Zócalo Piedras Negras

Las empresas que fracasan exitosamen­te

- La Voz del IMEF HUGO BALBOA

Las empresas más innovadora­s y exitosas incorporan la experiment­ación en su estrategia de negocio y extraen el máximo aprendizaj­e de sus errores. ¿Cómo un emprendedo­r o una empresa mediana puede aprender de esto?

Hay dos enfoques clásicos para el fracaso. Uno de ellos, resumido por Winston Churchill: “El éxito consiste en pasar del fracaso al fracaso sin perder el entusiasmo”. Tal y como los empresario­s de Sillicon Valley, que llevan sus arranques fallidos como distintivo­s de honor en este campo. En algunas ocasiones la palabra fracaso resulta ser demasiado desmoraliz­ante para algunas empresas y emprendedo­res, que la mayoría trata de no mencionarl­o y evitarlo.

El segundo enfoque se resume mejor en las palabras del cantante norteameri­cano Johnny Cash: “Tú construyes el fracaso, úsalo como un peldaño, cierra la puerta del pasado, no te detengas en ella. No dejes tu energía ni tu tiempo, ni nada de tu espacio ahí”. Esta es la respuesta por defecto de muchas grandes empresas al fracaso: mantenerlo callado, ignorarlo y esperar que se vaya.

¿Cómo puede dar a su negocio la mejor oportunida­d de sobrevivir a través de la innovación? Tim Harford, autor de Adapt, dice que hay tres pasos esenciales: probar cosas nuevas, en la expectativ­a de que algunas fracasarán; sobrevivir ante el fracaso, porque será común; y asegurarse de que sabe cuándo ha fracasado. Esto suena como un plan excelente. Entonces, ¿por qué no más gente lo hace?

La mayoría de las empresas adopta un enfoque de cero tolerancia al fracaso, la persona que falla es despedida, y todo el mundo recibe el mensaje de que esto no debe volver a suceder. Pero esto crea una cultura de miedo, la gente sigue las reglas, si tienen sentido o no, y nadie se atreve a probar nada nuevo.

No todo en los errores o fracasos son malos si cultivamos un pensamient­o reflexivo y pensando con el propósito de crecer.

El pensamient­o reflexivo permite procesar los sucesos de la vida y mejorar después. Al examinar lo que funcionó y lo que no, se es capaz de extraer lo mejor de los éxitos y fracasos, y utilizar el conocimien­to para avanzar. Como siempre, tratando de mejorar.

Algunas preguntas que debemos hacernos son; ¿Qué planes funcionaro­n? ¿Qué decisiones produjeron buenos resultados? ¿Qué decisiones terminaron siendo incorrecta­s? Si tuviera que abordar la situación de nuevo, sabiendo lo que sé ahora, ¿qué haría yo de manera diferente? ¿Por qué?

Los errores más grandes suelen producir las lecciones más grandes, así que piensa profundame­nte para evitar que tus mañanas caigan en las mismas trampas que tus ayeres.

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