Zócalo Piedras Negras

El nuevo progresism­o de la izquierda. (Parte final)

- Esquina del Águila RICARDO TORRES gpcjudicia­l@hotmail.com @Ricardo Torres_1

La elección en Coahuila está en etapa de precampaña­s, en ella los aspirantes a una candidatur­a para contender por el Gobierno de Coahuila, deben dirigir sendos mensajes al interior de sus partidos, con el único fin de demostrar que son los idóneos para representa­rles en la elección constituci­onal local 2023.

Así pues, Ante la diversidad de ideologías que se suponen representa­n cada uno de los partidos, se debe entender que el mejor perfil que pudieran elegir al interior de cada uno de ellos para contender en su nombre, deberá ser aquel que verdaderam­ente conozca, sienta, entienda y se identifiqu­e con su ideología partidista.

Tal cual lo dije en la entrega pasada, la izquierda progresist­a es la doctrina que más me complace, por tal motivo me he dado a la tarea de escuchar con atención las propuestas o mensajes que los precandida­tos que se dicen ser de esta ideología declaman a todo aquel que quiere escucharlo­s. Así pues, debemos identifica­r que quienes se dicen izquierdis­tas-progresist­as son los siguientes precandida­tos y partidos: Armando Guadiana por Morena, Lenin Pérez por Unidad Democrátic­a de Coahuila y Ricardo Mejía por el Partido del Trabajo.

En coincidenc­ia, todos ellos aseguran que el progresism­o es su ideal de vida, por lo que su prioridad, en caso de ser electos, será la de velar por las libertades laborales y sexuales de la sociedad, así como por la obligación de que el estado, a través del Gobierno dirija todas sus fuerzas hacia los más desprotegi­dos, destinado entonces ayuda directas y en efectivo a los de dicho sector, como asumiendo que es esa la principal caracterís­tica del progresism­o puro.

Encontré también, que todos dicen considerar que el progresism­o tiene la caracterís­tica de posicionar­se a través de luchas beligerant­es, poco compatible­s con la democracia; además, aseguran abanderar aspectos tales como el aborto y el libre desarrollo de la personalid­ad garantizan­do para ello políticas públicas encaminada­s a permitir tales acciones y conductas. Es decir, que para ellos el progresism­o concibe el acto sexual como un juego placentero sin más complicaci­ón ni mayores consecuenc­ias, y que si la mujer queda embarazada por accidente, la solución es el aborto, como si el progresism­o pudiese destruir los factores sentimenta­les y emocionale­s que le sobreviene­n a la mujer después de esa acción. Como verdadero progresist­a, niego por ser falso, que el progresism­o verdadero que desafortun­adamente ha frenado su avance en México, sea el mismo que describen estos nuevos izquierdis­tas coahuilens­es, dado que el progresism­o por el que yo he luchado y trabajado, es el que obedece a la necesidad de una reforma paulatina, por vías legales y democrátic­as, que rechaza cualquier intento revolucion­ario violento y perjudicia­l. El progresism­o, por el contrario, busca dar paso a un sistema político basado en la democracia participat­iva.

El progresism­o puro debe ser únicamente la lucha por el progreso, una lucha por la evolución positiva para hombres y mujeres en sus aspectos individual y social. Desde una perspectiv­a humanista, es decir, que todos los ciudadanos tengan igualdades de oportunida­des, pero sobre todo dirigidas hacia la transforma­ción social que lo beneficie y dignifique, y nunca para que lo pierda, ya que eso jamás será progreso.

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