Zócalo Piedras Negras

Somos animalitos

- ¿Cómo dijo? RICARDO ESPINOSA www-comodijo.net

En alguna red social vi recienteme­nte una invitación sui géneris —o sea muy especial, única en su género— que decía: “¿Alguna vez has intentado actuar con filosofía canina?” Me llamó la atención el planteamie­nto y lo leí: Te animaba a hacer todo —o casi todo— lo que hace el perro: nunca desperdici­es la oportunida­d de salir a pasear, sé siempre leal, come con gusto y con entusiasmo pero detente cuando estés satisfecho —no creo que esto lo haga el perro pero bueno—, evita morder a los demás por cualquier problema, no importa las veces que seas censurado no guardes rencores ni te entristezc­as… muchas cosas positivas que terminaba diciendo: mantente siempre alerta pero tranquilo, da tu cariño con alegría… nada más una cosa ¡no te orines en la calle!

La palabra perro se supone que es algo onomatopéy­ica, es decir, que el vocablo refleja hasta cierto grado el gruñido del animalito cuando está enojado: perrrrro, perrrrro, pues sí, de hecho también esa palabra dicha así se usa para llamar la atención del animalito como si le hablara uno en su idioma: entre perrrro y grrrrrr no hay mucha diferencia.

El perro es uno de esos animales con el que identifica­mos a veces a nuestros semejantes. Un tipo que es muy perro es alguien que es muy bueno para pelear o para hacer algo.

La paloma es símbolo de paz y de inocencia. Se aplica cuando le decimos a alguien: “No me vas a decir que tú eres una ‘blanca paloma’”. “Mis primos son unos ‘buitres’, nada más están esperando a que se muera el tío para quedarse con la herencia”.

La gallina representa la cobardía: “deberías haberme defendido en lugar de correr. Eres un ‘gallina’”. Mi sobrino es muy “mula”, quiere decir que es un tipo muy ladino, muy méndigo para decirlo en términos folclórico­s muy nuestros.

“Mi comadre es una ‘chachalaca’, habla demasiado, nunca se calla. Y luego se pone a platicar con mi vecina que es una ‘urraca’, o sea que es gritona. En cambio, mi tía es una ‘cotorra’, que además de hablar y gritar mucho, es solterona”.

Mi hija es una “hormiguita”, se la pasa consiguien­do y acarreando cosas para su casa. En cambio mi suegra es una “arpía” —la mía no, es un ejemplo—, avariciosa y codiciosa como ella sola y es que mi cuñado es un “burro”, nunca quiso ir a la escuela.

Todos los que fueron al mitin son unos “borregos” y el líder es un “perico”, habla y habla y no dice nada y luego cuando le piden cuentas, se hace “pato” y no contesta.

Total, somos todos unos animalitos.

Consultori­o Verbal

comodijo2@hotmail.com

PREGUNTA DEL PÚBLICO. Martín González: Hay un dicho común que dice: “no hay mal que por bien no venga...” ¿Qué lo correcto no es “no hay bien que por mal no venga”?

RESPUESTA: El refrán “no hay mal que por bien no venga” significa que por muy malo que sea lo que te suceda, finalmente traerá por consecuenc­ia algo bueno.

AHORA PREGUNTO: Me regalaron un precioso lebrel, pero se lo voy a regalar a mi compadre porque a él: a) Le gusta cazar liebres. b) Le gusta ir de pesca. c) Le gusta montar a caballo.

d) velero.

RESPUESTA: a. Un lebrel es un perro muy ligero y se le llama así porque se considera que es muy bueno para cazar liebres.

Reflexión para terminar: Para los verdugos, el trabajo es la muerte. ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.

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