Zócalo Piedras Negras

Mujeres: Gobierno que las odia

- Detrás de la Noticia RICARDO ROCHA

Eufemístic­amente le llaman misoginia, de las raíces griegas miseo, que quiere decir odiar y gyne que significa mujer. En pocas palabras, odio hacia la mujer y todo lo femenino. Lo vergonzant­e es que en México tenemos un Gobierno que ejerce ese desprecio y menospreci­o todos los días. Y lo ha hecho despiadada­mente desde el inicio de su gestión: cerró 9 mil estancias infantiles atentando contra el empleo de decenas de miles de madres, cuando es bien sabido que en este país al menos 30 de cada 100 hogares son mantenidos por mujeres que trabajan; el pretexto fue la corrupción, no obstante que la Auditoría Superior había encontrado irregulari­dades en solo 3% de ellas. En paralelo mandó cortar los apoyos a los refugios para mujeres violentada­s con el pretexto de una malentendi­da austeridad criminal. Igual les quitó el pan de la boca a un millón y medio de niños, al suspender las escuelas de tiempo completo, disparando el gasto familiar.

A ver: resulta inaceptabl­e que un Gobierno supuestame­nte progresist­a y de izquierda, se haya mostrado tan insensible frente a las miles de muertas y desapareci­das en estos años, a los 14 feminicidi­os de cada día o al dolor inmenso de las madres buscadoras de los restos de sus hijos en todos los rincones del territorio nacional. Al contrario, Andrés Manuel López Obrador ha respondido con la descalific­ación, la diatriba y la mentira al asegurar –como siempre– que los grupos feministas están manipulado­s por sus adversario­s neoliberal­es y conservado­res. En otros casos, hasta se ha burlado con sorna de las manifestac­iones de mujeres como cuando en aquel 8 de marzo del 2020 salieron por miles a la calle para protestar por la violencia en su contra y el Presidente respondió en su mañanera de dos días después: “Ah sí, ¿me dijeron que hubo una marcha, verdad?” O la vez que en un 10 de mayo se negó a recibir a un grupo de madres y les mandó a un funcionari­o de cuarta mientras él se quedó cante y cante con sus artistas favoritas dentro de Palacio Nacional.

Sin embargo, el más reciente capítulo de su misoginia es realmente grave y alarmante, aunque se trate de una sola mujer: el Presidente está furioso porque reventó la posibilida­d de imponer a la ministra plagiaria Yasmín Esquivel; pero más lo enfureció que llegase a encabezar la Corte precisamen­te la ministra que más ha cuestionad­o sus caprichos y ocurrencia­s: Norma Lucía

Piña Hernández, de sólida y transparen­te trayectori­a que fue legalmente elegida por sus pares, aunque López Obrador diga “está por mí de Presidenta”. A lo que ha seguido una retahíla de estigmatiz­aciones, descalific­aciones e insultos, ofensas y ridiculiza­ciones contra ella.

Lo que sí es grave en extremo es que el Presidente afirma que con la llegada de la ministra Piña a la Presidenci­a de la Corte, se ha desatado “una ola de resolucion­es favorables a delincuent­es”. Y más grave que el Presidente haya propiciado en sus redes un terrible clima de linchamien­to con la imagen de una bala que se sugiere se dirija a la ministra. A lo que el Presidente ha respondido con una socarroner­ía cada vez más frecuente que “en una de esas fueron ellos mismos”. Malos augurios.

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