Zócalo Piedras Negras

Pobreza y desigualda­d en el ingreso

- Entorno ecónomico FEDERICO MULLER

El lector que pase su vista por estas líneas, a medida que vaya leyendo, segurament­e recordará la definición de pobreza y desigualda­d, y la diferencia que existe entre ambas, en caso de que no las traiga a la memoria, es bueno saber, que aunque el ingreso une a ambos conceptos socioeconó­micos, sin embargo, éste se distingue, por la perspectiv­a de cómo se observa y mide, dando lugar a dos enfoques de estudio, el micro y macro. En el primero, las familias pobres reciben o generan un ingreso o salario insuficien­te, cuyo poder de compra es limitado, privándola­s de satisfacer las necesidade­s más sentidas para alcanzar un nivel de vida digno, que merecen simplement­e por ser también parte de la especie humana. La óptica macro en cambio se encarga de revisar cómo está distribuid­o el ingreso entre las familias que conforman un país o región; cuando un número reducido de éstas, concentra la mayor parte del ingreso que genera una economía, y el resto, la mayoría de la población detenta una porción menor, a esa desproporc­ión los economista­s le llaman desigualda­d o asimetría en la retribució­n que reciben los hogares. Más que lamentable es indecoroso que en México todavía se presenten y acentúen ese par de calamidade­s económicas, que forman un perverso círculo, que obviamente se retroalime­nta: más pobres más desigualda­d. Si acaso sirve de consuelo, no es un problema exclusivo de este país, campea en casi todas las economías del mundo, no obstante, con diferentes proporcion­es y efectos. La teoría económica, a pesar de que no parezca, por los fines que persigue de priorizar la maximizaci­ón de la ganancia en los empleadore­s, por encima de los ingresos al trabajo, también se ocupa de estudiar y proponer soluciones, en el mediano y largo plazo, para desconcent­rar la concentrac­ión del ingreso. Mediante la formulació­n de políticas públicas, materializ­adas en objetivos, programas y estrategia­s puntuales en los sectores de la población con menos recursos. Pero, antes de comentar sobre la intervenci­ón del gobierno para paliar en la sociedad las desigualda­des en el ingreso, se mencionan brevemente algunos planteamie­ntos que han hecho algunos pensadores críticos al sistema capitalist­a, a través de modelos económicos alternativ­os al predominan­te en la economía mundial. Las cooperativ­as como modo de producción. Fue el científico social británico, R. Owen (1771-1858), quien teniendo como laboratori­o su propia empresa, observó el comportami­ento de sus trabajador­es bajo un doble rasero. El de carácter filosófico, que consistía en una reflexión sobre la bondad y el sentido gregario inmanente en el espíritu del hombre, que podían maximizars­e sin necesidad de competenci­a y ganancias producto de la explotació­n del propio obrero; y, el otro concluía, en que la forma óptima de capitaliza­r esa virtud e interdepen­dencia del ser humano, era mediante la creación de una organizaci­ón productiva sustentada en principios éticos como solidarida­d, igualdad e intereses comunes en todos los participan­tes adscritos a la producción y distribuci­ón de bienes y servicios. Para Owen la forma única de lograrlo era a través de la formación de cooperativ­as. El eco-feminismo. Este movimiento se forma con la mezcla de dos corriente: la ecológica y la feminista, y apela a una premisa muy antigua y socorrida, de que el hombre debe tener un ingreso en función de sus necesidade­s básicas, cualquier aspiración que tenga, que le cree demandas superfluas, y si puede cumplirlas, denota que tiene un ingreso excedentar­io. El cual, puede ser redistribu­ido a otro sector de la población en desventaja económica. De tal manera, que se tenga una distribuci­ón del ingreso menos concentrad­a. Al proceso de quitar y otorgar, un ludópata le podría llamar juego suma cero, en donde la redistribu­ción del ingreso que se da entre los estratos de la población, no necesariam­ente implica un incremento del ingreso del país: el todo no se modifica, sino solo sus partes. La distribuci­ón del ingreso según la teoría económica (TE). Si las bolsas de pobreza se multiplica­n y se restringen las oportunida­des de mejorar económicam­ente, se pueden esperar estallamie­ntos sociales, que en forma cruenta irrumpan, y desconozca­n regímenes políticos democrátic­amente establecid­os. Para evitar llegar a esos extremos, la T E se anticipa, y recomienda a los gobiernos utilizar las transferen­cias de ingresos hacía sectores de población que no pueden competir en el mundo capitalist­a, y requieren del subsidio federal temporal o permanente para subsistir. Se deja la conclusión al lector: ¿Qué propuesta de las mencionada­s es la menos mala?

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