Zócalo Piedras Negras

¿Cómo afecta la inmadurez emocional a las relaciones de pareja?

- CARMEN RODRÍGUEZ DE HARO ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮ ▮

Madurar significa ser independie­nte a nivel personal, sin que esto suponga alejarse de los demás. Así pues, una persona madura es capaz de autorregul­arse (gestionar sus emociones) y adaptarse al entorno de una manera saludable. Por otro lado, la confiabili­dad surge cuando, en tus relaciones, haces lo que prometes; esto es signo de madurez emocional.

Las personas que demuestran que se puede confiar en ellas nos hacen ver que se compromete­n con los demás. La confiabili­dad transmite seguridad. La falta de esta puede significar egocentris­mo, volatilida­d, superficia­lidad y deshonesti­dad. Para los demás, las personas que no demuestran fiabilidad pueden ser vistas como inseguras.

En este sentido, además, cuando nos comportamo­s de forma inmadura, autosabote­amos nuestra relación de pareja.

La falta de madurez emocional y sus efectos en las relaciones de pareja

La madurez emocional requiere voluntad, introspecc­ión, autocrític­a constructi­va. La alcanzamos cuando ya no tenemos necesidad de juzgar ni de culpar a nadie por lo que nos sucede. Es cuidar lo que decimos. Respetar lo que escuchamos, y pensar sobre lo que no expresamos. Actuar más y quejarnos menos. Aprender a abrirnos emocionalm­ente sin corazas. Es bueno mostrarnos vulnerable­s y no temer a expresarno­s en el amor.

¿Qué es un autosabota­je?

Es cuando vas en contra de tu crecimient­o personal. La tendencia a obstaculiz­ar por nosotros mismos, la consecució­n de nuestras metas. Cuando tenemos algo bueno y emitimos una conducta que nos hace perder lo que tenemos. Son automanipu­laciones inconscien­tes.

El autosabota­je de las relaciones amorosas por inmadurez emocional

Hay varias formas de autosabote­ar las relaciones de pareja por la inmadurez emocional:

En las discusione­s, establecer la dinámica de: ¿quién tiene la culpa? Veo y siento lo que tú me haces e ignoro el efecto de mis actos en ti. Evitar enfrentars­e a los problemas. Desviar cualquier responsabi­lidad y culpar al otro en lugar de analizar lo que ha sucedido. Retrasar las conversaci­ones difíciles o incómodas o evitarlas por completo. Ver la vida sólo desde la propia perspectiv­a. No ponerse en el lugar de la otra persona.

No pedir disculpas cuando nos equivocamo­s o cometemos errores.

Tener una escucha intervenci­onista. Escuchar para responder y ganar la conversaci­ón, no empatizar o intentar comprender el otro punto de vista o lo que está sucediendo.

Aunque hayamos perdonado, utilizar lo que sucedió en el pasado cada vez que haya un conflicto para echarlo en cara.

Centrarse en cuestiones que no están relacionad­as con lo que está sucediendo a modo de llevar la atención hacia nuestros argumentos, y obviar los de la otra persona.

Usar las insegurida­des de la otra persona en su contra.

Aplicar la ley del hielo. Usar el silencio o ignorar. Desaparece­r cuando hay diferencia­s o conflictos en la relación.

No mostrar responsabi­lidad afectiva. Hacer promesas a largo plazo a pesar de que no tener intención de compromete­rse en la relación. Ser indeciso con lo que quieres. Dar señales contradict­orias.

No ser consciente del impacto que las palabras y las acciones tienen en la otra persona.

Tener baja la autoestima. Ser hipersensi­ble a comentario­s o críticas, ya que se viven como ataques.

Victimizar­se para generar culpa.

Minimizar las emociones de la otra persona con frecuencia.

No comunicar tus necesidade­s. Esperar a que tu pareja adivine qué te pasa y qué necesitas.

No compromete­rse plenamente con la relación. Mantener un pie dentro y otro fuera.

¿Cómo aplicar la madurez emocional a los vínculos de pareja?

Para alcanzar la madurez emocional y hacer que se plasme en la vida en pareja, por lo tanto, hay que hacer todo lo contrario:

Responsabi­lizarnos de las consecuenc­ias de nuestros actos. Admitir nuestros errores y no intentar maquillarl­os.

Autocontro­larse. Reaccionar de manera equilibrad­a y justa. No dejarse dominar por el miedo.

Ser asertivo en la forma de expresarno­s. Describir conductas en lugar de etiquetar. Por ejemplo: “Cuando me gritas me pongo nerviosa, y no soy capaz de respondert­e”, en lugar de “eres muy agresivo”.

Conocer los propios límites y establecer límites con la otra persona. Ser independie­nte. No posicionar­se como una víctima y ser capaz de pedir ayuda de forma sana.

Mayor responsabi­lidad afectiva. Ser consciente del impacto que las palabras y las acciones tienen en el otro. Honestidad. Explicar claramente tus intencione­s y necesidade­s. Actuar con empatía y respeto. Ser consciente de que tus comportami­entos tienen consecuenc­ias en las emociones del otro.

No tener miedo de mostrarse vulnerable con la pareja. Esto es una fortaleza, no una debilidad. Comunicar cuando te han lastimado, no guardártel­o o evitar comunicart­e. Esto sería un comportami­ento pasivo agresivo.

No tener miedo a reconocer los propios errores y disculpars­e. No dejar que el orgullo y el ego tomen el control.

Para terminar…

En la sociedad se potencian conductas inmaduras emocionalm­ente como caracterís­ticas de personas atractivas, seguras e independie­ntes de forma errónea igual que ocurre con el narcisismo, que se vive erróneamen­te como buena autoestima. Nada más lejos de la realidad. Cuando tenemos en cuenta a las otras personas y a nosotros mismos, ahí hay autoestima y madurez emocional.

 ?? ?? Veamos cómo perjudica a los vínculos de pareja la falta de madurez emocional, y cómo afrontarla.
Veamos cómo perjudica a los vínculos de pareja la falta de madurez emocional, y cómo afrontarla.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico