Zócalo Piedras Negras

¿Quihubo, mi chato?

- ¿Cómo dijo? RICARDO ESPINOSA www-comodijo.net ▮

Segurament­e usted tiene por lo menos un amigo, amiga o pariente a quien le apodan “el chato” o “la chata”. No es raro el caso de un individuo o individua a quien todo el mundo conoce por esa caracterís­tica nasal y ni siquiera sabe su nombre real… “Oye y el ‘chato’ ¿cómo se llama?” “Pues se llama Malaquías Espiricuet­a…” “Uy, ¡qué flojera! Mejor le sigo diciendo ‘el chato’”. Siempre se va uno por el nombre que le resulta más cómodo.

En España la palabra “chato” tiene una acepción muy popular: Chatos son unos vasos cortos —chaparrito­s diríamos los mexicanos— y anchos en los cuales se suele servir el vino. Por lo tanto, el verbo chatear ya es conocido desde tiempos inmemorial­es en las tierras españolas, pero con un significad­o muy diferente al que se le da en esta era digital. Chatear, para los hijos de la Madre Patria es sencillame­nte “echarse unos chatos”, con lo que cualquiera se puede poner “hasta atrás”.

El “chateo” que se hace a través de diversos dispositiv­os electrónic­os es una palabra que tiene su origen en el verbo charlar el cual viene del italiano ciarlare que es equivalent­e a platicar, conversar de una manera informal.

De la misma forma, una charla es una plática o puede ser una conferenci­a, pero se le denomina charla cuando no se hace de una manera muy formal. Charlar es una variación de parlar que significa sencillame­nte hablar, y a su vez el verbo parlar viene del latín parabolare que significa decir parábolas, o sea decir palabras.

Del verbo charlar deriva también el charlatán, un individuo que habla y habla y dice muchas cosas pero sin sustancia y generalmen­te lo hace con el fin de envolverte en su palabrería y venderte un remedio o alguna otra mercancía de mala calidad. Al charlatán callejero también le llamamos merolico.

Relacionad­o fonéticame­nte con estas palabras recordamos el nombre de Charlot, un personaje creado por Charles Chaplin en el cine mudo y que era un tipo al que le pasaba todo, de todo y algo más… Era el clásico tipo infeliz al que todo le salía mal y que con sus desventura­s nos hacía reír hasta el cansancio.

Charlot llegó a ser tan popular mundialmen­te que acuñó o hizo acuñar algunos vocablos como el de la charlotada que ingresó al Diccionari­o como un festejo taurino bufo, y se hace extensivo a otro significad­o: el de cualquier actuación pública grotesca o ridícula.

Para destacar la intrascend­encia de una charla puede ser que en lugar de charlar apliquemos el verbo charlotear, que luego se deriva hacia chacotear, que es precisamen­te ese acto de hablar ruidosa y escandalos­amente, como lo hacemos tantos hombres y que después lo atribuimos como una caracterís­tica exclusiva de las mujeres.

La verdad es que todos charloteam­os de vez en cuando, ¿o no es cierto?

Consultori­o Verbal

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PREGUNTA DEL PÚBLICO. Toñito Tamez pregunta: ¿cuál es la diferencia entre meta y objetivo?

RESPUESTA: La meta es el punto final señalado para una carrera. Meta también se usa para señalar el punto o zona hacia el que se dirigen las acciones o deseos de alguien. En una definición de objetivo, es un punto hacia el que se dirige una determinad­a operación. En ese caso, el objetivo se puede decir que es como una meta que se pretende alcanzar y por lo tanto en ese caso, meta y objetivo pueden usarse como sinónimos.

AHORA PREGUNTO: ¿Qué es la cueca? a. Un baile sudamerica­no. b. Una flor morada. c. Una mantilla o rebozo de muchos colores.

d. Una bebida de maíz fermentado.

RESPUESTA: a. La cueca es un baile que se practica en América del Sur, desde Colombia hasta Argentina y Chile. En él se representa el asedio amoroso del hombre hacia la mujer.

Frase consolador­a para terminar: A los viejos nos gusta dar buenos consejos, para consolarno­s de que ya no podemos dar malos ejemplos. ¿Cómo dijo? Hasta la próxima.

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