El nuevo progresismo de la izquierda. (Parte final)
La elección en Coahuila está en etapa de precampañas, en ella los aspirantes a una candidatura para contender por el Gobierno de Coahuila, deben dirigir sendos mensajes al interior de sus partidos, con el único fin de demostrar que son los idóneos para representarles en la elección constitucional local 2023.
Así pues, Ante la diversidad de ideologías que se suponen representan cada uno de los partidos, se debe entender que el mejor perfil que pudieran elegir al interior de cada uno de ellos para contender en su nombre, deberá ser aquel que verdaderamente conozca, sienta, entienda y se identifique con su ideología partidista.
Tal cual lo dije en la entrega pasada, la izquierda progresista es la doctrina que más me complace, por tal motivo me he dado a la tarea de escuchar con atención las propuestas o mensajes que los precandidatos que se dicen ser de esta ideología declaman a todo aquel que quiere escucharlos. Así pues, debemos identificar que quienes se dicen izquierdistas-progresistas son los siguientes precandidatos y partidos: Armando Guadiana por Morena, Lenin Pérez por Unidad Democrática de Coahuila y Ricardo Mejía por el Partido del Trabajo.
En coincidencia, todos ellos aseguran que el progresismo es su ideal de vida, por lo que su prioridad, en caso de ser electos, será la de velar por las libertades laborales y sexuales de la sociedad, así como por la obligación de que el estado, a través del Gobierno dirija todas sus fuerzas hacia los más desprotegidos, destinado entonces ayuda directas y en efectivo a los de dicho sector, como asumiendo que es esa la principal característica del progresismo puro.
Encontré también, que todos dicen considerar que el progresismo tiene la característica de posicionarse a través de luchas beligerantes, poco compatibles con la democracia; además, aseguran abanderar aspectos tales como el aborto y el libre desarrollo de la personalidad garantizando para ello políticas públicas encaminadas a permitir tales acciones y conductas. Es decir, que para ellos el progresismo concibe el acto sexual como un juego placentero sin más complicación ni mayores consecuencias, y que si la mujer queda embarazada por accidente, la solución es el aborto, como si el progresismo pudiese destruir los factores sentimentales y emocionales que le sobrevienen a la mujer después de esa acción. Como verdadero progresista, niego por ser falso, que el progresismo verdadero que desafortunadamente ha frenado su avance en México, sea el mismo que describen estos nuevos izquierdistas coahuilenses, dado que el progresismo por el que yo he luchado y trabajado, es el que obedece a la necesidad de una reforma paulatina, por vías legales y democráticas, que rechaza cualquier intento revolucionario violento y perjudicial. El progresismo, por el contrario, busca dar paso a un sistema político basado en la democracia participativa.
El progresismo puro debe ser únicamente la lucha por el progreso, una lucha por la evolución positiva para hombres y mujeres en sus aspectos individual y social. Desde una perspectiva humanista, es decir, que todos los ciudadanos tengan igualdades de oportunidades, pero sobre todo dirigidas hacia la transformación social que lo beneficie y dignifique, y nunca para que lo pierda, ya que eso jamás será progreso.