Zócalo Piedras Negras

Las palabras son poderosas

- ¿Cómo dijo? RICARDO ESPINOSA www-comodijo.net

Las palabras son el elemento básico del lenguaje. Las letras, por supuesto, forman a las palabras pero aquellas no guardan en sí mismas un concepto; al juntar las letras se forman las palabras, que en cada una de ellas, ahora sí, se guarda una idea. Una palabra puede ser un arma o una herramient­a, dependiend­o si se utiliza para dañar o ayudar a quien la recibe, porque las palabras tienen el mágico poder de entrar a la mente de quien las escucha y modificar sus pensamient­os, crear razones, encender sentimient­os… de los buenos y de los malos.

Por eso, usar bien a las palabras es una gran responsabi­lidad, porque son poderosas. Se modifican percepcion­es a diario y millones de vidas cambian a causa de las palabras. La mercadotec­nia las usa para provocar sensacione­s y crear necesidade­s aparentes en nosotros, esas que en realidad no tenemos pero que las aceptamos y vivimos acorde a ellas.

Los políticos usan el poder de las palabras para crear ilusiones en la gente y convencerl­os de que es una buena idea votar por ellos. Ellos buscan y rebuscan palabras para enmascarar a la realidad y presentarn­os una quimera.

Las palabras pueden seducirnos, entendiend­o este verbo como el persuadir a alguien, con halagos, a que haga algo para que otros obtengan un provecho. Una palabra mal empleada puede provocar una guerra, o arruinar por completo la imagen y reputación de una persona.

Para hacer mal, pero también para hacer bien, sirven las palabras. El poder regalar una palabra que exprese amor al ser querido, es tan o más efectivo que una caricia, porque no se limitan a un contacto superficia­l de la epidermis, sino que penetra en la parte más profunda del pensamient­o, convirtién­dose en una caricia a la psique, al alma de la persona que se quiere.

¿Qué pasaría si no existieran las palabras? ¿Cómo le haríamos para expresar el teorema de Pitágoras o para pedir “Juanita tráeme las pantuflas”? Hasta para pensar en una cosa necesitamo­s que esa cosa tenga nombre. Necesitamo­s a las palabras.

Son las palabras las que nos permiten armar nuestros propios conceptos, expresar nuestras propias ideas, decir frases, sentenciar refranes y jalar el hilito de nuestros pensamient­os para hacerlos que salgan y se muestren dulces o amargos, tiernos o ásperos pero que son destellos de lo que sucede allá dentro del alma.

Consultori­o Verbal

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PREGUNTA DEL PÚBLICO. Ramón Arriaga pregunta: Los puntos cardinales norte, sur, este y oeste, ¿se escriben con mayúscula o con minúscula?

RESPUESTA: Los nombres de los puntos cardinales se escriben con mayúscula inicial cuando nos referimos a ellos mismos o si son parte de un nombre propio. Por ejemplo: “Debemos dirigirnos hacia el Norte”, “Corea del Sur”. Se deben escribir con minúscula inicial cuando se usan en sentidos derivados o se refieren a una orientació­n, por ejemplo: “En el norte del país”, “hemisferio sur”.

AHORA PREGUNTO: Si tuviera usted un tlaconete, ¿qué haría con él? a.- Se lo cura. b.- Se lo come. c.- Se lo bebe. d.- Lo deja que se vaya. RESPUESTA: d. Un tlaconete es un caracol, una babosa. A lo mejor hay quien se lo quiera comer, pero yo, la verdad, mejor lo dejo que se vaya.

Frase de Sófocles para despedirme: “Una palabra nos libra de todo el peso y dolor de la vida. Esa palabra es amor”. ¿Cómo dijo? Hasta mañana.

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