Zócalo Piedras Negras

Ni Movimiento ni Ciudadano; simple cálculo político-electoral en su máxima expresión

- Mosaico de Egos LUIS CARLOS PLATA @luiscarlos­plata

Todavía hoy es tema relevante pero puede que mañana no lo sea ya, inclusive se difumine de la agenda pública el fin de semana y llegando al inicio de la campaña, el próximo 2 de abril, sea historia y olvido: Movimiento Ciudadano decidió no participar con candidatos a Gobernador en las elecciones del Estado de México y Coahuila que se celebran el próximo 4 de junio.

Y lo anunció tres meses antes de la jornada electoral, el pasado lunes, a través de un comunicado incendiari­o donde acusa un “pacto” entre Morena y el PRI, calificand­o los comicios como “farsa”.

Si bien se trata de un hecho inédito, justo es decir que ideológica­mente no ha prendido en el ánimo social esa supuesta progresía que abandera MC, especialme­nte entre un mercado joven al que se dirigen como grupo objetivo. No es un partido de derecha ni de izquierda. A veces de centro-izquierda y a veces de centro-derecha. Su lugar es la indefinici­ón –y a veces la incongruen­cia– permanente. Lo suyo es el cálculo político-electoral.

Para no contaminar­se del sistema político en el que “compiten” (por llamarle de alguna manera), han decidido dar “un paso lateral” que les “permite ser distintos”, según su versión. Un argumento que apela a las obviedades disfrazada­s de sentido común, nunca a la evidencia.

Dante Delgado, senador de Movimiento Ciudadano y líder fundador del partido, por no decir dueño, hizo una pregunta retórica para justificar la decisión tomada: “Explíqueno­s ustedes la razón por la que en el Estado de México sí van juntos Morena, el PT y el Verde, cuando decían que iban a ir separados, y en Coahuila no. Pues porque quieren dejarle uno (un estado, al PRI), aunque sea chiquito, pero a cambio de qué; de llevarse la mayor rebanada electoral del país (Estado de México)”.

Y aquí es necesario recalcar su concepto personal de Coahuila: “chiquito”, como mencionó al referirse a nuestra entidad. Resulta interesant­e que no esconde su real intención al hablar en términos de pasteles.

Es la praxis política manifestad­a en su máxima expresión, especialme­nte al definir la hoja de ruta de MC despidiénd­ose de la contienda y amenazando con ir por “La Grande”: “Nos vemos en 2024”.

Un asunto de optimizar esfuerzos. No desgastars­e innecesari­amente, a su juicio. No invertir donde sabe de antemano que no habrá resultados positivos. Más casino que democracia. Aunque la realidad es muy distinta, por lo menos en Coahuila, donde la etapa de precampaña­s transcurri­ó en blanco para su causa.

Mientras en los vecinos Durango y Zacatecas ha crecido su preferenci­a electoral, y en el otro vecino, Nuevo León, gobierna el estado y la capital, en Coahuila su presencia es simbólica.

Inicialmen­te probó al coordinar con la experienci­a de Raúl Sifuentes Guerrero, de 2014 a 2020, y posteriorm­ente con la juventud de Alfonso Danao de la Peña. En ninguno de los dos casos ha funcionado. Actualment­e no tienen siquiera un regidor como representa­nte en ninguno de los 38 ayuntamien­tos de la entidad. Reitero: ni uno solo.

Incluso el pulso político local de MC era tan bajo en meses previos, al grado que la mayoría de encuestado­ras y medios de comunicaci­ón nacionales, con tal de colocarlo en la medición demoscópic­a y no dejar la casilla desierta, incluían a Danao por default.

En la elección de 2021, por ejemplo, Movimiento Ciudadano consiguió 23 mil 755 votos entre 1 millón 302 mil 465 totales en Coahuila. Es decir, 1.82%. Para dimensiona­r: en 14 de 38 ayuntamien­tos quedó en cero.

Y en 2020 tampoco logró algo, pues obtuvo sólo 11 mil 808 sufragios entre los 16 distritos electorale­s del estado, los cuales representa­n 1.35% de la votación emitida.

¿Su ausencia entonces altera el escenario y la correlació­n de fuerzas en 2023? Ni beneficia ni perjudica. Tampoco hay un trasvase de votos por una sencilla razón: no hay votos que trasvasar.

Su aspiración real en este momento es llegar al 3% de votación válida emitida en la elección de diputados locales y con ello colocar a su posición número uno de la lista plurinomin­al en el Congreso del Estado, ateniéndos­e a la regla de representa­tividad. Y nada más.

No obstante puede gestarse un voto de castigo en su contra que no les permita lograr el objetivo, o que sus actuacione­s pasen desapercib­idas debido a su escasa presencia de tiempos oficiales en radio y televisión, y nulas prerrogati­vas estatales.

Cortita y al pie

En el Edomex, por su parte, MC había postulado a Juan Zepeda, quien hasta el 6 de marzo acumulaba 8% de preferenci­a según el modelo bayesiano dinámico de agregación de resultados de encuestas publicadas, difundido por la plataforma Polls.

Sin embargo su tendencia era crecer electoralm­ente durante la campaña, y la decisión cupular de abandonar la competenci­a no permitió que creciera, acaso para no dividir el voto, consideran­do como antecedent­e que él mismo compitió por la gubernatur­a en 2017 bajo el emblema del PRD logrando 17.83 por ciento.

¿Eso a quién beneficia?, se preguntará usted. La respuesta es muy simple: al opositor local con mayor preferenci­a. O sea Morena. Así el espectro se reduce, la cancha se achica, el tablero se delimita. Es votar por eso, o nada. Elegir lo que otros eligieron por anticipado. Esa es nuestra imperfecta democracia con agujeros y lagunas.

La última y nos vamos

El 1 de mayo de 2006 Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja se afilió a Convergenc­ia, hoy Movimiento Ciudadano, con residencia en el Distrito federal 04 de Acapulco, Guerrero, y hasta la última versión pública del padrón de personas afiliadas a los partidos políticos, la cual data del 4 de julio de 2022, seguía siendo miembro.

Cómo estará la cosa para que él, su militante más popular en Coahuila, haya optado mejor por hacer precampaña a favor del PT.

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