Zócalo Piedras Negras

‘Cabotaje-chantaje’

- De Política y Cosas Peores CATÓN

Noche de bodas. En las noches de bodas siempre sucede algo interesant­e. La recién casada se sorprendió al ver que su flamante maridito se arrodillab­a al pie del lecho, juntaba las manos e inclinaba la frente. Le preguntó, intrigada: “¿Qué haces?”. Respondió él: “Estoy orando para pedirle guía al Cielo”. Le dijo ella: “Tú pídele fuerza y resistenci­a. De guiarte me encargo yo”. Gustavino era un joven muy romántico. En un bar vio a una hermosa mujer y al punto se prendó de ella. Le dijo con acento emocionado: “Señorita: Desde el momento mismo en que la vi le entregué mi corazón. Estoy dispuesto a pasar con usted toda mi vida”. Al punto respondió la mujer: “Te va a salir muy caro, guapo. Cobro a 5 mil pesos la hora”. La madre de Dulciflor le preguntó: “Ese hombre con el que estás saliendo ¿es formal?”. “Claro que sí, mamá -respondió la chica-. Ya tiene 15 años de casado”. El jefe de los antropófag­os llegó a su choza y sorprendió a su esposa en brazos del explorador blanco. Al ver eso prorrumpió en voces de iracundia y dando saltos simiescos amenazó con su lanza a la mujer. “No te pongas así, Kanibal -le dijo ella-. Te estoy calentando la comida”. Babalucas era dependient­e en la tienda de abarrotes del pueblo. Llegó una clienta y le pidió: “Deme un kilo de frijol, y si tiene huevos una docena”. Babalucas, con gesto decidido, le dio 13 kilos de frijol. “Fuerza del consonante, / a lo que obliga; / a decir ‘elefante’ / en vez de ‘hormiga’”. Ya casi nadie hace poesía rimada ni medida. Formas clásicas como el soneto o la espinela se consideran antigualla­s. Dura exigencia era, en efecto, rimar y medir los versos. Incluso a un gran poeta como López Velarde, artífice de la consonanci­a y de la métrica, se le escapaban cacofonías como aquella de “Amiga que te vas, / quizá no te vea más”. A cierto versificad­or lo desafiaron a hacer una cuarteta en la que apareciera la palabra “triunfo”, que con ningún otro término usual rima. Escribió: “Para celebrar su triunfo / quiere el general Rivera / que hoy mismo le traigan un fo- / nógrafo de primera”. El recurso es válido, y no son pocos los poetas que lo han utilizado. Todo esto viene a colación porque la palabra “cabotaje” rima con “chantaje”. El presidente López amenaza a las líneas aéreas nacionales: si no bajan el precio de sus boletos permitirá que compañías extranjera­s transporte­n pasajeros entre ciudades del país. ¡Como si las tarifas pudieran bajarse por orden presidenci­al! En todo caso ordene que baje el precio de las tortillas. Feo asunto es ése del cabotaje. Uno de mis cuatro lectores, HMR, me hace una pregunta al mismo tiempo inteligent­e y filosa: Antonio López de Santa Anna vendió el territorio nacional. Andrés Manuel López Obrador ¿venderá el espacio aéreo?... Doña Jodoncia, la esposa de don Martiriano, le comentó a su hija casada: “Tu papá no fuma, no bebe, no se desvela con amigos. ¡Vieras el trabajo que me cuesta hallar un pretexto para pelear con él!”. Una ancianita llevó a su viejito con el urólogo. El señor tenía muy lastimada su parte de varón. “No sabemos a qué se deba, doctor -le dijo ella al facultativ­o-. Ya no hacemos cosas, y mi marido no sale de la casa”el médico hizo el interrogat­orio clínico y luego examinó al paciente, pero no pudo dar con la causa de las lastimadur­as que el anciano mostraba en su atributo. En eso el viejecito dijo que sentía ganas de hacer una necesidad menor. El doctor lo llevó al baño. Al regresar le dijo a la ancianita: “Ahora sé por qué su esposo tiene tan lastimada esa parte. Cuando vaya al baño a hacer del uno dígale que al terminar sacuda, no exprima”. FIN.

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