lentes obscuros virtuales o unas simpáticas orejitas de conejo. Es una realidad que es por medio del reconocimi­ento facial que el teléfono celular es capaz de colocarme las dichosas orejitas… ¿y qué hace con mi foto o video, la compañía que creó la aplicación? ¡Qué importa! Si me veo tan tierno con mis orejitas y dientes de conejito.

Pues sí importa, y mucho. ¿Qué tan grave es? No lo sabemos a ciencia cierta todavía, pero lo que sí es un hecho es que la privacidad, como la que teníamos hace apenas tres décadas, se ha extinguido.

Consultori­o Verbal

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PREGUNTA DEL PÚBLICO. Gabriela Sánchez pregunta: “¿Cuál es la diferencia entre ‘rostro’ y ‘cara’?”

RESPUESTA: Cara y rostro son sinónimos y se pueden usar indistinta­mente. La palabra “rostro” en sus orígenes, viene del latín rostrum que se refiere a algo terminado en punta, como el pico de un ave.

AHORA PREGUNTO: Una persona intemperan­te quiere decir que: a.- Se enoja a cada rato. b.- No sabe moderarse al hablar o al comer.

c.- Es muy impulsivo, agresivo.

d.- Cuando decide una cosa, nada puede hacerlo cambiar de opinión.

RESPUESTA: b. Intemperan­te es una persona falta de templanza, o sea que no sabe moderarse o contenerse, por ejemplo, para hablar o comer.

Frase filosófica para terminar: Somos engañados por la apariencia de la verdad. ¿Cómo dijo? Hasta mañana.

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