Zócalo Piedras Negras

Victoria es el nombre de la patria

- La línea del tiempo OTTO SCHOBER ottoschobe­r@prodigy.net.mx

En famosa la portada de los libros de texto gratuito de 1959, conocido como La Patria, en la que aparece una hermosa mujer de rasgos indígenas, de tez morena, vestida de blanco, portando un libro en su mano derecha y en la izquierda el Lábaro Patrio. Lo único que se conocía es el nombre del autor, el pintor muralista Jorge González Camarena, a quien se le da el crédito como autor de la cubierta del libro en la página 7 en el decreto expedido por el presidente López Mateos el 12 de febrero de 1959, con una breve explicació­n: “Es la reproducci­ón de un cuadro que representa la nación mexicana avanzando al impulso de su historia y con el triple empuje cultural-agrícola-industrial que le da el pueblo”, y de la modelo… nada. Esta mujer nació en Cuaxamaluc­an, registrada en Tetla el 16 de diciembre de 1922, población que perteneció a Tlaxco, Tlaxcala el San Agustín Tlaxco, Tlaxcala, en que se dividió en dos municipios. Su nombre fue Victoria Dorantes. Llegó a la Ciudad de México en los años 40’s a la edad de 19. A los 17 se había casado con un joven guardaespa­ldas al servicio del general Corona del Rosal.

Ella laboraba como mesera en el bar “El Rancho del Artista” por la Ave. Coyoacán, entre las calles de Matías Romero y Ángel Urraza, propiedad de Francisco Cornejo, de quien se insinúa era amante de Victoria. Ahí se daban cita pintores, turistas, poetas y políticos, donde Victoria conoció a Diego Rivera, Pablo Neruda y por supuesto, a Jorge González Camarena. En alguna ocasión Victoria le mostró unos dibujos a Diego Rivera y éste exclamó: “Miren a la Doré, digámosle mejor La Dorénlas”, en alusión a Gustav Doré, desde entonces la joven era conocida como Victoria Dorenlas.

El pintor Jorge González Camarena quedó impresiona­do de la belleza de Victoria e intentó cortejarla con el pretexto de que fuera su modelo, sin que la bella mujer respondier­a a sus requerimie­ntos estéticos y sentimenta­les. El esposo de la joven murió en una refriega, González Camarena se entera, espera que transcurra­n 40 días por el duelo y regresa al cortejo, ahora con éxito, la hizo su amante, a pesar de estar casado con una bellísima francesa. Fue entonces que nació el famoso cuadro de González Camarena, un óleo sobre tela de 1.20 por 1.60, pero no fue el único cuadro en que utilizó a Victoria como modelo, la pintó y dibujó frenéticam­ente en óleos, tintas, estudios, bocetos, retratos, murales, proyectos y carteles, como lo fue la portada del libro que nació como cartel. A la muerte de González Camarena, Victoria se fue a París donde tuvo una vida disipada ahogada en alcohol, vagando de un lugar a otro, hasta que una dama de apellido Braylowsky la rescató y la regresó a México.

Regresa a Tlaxcala a vivir en San Martín Xaltocan al lado del pintor, escultor y poeta Cutberto Escalante, del que pronto se separó después de pleitos constantes, muriendo sola y olvidada en su pueblo natal. Su rostro quedó grabado por décadas y generacion­es en la memoria de millones de mexicanos, fue impreso en 400 millones de libros de texto gratuito desde 1960 a 1972 y adorna un mural de la Universida­d de la Concepción en Chile. Victoria, es el nombre olvidado de la Patria. (Datos tomados de: “Buscarán a descendien­tes de Victoria Dorantes de Rubén Hernández/quadratin Tlaxcala”; “La Patria nació y murió en Tlaxcala de Ismael Vidales”; “La Patria fue mesera de Carmen Libertad Vera, 15 may 2013” y “Artículo de Willebaldo Herrera en Revista proceso, 7 sep. 1992”)

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