Estrategias protectoras típicas de las personas con un apego ansioso
y distanciamiento de su pareja. Tienen una necesidad grande de reconocimiento y afecto y como no confían mucho en sus propias capacidades desean tener siempre alguien cerca.
Los estilos de apego no son conceptos de blanco y negro, ansioso o evitativo, sino que existen escalas o tonos de gris, y todos nos encontramos en algún rango en una escala entre muy evitativo a seguro a muy ansioso. Por eso es posible que te vas a sentir identificado con algunas de las estrategias protectoras descritas aquí. Pues todos, por el hecho de ser humanos, tenemos miedo al abandono y la soledad en alguna medida y buscamos protegernos en este sentido.
Sin embargo, en algunas personas estas estrategias son más marcadas y se reflejan en todo lo que hacen, les toma tiempo significativo de su día a día y afecta significativamente su calidad de vida, sus decisiones personales y su productividad.
1. Impotencia y tendencia a victimizarse
Éste, más que una estrategia protectora, es una postura de personas que se sienten muy dependientes de la protección y guía de otros, porque no se sienten capaces de actuar por sí mismos. Evitan cargos de mucha responsabilidad y donde se espera que actúan y deciden por sí mismos. Piensan que siempre necesitan ayuda de otros, como la necesidad de un salvador o alguien quien tome las decisiones para ellos.
Hay que tomar en cuenta que las estrategias protectoras pueden variar según el ámbito. Hay personas que actúan muy seguros o independientes en su trabajo, tal vez porque el hecho de cumplir tareas de forma responsable y eficiente les da mayor seguridad, pero en la pareja buscan un salvador y eso se refleja en su relación al caer en la victimización.
2. Perfeccionismo y vanidad
Quienes no se permiten cometer errores y no soportan recibir reclamos intentan protegerse del rechazo por medio del perfeccionismo. Se esfuerzan para que su trabajo y presentación sea impecable y así nadie les pueda decir nada. En personas con un apego ansioso, crítica o reclamo está directamente conectado con el miedo al abandono. Piensan que, si no hacen bien su trabajo, no valen y les van a dejar o despedir. Muchas veces está muy agarrado en ellos la creencia de no ser lo suficiente y así sienten que siempre deben dar más.
Como ya describí en un ejemplo anterior, perfeccionismo es el esfuerzo para evitar crítica y rechazo, intentando de prevenir cualquier falla que podría ser reclamada.
El perfeccionismo a veces es considerado una “debilidad buena” y muy popular en las entrevistas de trabajo. Cuando el jefe de personal pregunta por las debilidades, una respuesta clásica es “soy demasiado perfeccionista”, pues cada empleador estaría feliz con un empleado cuya única debilidad es que quiere hacer el mejor trabajo que puede.
Pero el perfeccionismo en realidad tiene importantes desventajas y más que todo en el área laboral. Consume muchísimo tiempo y resta creatividad y eficiencia. Personas muy perfeccionistas demoran demasiado tiempo en terminar sus trabajos, algunos no las terminan nunca, las dejan inconclusas, no se atreven a preguntar a otros o pedir ayuda.
La vanidad puede ser el perfeccionismo aplicado a la imagen personal. Es más común en las mujeres porque aprenden desde pequeñas que su apariencia y su belleza añade valor significativo a su persona. Tienen que verse bien, si no, no serán elegidas.
3. Idealización y necesidad de armonía
Personas con un apego ansioso comúnmente evitan generar conflictos o discusiones porque no quieren incomodar. Muchas veces asumen automáticamente que ellos son los culpables o responsables de la situación y se adaptan. No soportan caer mal por su miedo al rechazo y así se pintan la realidad más bonito de lo que realmente es, para no tener que hacer preguntas incómodas a otros.
Así, tienden a idealizar a otros para no tener que cuestionarlos cuando han hecho algo inapropiado. Buscan mantener una relación armoniosa a todo costo y así parecen algo ingenuos, ignorando con habilidad las famosas banderas rojas; es decir, no reaccionan incluso cuando realmente les tratan mal.
La lucha por armonía como estrategia protectora lleva a las personas a desconectarse totalmente de sus propias necesidades para complacer las necesidades de los demás. Frecuentemente se les hace difícil identificar qué es lo que realmente quieren por ellos, porque su mirada está siempre direccionada hacia el otro.
