Las precampañas en Coahuila: Borondongo le dio a Bernabé…
Las precampañas para Gobernador que terminan hoy en Coahuila luego de 30 días de proselitismo se podrían sintetizar en una pregunta: ¿quién desde la presunta oposición le ayudó más al PRI y aliados a ponerse más cerca de ganar la próxima elección?
No hay otro diagnóstico posible, pues.
¿Le ayudó Mejía Berdeja?, quien al escindirse de Morena posterior al proceso de selección de coordinador de comités de la 4T, el pasado 12 de diciembre, denostar sistemáticamente desde entonces a Guadiana, y criticar un día sí y otro también a la dirigencia nacional encabezada por Mario Delgado (quien como respuesta le ha señalado de traidor, malagradecido y esquirol, entre otras cosas) ha generado un clima de confrontación y confusión entre la izquierda, sembrando más dudas que certezas acerca de la real intención que supone su inclusión como foráneo en el tablero político local, luego de 17 años ausente.
¿Le ayudó Evaristo Lenin?, quien acaparará dos lugares en la boleta electoral del 4 de junio y desde ya ocupa una posición simbólica que neutraliza y minimiza al Partido Verde de la contienda, al grado de no aparecer en eventos públicos con sus militantes y simpatizantes más allá de la firma del convenio de coalición, ni recibir financiamiento de su parte (según el último reporte de Fiscalización del INE). Por si fuera poco atomiza el voto en la Región Norte del estado con la presencia por separado de UDC.
¿Le ayudó Luis Fernando Salazar?, quien debido a diferencias irreconciliables en la toma de decisiones acaba de manifestar públicamente su separación como “coordinador” de la precampaña de Morena (aunque nunca estuvo en ella pese a ser anunciado como tal desde un principio), y la creación de un proyecto simultáneo en paralelo al de Guadiana, por si se ofrece. Como reacción, el precandidato declaró antier: “que arme lo que quiera, me tiene sin cuidado; no sé si quiera hacerle el favor también al PRI”.
¿Le ayudó Movimiento Ciudadano?, quien pese a su crecimiento electoral en estados vecinos como Durango y Nuevo León decidió no presentar precandidatos en Coahuila, desaprovechando con ello la etapa del proceso para posicionar su emblema, y comprimiendo sus tiempos oficiales a 60 días de campaña en una competencia donde otros aspirantes le llevan una ventaja de años. El hándicap que voluntariamente se impuso hace inalcanzable ya una victoria para su causa.
¿O le ayudó Armando Guadiana?, quien afronta por un lado el canibalismo de Morena en el estado y por el otro una ofensiva nacional en su contra, y ninguno de los dos problemas ha podido solventar a la fecha. Por el contrario, se han recrudecido ambos.
En los últimos dos meses el partido ha ido fragmentando su de por sí fragmentada militancia decisión tras decisión. A vuelapluma, un compendio de acciones ejemplificativas: en diciembre, la mitad de su Consejo
Estatal se declaró en rebeldía y desconocieron el método de selección y a su designado como precandidato; como reacción, en enero a 22 de sus liderazgos les inició un proceso de expulsión el Comité Ejecutivo Nacional, siendo inhabilitados mientras eso sucede con el argumento de que su actuación representa “un riesgo alto e inminente” de perder la gubernatura; por separado, Mario Delgado reafirmó en público que la división provocada por el Partido del Trabajo “puede costarnos Coahuila”.
Además Reyes Flores Hurtado luego de cuatro años en el cargo fue depuesto en pleno proceso electoral como delegado de Bienestar: el granero de dádivas clientelares por excelencia, y en su lugar fue intempestivamente nombrada Claudia Garza del Toro, quien es fanática de Ricardo Sóstenes, el precandidato del PT y rival directo; finalmente siete de los ocho alcaldes que llegaron a sus respectivos ayuntamientos en 2022 bajo la bandera guinda en la entidad, fueron coaccionados por el secretario de Gobernación para públicamente apoyar a Guadiana pese a no ser santo de su devoción en la mayoría de los casos; y las adhesiones a la precampaña de personajes tránsfugas como Shamir Fernández y Jorge Luis Morán, además de Rodolfo Walss, ex priístas y ex panista respectivamente, aunado a la posición de privilegio que les fue asignada en los templetes durante los actos públicos, fueron vistas con recelo por simpatizantes con mayor antigüedad que se sienten desplazados.
Cortita y al pie
Todos los mencionados, en mayor o menor medida desde su parcela de poder y círculo de influencia, con su cuota contribuyen a la despolitización y el desánimo social, e inhiben la participación ciudadana, situación que favorece a preservar el statu quo.
Así acaban hoy las precampañas en la entidad. A partir de mañana en el calendario vienen 48 días de silencio electoral absurdo antes de comenzar oficialmente las campañas, cuyo inicio será opacado a su vez por las vacaciones de Semana Santa, reduciendo aún más el tiempo para eventuales circunstancias que modifiquen el actual panorama.
La última y nos vamos
En resumen: Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Fuchilanga… y el PRI y sus aliados avanzan de pie.