Pensamiento femenino
Volemos como las águilas.
El águila vuela hasta el sitio más alto para esperar los vientos que se aproximan, cuando llega la tormenta extiende con firmeza sus alas para que el aire las agarre y le lleve por encima de ella, de esa forma mientras la tormenta destroza todo abajo, el águila pasa encima de ella.
Cuando leí esta descripción de lo que hace este animalito, maravilla de la creación como cada uno de nosotros me quedé sin habla.
No concebía que su sabiduría innata le condujera a enfrentar con extrema serenidad la adversidad y además la superara.
La mayoría de las personas en los momentos difíciles no sabemos qué hacer porque ignoramos que, al llorar al escribir lo que sentimos o nos desahogamos con alguien, nuestra energía se purifica.
Ahora con las prisas, olvidamos apreciar esa agradable sensación que nos invade cuando reímos, cantamos o bailamos.
Casi en automático acudimos al gimnasio, practicamos yoga, taichí, hacemos caminatas, excelentes ejercicios que revitalizan.
Por supuesto que no es fácil, pero si queremos podemos hacer costumbre el pedir perdón y perdonarnos de corazón, acción relevante que purifica la sangre y la mente.
Desconocemos que, al amarnos y respetarnos nos unimos entrañablemente con los seres que nos rodean porque la energía recibida del universo, depura el ambiente al tiempo que satura al planeta de cosas positivas.
El mundo necesita esta frecuencia, urgen hogares y familias integradas que experimenten, que gocen de esta milagrosa energía divina.
El águila es un símbolo de esfuerzo, voluntad, iluminación espiritual, que permite superar lo inesperado en calma. Cerremos los ojos, respiremos profundo, extendamos los brazos como si fueran alas y liberemos nuestro espíritu para que se eleve hasta lo más alto del cielo.