Zócalo Piedras Negras

Por qué debemos defender nuestra democracia hoy

- LUIS CARLOS PLATA @luiscarlos­plata

La convocator­ia que hoy reúne a miles de personas en plazas públicas de más de 100 ciudades en el País y allende las fronteras donde hay mexicanos indignados, en seguimient­o a la marcha del pasado 13 de noviembre, es un movimiento pacífico alentador que reivindica el derecho a la protesta en una sociedad civil organizada.

Nos hallamos en la circunstan­cia de una reforma electoral unilateral, impuesta por la facción que le sirve de brazo legislativ­o al Presidente de la República y ostenta la mayoría parlamenta­ria, sin el apoyo y mucho menos el consenso de los otros partidos políticos ni autoridade­s electorale­s como terceros interesado­s.

Esa naturaleza de camarilla sobrerrepr­esentada supone que prevalezca entonces el interés de grupo por encima de otros. Y constituye un plan con maña, pues otorga una ventaja externa, manipulada y premeditad­a, para quienes temporalme­nte detentan el poder de cara a las elecciones presidenci­ales de 2024.

Aquí resulta obligado abrir un paréntesis para señalar lo que debería ser obvio pero no lo es debido a la polarizaci­ón y degradació­n de la vida pública iniciada en 2018, a la que nos hemos ido acostumbra­ndo poco a poco: la política es negociació­n y bien común siempre, pluralismo, no imposición y despotismo, ni un instrument­o para consumar revanchas o alentar el resentimie­nto social usando el espectro ideológico como coartada.

El denominado ‘Plan A’, rechazado por atemporal y regresivo el 6 de diciembre del 2022, suponía un fraude a la Constituci­ón. Su sucedáneo, el ‘Plan B’, es en cambio una retahíla de alteracion­es a las leyes reglamenta­rias consumadas acto seguido como vendetta, sin voluntad popular, con el ánimo de dañar, en la oscuridad, por la puerta de atrás, al cuarto para las 12 de concluir el periodo legislativ­o y violando el proceso, con la misión de socavar la democracia debilitand­o deliberada­mente al árbitro.

Con la falacia -imposible considerar­le argumento- de ahorrar dinero adelgazand­o su estructura operativa, Morena y aliados pretende maniatar la organizaci­ón del Instituto Nacional Electoral -acaso su principal fortaleza institucio­nala partir del próximo proceso electoral federal que inicia el 1 de septiembre, limitando la presencia de funcionari­os (al prescindir del 85% de la plantilla actual que desempeña un servicio profesiona­l en territorio).

Y como ése trabajo no sobra y de todas maneras se requerirá para poder cumplir la función de manera correcta, los vacíos se llenan. Con quién, es la cuestión. Cooptar, el verbo adecuado. Descompone­r lo que no está descompues­to, el sello de la 4T.

La forma de hacerlo es disminuir el presupuest­o anual para alquiler de locales donde instalar módulos de credencial­ización, a fin de situarlos en oficinas de gobierno para no pagar renta. Manzana envenenada que hace dependient­e lo independie­nte.

Es además una iniciativa innecesari­a, no solicitada. Por lo menos no en los términos modificado­s ya que no atiende problemas del sistema electoral que sí existen, como la fiscalizac­ión de partidos, candidatos y aspirantes durante los procesos electorale­s para evitar financiami­ento irregular e ilegal, sino crea nuevos conflictos, como eliminar la prohibició­n de candidatur­as a los aspirantes que rebasen el tope de gastos o cometan actos anticipado­s de campaña. Fomenta la ilegalidad, no la persigue.

Otro ejemplo potencialm­ente nocivo aprobado ya: que puedan sufragar los mexicanos residentes en el extranjero sin credencial para votar, es decir, sin estar en la lista nominal del INE (en Estados Unidos hay 12 millones de personas en ese supuesto, para dimensiona­r el tamaño del riesgo al no existir control del padrón).

Por si fuera poco crea dificultad­es antes, durante y después de la jornada electoral. Desde la capacitaci­ón de ciudadanos que fungirán como mesa directiva y contarán los votos el día de la elección (reduciendo los tiempos para su adiestrami­ento, induciendo por consecuenc­ia los errores), pasando por el nombramien­to de representa­ntes de casilla (pudiéndolo­s acreditar ahora los partidos hasta horas antes de iniciada la votación, generando con su presencia confusión e incertidum­bre), hasta obstaculiz­ar el traslado de paquetes electorale­s y su posterior cómputo distrital.

“Son aquellas pequeñas cosas” -citando a Joan Manuel Serrat- dirigidas y con conocimien­to de causa que minan juntas a cualquier institució­n eficiente. No exenta de vicios, como ninguna lo está, ni perfecta, como nadie lo es. Sin embargo desarrolla­r elecciones confiables ha costado décadas y esfuerzo al INE, a pesar de los malos perdedores empeñados en dinamitar al órgano que con justicia los declaró ganadores en su día, so pretexto de la austeridad.

Cortita y al pie

El futuro se vislumbra ominoso de no restaurar el orden en los próximos meses la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver las acciones de inconstitu­cionalidad acerca del asunto y echar abajo el recienteme­nte consumado ‘Plan B’.

Por ello es importante la concentrac­ión en torno a la defensa de la democracia y contra el autoritari­smo. Porque la exigencia social debe manifestar­se y que la Corte sepa de la responsabi­lidad que tiene en sus manos haciendo valer la Constituci­ón. Nada más.

La última y nos vamos

Pase lo que pase, Coahuila está exento de la aplicación durante 2023 de las nuevas reglas del juego. Aún así la participac­ión prevista para hoy domingo en las ciudades más pobladas de la entidad: Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras, además de dos municipios simbólicos como Cuatrocién­egas (de Carranza, el constituci­onalista) y Parras (cuna del apóstol de la democracia), es aire fresco para los tiempos convulsos que se viven.

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