Se descubrieron de chiripa
Cuando algo nos sale bien pero que no lo hacemos con esa intención o ni siquiera sabemos cómo, es decir, que solo salió bien por pura buena suerte, decimos que “me salió de chiripa”. El chamaco que está haciendo una complicada tarea de matemáticas y cuando obtiene el resultado del problema y le preguntas cómo lo obtuvo, te responde: “No sé, lo saqué de pura chiripa”, aceptando que no tiene ni idea de cómo le hizo para obtener la respuesta correcta.
Así pasa en la realidad. Alexander Fleming, médico escocés no era un tipo muy ordenado. Un día estornudó y ni se dio cuenta que un moco salido de su nariz a causa del estornudo cayó en una placa donde había un cultivo bacteriano con el que Fleming estaba experimentando. El Dr. Alexander había estado en la guerra y había quedado impresionado por la gran mortalidad causada por las heridas infectadas en los hospitales de campaña.
Por eso se había dedicado a buscar intensamente un nuevo antiséptico que evitase la dura agonía provocada por las heridas infectadas. Unos días más tarde notó que las bacterias habían sido destruidas en el lugar donde se había depositado el fluido nasal. Así fue como descubrió la proteína antimicrobiana llamada lisozima.
Poco tiempo después, de una manera también accidental —aunque ahora no hubo mocos de por medio— hizo otro descubrimiento que cambiaría el curso de la humanidad: el de la penicilina, un antibiótico que en menos de cien años de existencia ha salvado literalmente millones de vidas.
Éste no es el único caso de casualidad afortunada. Ha habido muchos, no nada más en el campo de la ciencia sino también en la literatura y en otras manifestaciones del conocimiento humano. A este fenómeno se le llama serendipia y se define precisamente como un descubrimiento afortunado e inesperado que se ha realizado accidentalmente.
La palabra serendipia no está en el Diccionario de la Lengua Española. ¿Entonces de dónde salió? se preguntará usted. Esta palabra la inventó un escritor inglés de apellido Walpole, basándose en un cuento persa llamado Los tres príncipes de Serendip en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip solucionaban sus problemas a través de una serie de increíbles casualidades.
¿Y existe la isla de Serendip? Sí, existe. De hecho, Serendip es el nombre que le dan los árabes a lo que nosotros conocimos como la isla de Ceilán y que de un tiempo a esta parte se llama Sri Lanka.
Hay quien dice que la palabra chiripa proviene de serendipia porque significa exactamente lo mismo: Una casualidad afortunada.
Otros casos famosos de serendipia son, por ejemplo, el del principio de Arquímedes que al meterse a la bañera se dio cuenta que su cuerpo desplazaba una masa de agua equivalente al volumen sumergido. Fue entonces cuando salió corriendo y gritando: ¡Eureka! Que quiere decir: “la encontré”.
En el campo de la literatura hay el caso increíble de Futility, una novela en donde se narra como un barco llamado Titán naufraga en su viaje inaugural. Catorce años después de publicado este libro ocurrió la tragedia del Titanic, que aparte del nombre tenía una serie asombrosa de coincidencias con el barco de la novela.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO: En mi trabajo hay una gran controversia para saber si en los recibos de nómina, los descuentos deben de aparecer como descuentos de puntualidad o descuentos por impuntualidad, descuentos de inasistencia o descuentos de asistencia. Gracias. Marcela Muñoz.
RESPUESTA: Lo correcto es: descuentos por impuntualidad y descuentos por inasistencia, o bien, en este último caso podrían ser descuentos por faltas de asistencia.
AHORA PREGUNTO: ¿Qué es originalmente una pamplina? a. Una leyenda. b. Una planta. c. Una marioneta o títere. d. Una colina desértica. RESPUESTA: b. La pamplina es una hierba que tiene diversos usos como planta medicinal.
Frase para terminar: Mi computadora me gana al ajedrez. Yo le gano al boxeo. ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.