Ni Movimiento ni Ciudadano; simple cálculo político-electoral en su máxima expresión
Todavía hoy es tema relevante pero puede que mañana no lo sea ya, inclusive se difumine de la agenda pública el fin de semana y llegando al inicio de la campaña, el próximo 2 de abril, sea historia y olvido: Movimiento Ciudadano decidió no participar con candidatos a Gobernador en las elecciones del Estado de México y Coahuila que se celebran el próximo 4 de junio.
Y lo anunció tres meses antes de la jornada electoral, el pasado lunes, a través de un comunicado incendiario donde acusa un “pacto” entre Morena y el PRI, calificando los comicios como “farsa”.
Si bien se trata de un hecho inédito, justo es decir que ideológicamente no ha prendido en el ánimo social esa supuesta progresía que abandera MC, especialmente entre un mercado joven al que se dirigen como grupo objetivo. No es un partido de derecha ni de izquierda. A veces de centro-izquierda y a veces de centro-derecha. Su lugar es la indefinición –y a veces la incongruencia– permanente. Lo suyo es el cálculo político-electoral.
Para no contaminarse del sistema político en el que “compiten” (por llamarle de alguna manera), han decidido dar “un paso lateral” que les “permite ser distintos”, según su versión. Un argumento que apela a las obviedades disfrazadas de sentido común, nunca a la evidencia.
Dante Delgado, senador de Movimiento Ciudadano y líder fundador del partido, por no decir dueño, hizo una pregunta retórica para justificar la decisión tomada: “Explíquenos ustedes la razón por la que en el Estado de México sí van juntos Morena, el PT y el Verde, cuando decían que iban a ir separados, y en Coahuila no. Pues porque quieren dejarle uno (un estado, al PRI), aunque sea chiquito, pero a cambio de qué; de llevarse la mayor rebanada electoral del país (Estado de México)”.
Y aquí es necesario recalcar su concepto personal de Coahuila: “chiquito”, como mencionó al referirse a nuestra entidad. Resulta interesante que no esconde su real intención al hablar en términos de pasteles.
Es la praxis política manifestada en su máxima expresión, especialmente al definir la hoja de ruta de MC despidiéndose de la contienda y amenazando con ir por “La Grande”: “Nos vemos en 2024”.
Un asunto de optimizar esfuerzos. No desgastarse innecesariamente, a su juicio. No invertir donde sabe de antemano que no habrá resultados positivos. Más casino que democracia. Aunque la realidad es muy distinta, por lo menos en Coahuila, donde la etapa de precampañas transcurrió en blanco para su causa.
Mientras en los vecinos Durango y Zacatecas ha crecido su preferencia electoral, y en el otro vecino, Nuevo León, gobierna el estado y la capital, en Coahuila su presencia es simbólica.
Inicialmente probó al coordinar con la experiencia de Raúl Sifuentes Guerrero, de 2014 a 2020, y posteriormente con la juventud de Alfonso Danao de la Peña. En ninguno de los dos casos ha funcionado. Actualmente no tienen siquiera un regidor como representante en ninguno de los 38 ayuntamientos de la entidad. Reitero: ni uno solo.
Incluso el pulso político local de MC era tan bajo en meses previos, al grado que la mayoría de encuestadoras y medios de comunicación nacionales, con tal de colocarlo en la medición demoscópica y no dejar la casilla desierta, incluían a Danao por default.
En la elección de 2021, por ejemplo, Movimiento Ciudadano consiguió 23 mil 755 votos entre 1 millón 302 mil 465 totales en Coahuila. Es decir, 1.82%. Para dimensionar: en 14 de 38 ayuntamientos quedó en cero.
Y en 2020 tampoco logró algo, pues obtuvo sólo 11 mil 808 sufragios entre los 16 distritos electorales del estado, los cuales representan 1.35% de la votación emitida.
¿Su ausencia entonces altera el escenario y la correlación de fuerzas en 2023? Ni beneficia ni perjudica. Tampoco hay un trasvase de votos por una sencilla razón: no hay votos que trasvasar.
Su aspiración real en este momento es llegar al 3% de votación válida emitida en la elección de diputados locales y con ello colocar a su posición número uno de la lista plurinominal en el Congreso del Estado, ateniéndose a la regla de representatividad. Y nada más.
No obstante puede gestarse un voto de castigo en su contra que no les permita lograr el objetivo, o que sus actuaciones pasen desapercibidas debido a su escasa presencia de tiempos oficiales en radio y televisión, y nulas prerrogativas estatales.
Cortita y al pie
En el Edomex, por su parte, MC había postulado a Juan Zepeda, quien hasta el 6 de marzo acumulaba 8% de preferencia según el modelo bayesiano dinámico de agregación de resultados de encuestas publicadas, difundido por la plataforma Polls.
Sin embargo su tendencia era crecer electoralmente durante la campaña, y la decisión cupular de abandonar la competencia no permitió que creciera, acaso para no dividir el voto, considerando como antecedente que él mismo compitió por la gubernatura en 2017 bajo el emblema del PRD logrando 17.83 por ciento.
¿Eso a quién beneficia?, se preguntará usted. La respuesta es muy simple: al opositor local con mayor preferencia. O sea Morena. Así el espectro se reduce, la cancha se achica, el tablero se delimita. Es votar por eso, o nada. Elegir lo que otros eligieron por anticipado. Esa es nuestra imperfecta democracia con agujeros y lagunas.
La última y nos vamos
El 1 de mayo de 2006 Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja se afilió a Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano, con residencia en el Distrito federal 04 de Acapulco, Guerrero, y hasta la última versión pública del padrón de personas afiliadas a los partidos políticos, la cual data del 4 de julio de 2022, seguía siendo miembro.
Cómo estará la cosa para que él, su militante más popular en Coahuila, haya optado mejor por hacer precampaña a favor del PT.