4. Adherirse
Otra estrategia protectora común en personas con un apego ansioso, que se muestra más que todo en las relaciones de pareja, es el deseo de adherirse o sujetarse a la otra persona. Actúan con la intención de tener al otro siempre cerca, aunque sea rogando, llamando o lamentándose.
Por su miedo extremo a la pérdida, son personas muy sensibles ante cualquier movimiento
5. Consumo
Cualquier forma de consumo (alcohol, nicotina, drogas, compras impulsivas) tienen el efecto temporal de bajar los niveles de ansiedad y llevarnos a un estado de felicidad y calma, devolviendo una sensación de control.
Las personas con un apego ansioso son más vulnerables a caer en hábitos de consumo impulsivo, abuso de sustancias o incluso adicción, ya que son formas de alivio momentáneo que no dependen de otras personas.
El impacto grande de esta estrategia protectora genera el componente bioquímico. Los altos emocionales que sentimos al momento de comprar algo nuevo, estar bebiendo en una fiesta o consumiendo drogas se debe a la emisión de dopamina, un neurotransmisor que produce sensaciones breves pero intensas de felicidad y calma. Pero a estos altos sigue normalmente un fuerte bajón, como una resaca por la cual luego queremos consumir nuevamente y así se construye un círculo vicioso. Personas que tienen ciertos rituales o costumbres de consumo frecuente están condicionados a recibir su dosis de dopamina para opacar temporalmente la ansiedad.
6. Reprimir, pintar bonito o pasar por alto
Un proceso parecido al de la idealización es la tendencia a dejar pasar por alto información o hechos importantes, para poder seguir creyendo en la misma historia.
Por ejemplo, la historia del esposo perfecto, quien está siempre para la familia. Si no pasa casi nunca en casa, es porque trabaja tan duro para poder dar todo a su familia y si prefiere salir a beber con sus amigos en su tiempo libre, es porque se merece un descanso. Es una estrategia muy común y casi independiente del tipo de apego. Todos necesitamos reprimir en ocasiones para poder sobrellevar la multitud de preocupaciones que conlleva la vida, verdad? Se hace difícil cuando es una estrategia protectora y la persona se siente mal, dice que algo le falta, por algo no puede estar feliz, pero no sabe qué es, pues supuestamente todo está bien.
7. Camuflaje, Mentiras y juego de roles
Personas que desde su infancia aprendieron que no deben mostrar sus emociones y fueron educadas para simplemente “funcionar”, en su vida adulta piensan más en como agradar y no caer mal a los demás y menos en quienes quieren ser según sus propias convicciones. Inconscientemente, aprendieron algunas estrategias; por ejemplo, el de asumir algún rol en el grupo, como ser el payaso que siempre hace bromas y a quien nada le afecta. Como su tarea o preocupación principal es, no incomodar con sus problemas para evitar rechazo, no saben muy bien que realmente quieren para ellos mismos. Pasan como con una máscara en la vida social y tienden a mentir para no decepcionar a los demás.
Existen muchos tonos de gris entre un apego ansioso y un apego seguro
Estrategias protectoras son entonces conductas inconscientes que aplicamos para prevenir nuestros miedos, en su mayoría miedos infantiles. En su tiempo fueron herramientas de supervivencia importantes, pero en la vida adulta impiden el desarrollo personal pleno y auténtico. Las personas que tienden más hacia un apego inseguro o ansioso aplican estrategias protectoras que les facilitan la cercanía de otras personas. Como no creen en sus propias capacidades, se ven insuficientes, incapaces o cargas para los demás, sus estrategias protectoras pretenden ayudarles a tener personas cerca, quienes les ayudan o por lo menos no asustar a nadie, sino complacer al resto por su miedo al abandono.
Tal vez te identificaste con algunas de las estrategias descritas en este artículo, eso no significa que automáticamente debes tener un apego ansioso. Como he mencionado, la gran mayoría de personas nos encontramos en algún lugar de una escala entre un apego ansioso a seguro a evitativo. Si te reconociste en algunas partes, tal vez tu tendencia es más ansiosa que evitativa. Si te has dado cuenta de que aplicas muchas de estas formas de protección y realmente tienes dudas sobre tu tipo de apego, es un tema interesante de conversar con un terapeuta.