TODO SE VE MUY TRANQUILO DESDE EL PODER...
Este martes me referí a la segunda gran concentración ciudadana para protestar por los cambios a los procesos electorales que impulsan López Obrador y los legisladores de Morena.
Y como los ánimos están crispados, al grado de que los ciudadanos en activo ya han escogido su equipo como si se tratara de barras bravas, a favor o en contra del poder en turno, parece que ni siquiera está muy claro lo que está en juego con los cambios electorales mencionados.
Por las dudas, va una explicación: el dichoso Plan B de Morena, en resumidas cuentas, incluía una nefasta cláusula que permitía a los partidos parásitos sobrevivir hasta el fin de los tiempos mediante una chicanada: que el partido en el poder les “regalara” los votos suficientes para conservar el registro, aunque muy pocos votaran por ellos.
Pero eso no prosperó por el momento. Aunque sí quedó un recorte draconiano a las estructuras operativas del INE, lo que limitará su capacidad para organizar elecciones y llevarlas a buen término.
Sin embargo, el “ahorro” no aplicará a los partidos, pues lo que no gasten en un periodo determinado no tendrán que devolverlo a la nación, sino que podrán quedárselo para gastarlo después, a su gusto y discreción. Qué listos.
Por otra parte, a mí no me parece mal que recorten los sueldos y estipendios de unos funcionarios que cobran como príncipes por realizar una labor meramente técnica. Nos salen carísimos. De ahí buena parte del apoyo popular al Plan B. No es que sean “borregos”: basta del discurso polarizador.
El hartazgo es real, pero no sólo hacia los duques electorales, sino hacia todos los funcionarios en los tres niveles y los tres poderes. Cobran mucho y funcionan muy mal.
Otro punto del llamado Plan B es espeluznante: relajará el criterio de lo que es y no es “propaganda gubernamental”, de una manera ridícula: “lo que no se etiquete en los presupuestos como propaganda no será considerada como tal, a pesar de que utilice fondos públicos”, nos cuenta El País.
O sea que el gobierno sería juez y parte, y bastará con que digan que la millonada que gastan en promover a las “corcholatas” del Peje no es propaganda, sino mera difusión… y se acabará la discusión. ¡Más listos!
Mi conclusión no es esperanzadora. Las razones de la protesta son muy reales y deben atenderse. Sin embargo, quienes más se beneficiarían con que el INE no se toque son precisamente los partidos ahora en oposición que, con su corrupción y/o ineptitud nos trajeron hasta aquí.
Han tenido tiempo suficiente para depurar sus institutos y ofrecer verdaderas alternativas de cambio que lleven al país hacia adelante, más allá de alentar un cambio de personajes en el poder… para que regresen los mismos de siempre.