Pobreza y desigualdad en el ingreso
El lector que pase su vista por estas líneas, a medida que vaya leyendo, seguramente recordará la definición de pobreza y desigualdad, y la diferencia que existe entre ambas, en caso de que no las traiga a la memoria, es bueno saber, que aunque el ingreso une a ambos conceptos socioeconómicos, sin embargo, éste se distingue, por la perspectiva de cómo se observa y mide, dando lugar a dos enfoques de estudio, el micro y macro. En el primero, las familias pobres reciben o generan un ingreso o salario insuficiente, cuyo poder de compra es limitado, privándolas de satisfacer las necesidades más sentidas para alcanzar un nivel de vida digno, que merecen simplemente por ser también parte de la especie humana. La óptica macro en cambio se encarga de revisar cómo está distribuido el ingreso entre las familias que conforman un país o región; cuando un número reducido de éstas, concentra la mayor parte del ingreso que genera una economía, y el resto, la mayoría de la población detenta una porción menor, a esa desproporción los economistas le llaman desigualdad o asimetría en la retribución que reciben los hogares. Más que lamentable es indecoroso que en México todavía se presenten y acentúen ese par de calamidades económicas, que forman un perverso círculo, que obviamente se retroalimenta: más pobres más desigualdad. Si acaso sirve de consuelo, no es un problema exclusivo de este país, campea en casi todas las economías del mundo, no obstante, con diferentes proporciones y efectos. La teoría económica, a pesar de que no parezca, por los fines que persigue de priorizar la maximización de la ganancia en los empleadores, por encima de los ingresos al trabajo, también se ocupa de estudiar y proponer soluciones, en el mediano y largo plazo, para desconcentrar la concentración del ingreso. Mediante la formulación de políticas públicas, materializadas en objetivos, programas y estrategias puntuales en los sectores de la población con menos recursos. Pero, antes de comentar sobre la intervención del gobierno para paliar en la sociedad las desigualdades en el ingreso, se mencionan brevemente algunos planteamientos que han hecho algunos pensadores críticos al sistema capitalista, a través de modelos económicos alternativos al predominante en la economía mundial. Las cooperativas como modo de producción. Fue el científico social británico, R. Owen (1771-1858), quien teniendo como laboratorio su propia empresa, observó el comportamiento de sus trabajadores bajo un doble rasero. El de carácter filosófico, que consistía en una reflexión sobre la bondad y el sentido gregario inmanente en el espíritu del hombre, que podían maximizarse sin necesidad de competencia y ganancias producto de la explotación del propio obrero; y, el otro concluía, en que la forma óptima de capitalizar esa virtud e interdependencia del ser humano, era mediante la creación de una organización productiva sustentada en principios éticos como solidaridad, igualdad e intereses comunes en todos los participantes adscritos a la producción y distribución de bienes y servicios. Para Owen la forma única de lograrlo era a través de la formación de cooperativas. El eco-feminismo. Este movimiento se forma con la mezcla de dos corriente: la ecológica y la feminista, y apela a una premisa muy antigua y socorrida, de que el hombre debe tener un ingreso en función de sus necesidades básicas, cualquier aspiración que tenga, que le cree demandas superfluas, y si puede cumplirlas, denota que tiene un ingreso excedentario. El cual, puede ser redistribuido a otro sector de la población en desventaja económica. De tal manera, que se tenga una distribución del ingreso menos concentrada. Al proceso de quitar y otorgar, un ludópata le podría llamar juego suma cero, en donde la redistribución del ingreso que se da entre los estratos de la población, no necesariamente implica un incremento del ingreso del país: el todo no se modifica, sino solo sus partes. La distribución del ingreso según la teoría económica (TE). Si las bolsas de pobreza se multiplican y se restringen las oportunidades de mejorar económicamente, se pueden esperar estallamientos sociales, que en forma cruenta irrumpan, y desconozcan regímenes políticos democráticamente establecidos. Para evitar llegar a esos extremos, la T E se anticipa, y recomienda a los gobiernos utilizar las transferencias de ingresos hacía sectores de población que no pueden competir en el mundo capitalista, y requieren del subsidio federal temporal o permanente para subsistir. Se deja la conclusión al lector: ¿Qué propuesta de las mencionadas es la menos mala?