Democracia en riesgo
Nuestro México está atravesando por momentos verdaderamente difíciles que se tornan peligrosos para la vida política y social de esta bella nación.
Son diversos aspectos los que observamos y nos ponen a pensar en algo que no debería ser siquiera motivo de discusión. Además de la inseguridad que peligrosamente se ha extendido por todo el territorio nacional, tenemos la polarización que desde iniciado el nuevo gobierno ha emprendido contra todo aquel que no comulgue con sus ideas o forma de gobernar.
¿Cómo pretender estar de acuerdo con la destrucción de instituciones? ¿Cómo permitir que se destruya lo que un día se construyó con esfuerzo de todos los mexicanos?
Sí, porque el Instituto Federal Electoral -IFE- nació por la desconfianza de los ciudadanos hacia quienes organizaban las elecciones, que era el propio gobierno a través de la Secretaría de Gobernación; es decir, no había certeza de que el voto sería respetado.
Todos conocemos los antecedentes, el caso es que primero como IFE después como Instituto Nacional Electoral, -nuestro INE hasta la fecha- desde su creación ha dado buenos resultados. La organización, la planeación que se realiza en los tiempos indicados durante el proceso electoral hasta llegar a la jornada o día de elecciones, es lo que permite tener la certeza de que nuestro voto será respetado.
Respetado, sí, porque son ciudadanos los que participan en todo el proceso. No es personal de gobierno quien mete las manos en las elecciones, como antes se hacía.
Destruir al INE como pretende el inquilino de palacio con su malévolo plan “B” además de un retroceso, es volver al pasado que no es aconsejable mucho menos deseable. Período que quedó superado con un órgano electoral como el que hasta la fecha tenemos.
Así queremos seguir; que nadie venga a decidir por nosotros los ciudadanos. Queremos seguir con nuestro INE porque ha funcionado, nos ha dado certeza, confianza. Un INE donde los votos se cuentan y se cuentan bien.
Es extraño que alguien que llegó por la vía democrática y obtuvo el triunfo porque obtuvo mayoría de votos, pretenda destruir con mentiras y falsedades nuestro órgano electoral.
Mentiras y falsedades sí, porque López Obrador no ganó en el 2006 como él afirma; ha sido un engaño para justificar el odio que siente por Felipe Calderón y de paso su deseo insano de desprestigiar al INE.
López Obrador es un mal perdedor, al parecer siempre lo ha sido. Olvida que en cuestión de elecciones, un voto hace la diferencia.
En el 2018 obtuvo el triunfo en elecciones organizadas por el instituto que hoy desea destruir con su más que infame plan B. Más mentiras y falsedades. No lo hace por una sencilla razón: ama el poder y no pretende soltarlo.
Su descaro no tiene límites. Asegura que el INE le cuesta mucho al gobierno, tratando de justificar sus planes para destruirlo. ¿Por qué no informa cuánto nos cuesta a los mexicanos su mañanera? ¿Cuánto nos está costando el apoyo que le brinda a regímenes autoritarios, gobernados por verdaderos dictadores?
Apoyos que le ha negado a los mexicanos y les da a individuos que oprimen a sus pueblos.
¡Ya basta! es patético y reprobable que permitamos destruyan lo que hemos construido todos los mexicanos. No es solo la defensa del instituto electoral sino al derecho que tenemos los ciudadanos a elegir libremente quien nos gobierne y quienes nos representen.
De ninguna manera deseamos vivir en un régimen autoritario.
Salir a manifestarnos para defender al INE representa defender nuestro voto, defender a México que es nuestro, de todos los mexicanos no de un solo hombre y sus secuaces.
Hagámoslo pensando en las generaciones presente y futuras.