Por qué debemos defender nuestra democracia hoy
La convocatoria que hoy reúne a miles de personas en plazas públicas de más de 100 ciudades en el País y allende las fronteras donde hay mexicanos indignados, en seguimiento a la marcha del pasado 13 de noviembre, es un movimiento pacífico alentador que reivindica el derecho a la protesta en una sociedad civil organizada.
Nos hallamos en la circunstancia de una reforma electoral unilateral, impuesta por la facción que le sirve de brazo legislativo al Presidente de la República y ostenta la mayoría parlamentaria, sin el apoyo y mucho menos el consenso de los otros partidos políticos ni autoridades electorales como terceros interesados.
Esa naturaleza de camarilla sobrerrepresentada supone que prevalezca entonces el interés de grupo por encima de otros. Y constituye un plan con maña, pues otorga una ventaja externa, manipulada y premeditada, para quienes temporalmente detentan el poder de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
Aquí resulta obligado abrir un paréntesis para señalar lo que debería ser obvio pero no lo es debido a la polarización y degradación de la vida pública iniciada en 2018, a la que nos hemos ido acostumbrando poco a poco: la política es negociación y bien común siempre, pluralismo, no imposición y despotismo, ni un instrumento para consumar revanchas o alentar el resentimiento social usando el espectro ideológico como coartada.
El denominado ‘Plan A’, rechazado por atemporal y regresivo el 6 de diciembre del 2022, suponía un fraude a la Constitución. Su sucedáneo, el ‘Plan B’, es en cambio una retahíla de alteraciones a las leyes reglamentarias consumadas acto seguido como vendetta, sin voluntad popular, con el ánimo de dañar, en la oscuridad, por la puerta de atrás, al cuarto para las 12 de concluir el periodo legislativo y violando el proceso, con la misión de socavar la democracia debilitando deliberadamente al árbitro.
Con la falacia -imposible considerarle argumento- de ahorrar dinero adelgazando su estructura operativa, Morena y aliados pretende maniatar la organización del Instituto Nacional Electoral -acaso su principal fortaleza institucionala partir del próximo proceso electoral federal que inicia el 1 de septiembre, limitando la presencia de funcionarios (al prescindir del 85% de la plantilla actual que desempeña un servicio profesional en territorio).
Y como ése trabajo no sobra y de todas maneras se requerirá para poder cumplir la función de manera correcta, los vacíos se llenan. Con quién, es la cuestión. Cooptar, el verbo adecuado. Descomponer lo que no está descompuesto, el sello de la 4T.
La forma de hacerlo es disminuir el presupuesto anual para alquiler de locales donde instalar módulos de credencialización, a fin de situarlos en oficinas de gobierno para no pagar renta. Manzana envenenada que hace dependiente lo independiente.
Es además una iniciativa innecesaria, no solicitada. Por lo menos no en los términos modificados ya que no atiende problemas del sistema electoral que sí existen, como la fiscalización de partidos, candidatos y aspirantes durante los procesos electorales para evitar financiamiento irregular e ilegal, sino crea nuevos conflictos, como eliminar la prohibición de candidaturas a los aspirantes que rebasen el tope de gastos o cometan actos anticipados de campaña. Fomenta la ilegalidad, no la persigue.
Otro ejemplo potencialmente nocivo aprobado ya: que puedan sufragar los mexicanos residentes en el extranjero sin credencial para votar, es decir, sin estar en la lista nominal del INE (en Estados Unidos hay 12 millones de personas en ese supuesto, para dimensionar el tamaño del riesgo al no existir control del padrón).
Por si fuera poco crea dificultades antes, durante y después de la jornada electoral. Desde la capacitación de ciudadanos que fungirán como mesa directiva y contarán los votos el día de la elección (reduciendo los tiempos para su adiestramiento, induciendo por consecuencia los errores), pasando por el nombramiento de representantes de casilla (pudiéndolos acreditar ahora los partidos hasta horas antes de iniciada la votación, generando con su presencia confusión e incertidumbre), hasta obstaculizar el traslado de paquetes electorales y su posterior cómputo distrital.
“Son aquellas pequeñas cosas” -citando a Joan Manuel Serrat- dirigidas y con conocimiento de causa que minan juntas a cualquier institución eficiente. No exenta de vicios, como ninguna lo está, ni perfecta, como nadie lo es. Sin embargo desarrollar elecciones confiables ha costado décadas y esfuerzo al INE, a pesar de los malos perdedores empeñados en dinamitar al órgano que con justicia los declaró ganadores en su día, so pretexto de la austeridad.
Cortita y al pie
El futuro se vislumbra ominoso de no restaurar el orden en los próximos meses la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver las acciones de inconstitucionalidad acerca del asunto y echar abajo el recientemente consumado ‘Plan B’.
Por ello es importante la concentración en torno a la defensa de la democracia y contra el autoritarismo. Porque la exigencia social debe manifestarse y que la Corte sepa de la responsabilidad que tiene en sus manos haciendo valer la Constitución. Nada más.
La última y nos vamos
Pase lo que pase, Coahuila está exento de la aplicación durante 2023 de las nuevas reglas del juego. Aún así la participación prevista para hoy domingo en las ciudades más pobladas de la entidad: Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras, además de dos municipios simbólicos como Cuatrociénegas (de Carranza, el constitucionalista) y Parras (cuna del apóstol de la democracia), es aire fresco para los tiempos convulsos que se viven.