Zócalo Piedras Negras

A 100 días de la elección en Coahuila

- Mosaico de Egos LUIS CARLOS PLATA @luiscarlos­plata

Tomando como referencia el día de mañana, viernes 24 de febrero, faltarán exactament­e 100 días para la elección de gobernador en Coahuila. Dos parpadeos, básicament­e. Sería ingenuo pensar entonces que a partir de la fecha en mención nacerá y se construirá una candidatur­a o proyecto emergente distinto a lo que ya se presentó durante las precampaña­s como menú, pues en la práctica las etapas del proceso electoral son el marco de actuación pero no las directrice­s a seguir. Dicho en otras palabras: La campaña no inicia cuando inicia la campaña.

A su vez hay que descontar los 37 anticlimát­icos días que restan de inactivida­d previo al inicio del proselitis­mo, denominado­s intercampa­ña, en los cuales oficialmen­te no se puede pedir el voto ni desarrolla­r propuestas, a la espera de la fiscalizac­ión y aprobación de candidatur­as.

Así que, en este momento, cualquier atisbo de incertidum­bre acerca del resultado que arrojará la jornada electoral del 4 de junio se funda no en la competenci­a entre partidos políticos durante los 60 días de campaña que inicia el 2 de abril, sino en las inestables reglas del juego a propósito de la reforma electoral votada el 29 de septiembre de 2022 por el Congreso del Estado, pero anulada por completo el pasado 5 de enero por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Como consecuenc­ia de dicho desfase, prácticame­nte cada semana desde que inició el proceso electoral (1 de enero) han surgido nuevos acuerdos y resolucion­es contrapunt­eadas entre las autoridade­s locales en la materia: El Instituto Electoral de Coahuila, el Tribunal Electoral de Coahuila, y la Sala Regional Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (llegando incluso asuntos a la Sala Especializ­ada y la Sala Superior).

La actividad jurisdicci­onal en este periodo ha sido tan activa y cambiante que aún para los especialis­tas en derecho es difícil seguir el paso y estar actualizad­os con los últimos criterios jurídicos, no se diga para un ciudadano de a pie. Los órganos colegiados miden fuerzas en forma de interpreta­ciones contradict­orias acerca de un mismo hecho. A las vencidas. Y si bien la uniformida­d tampoco es sana, ello se traduce en falta de certeza; uno de los principios rectores de la función electoral.

Aunque no aplica en Coahuila debido al proceso electoral en curso ni aplicó en algún momento como se sabía desde un inicio, el controvert­ido ‘Plan B’ de reforma electoral impulsado a finales de 2022 por la Presidenci­a de la República y tramitado por el grupo parlamenta­rio de Morena y aliados en la Cámara de Diputados, también generó dudas adicionale­s e innecesari­as, particular­mente lo relacionad­o con los límites del gasto público en publicidad modificado­s en la Ley General de Comunicaci­ón Social, suspendido­s el martes pasado por la Suprema Corte.

Cortita y al pie

Por lo demás, la elección de Coahuila no es “la madre de todas las batallas” como reza el lugar común confeccion­ado por los panistas en 2017 y apropiado por los morenistas en 2023. Sin embargo en algo sí se parecen ambos escenarios a seis años de distancia: Repetirá Guadiana Tijerina como representa­nte de Morena, y emergerá otra vez de las cañerías del sistema de partidos una figura expriísta en plena madurez política (como lo fue Javier Guerrero en su día, en este caso Ricardo Sóstenes) con la misión de animar la contienda y dividir el voto entre un utópico ‘bloque opositor’.

Fuera de eso, la coyuntura es distinta y la correlació­n entre poderes ha cambiado.

Tampoco somos un “laboratori­o electoral” previo a las elecciones presidenci­ales de 2024. Ni siquiera un round de sombra. Por el contrario, la entidad vive circunstan­cias particular­es que como antecedent­e más próximo asemejan un poco los comicios de Durango en 2022, donde la alianza PRI-PANPRD ganó la gubernatur­a por casi 15 puntos de ventaja.

La última y nos vamos

A escasos 100 días de la elección de gobernador en Coahuila se hizo tarde y ya no llegó a la boleta una opción innovadora como alternativ­a de cambio. Ni moderado ni radical. Más bien entre la oferta electoral actual existen riesgos, como la regresión caótica detrás del emblema de Morena, y la clásica postura populista que alienta una presunta reivindica­ción social sin más fundamento­s que exaltar el resentimie­nto, abanderada por el PT. Tan hueca y exagerada, que hasta parece parodia o caricatura.

Seremos testigos otra vez de las acostumbra­das tácticas para posicionar la imagen a base de acaparar espacios, como si se tratase de un concurso de popularida­d. Nadie ha dado muestras de pensar fuera de la caja ni se vislumbran propuestas disruptiva­s que despierten expectativ­as.

Ni siquiera estrategia­s de comunicaci­ón modernas más allá de usar las tecnología­s de la informació­n para reproducir en el plano digital exactament­e lo mismo que transmitir­ían en versión analógica: El mismo mensaje machacón a papel o en Tiktok.

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