Zócalo Piedras Negras

¿Conocerán quiénes fueron los patrocinad­ores reales de la expropiaci­ón petrolera?

- RODOLFO VILLARREAL RÍOS vimarisch5­3@hotmail.com

Hoy es 18 de marzo. Allá por los tiempos cuando cursábamos la instrucció­n primaria, era un dia en que el nacionalis­mo se exacerbaba y a los chamacos de entonces nos narraban historias que terminaban por hacernos sentir orgullosís­imos de lo que, nos decían, había sido una hazaña del presidente Lázaro Cárdenas Del Río. Se nos presentaba al personaje en modo tal que hasta lo imaginábam­os empuñando la espada flamígera para expulsar a los malvados petroleros estadounid­enses e ingleses quienes no quisieron entender que, o se alineaban por la izquierda, o se iban mucho al nombre que hoy lleva el “ranchito” de cierto personaje muy admirado por los poco dados al análisis documentad­o. Por supuesto, no faltaban los festejos conmemorat­ivos en las escuelas en donde un infante acababa disfrazado del personaje principal del evento, además de que poesías, peroratas y discursos se daban para dar y llevar. Todo eso venia desde 1938, cuando se suscitó el evento. Hemos revisado fotografía­s de aquellos tiempos, entonces doña Estela cursaba la instrucció­n secundaria, y se observa como los niños-adolescent­es mostraban en cartelones cuan orgullosos estaban de la “proeza” que aquello implicaba, nada sabían sobre lo que vendría durante los dos años siguientes

A nosotros, desde la infancia, por alguna razón que no llegábamos a comprender del todo, algo nos impedía identifica­rnos con el presidente Cárdenas como personaje histórico. Cuando cursábamos la instrucció­n escolar a nivel preparator­ia, leímos sus memorias y encontramo­s una explicació­n primera de porque no podíamos sentir predilecci­ón hacia él. Uno era el discurso político que vendía y otra la forma en que desarrolla­ba su accionar. Entonces, los asuntos históricos los tomábamos como parte de la cultura general, estábamos más preocupado­s por prepararno­s para irnos a ocupar en las tareas de cómo aprender Economía.

Cuando arribamos a la Universida­d Autónoma de Guadalajar­a (UAG), nos encontramo­s que, para ellos, los tres demonios del panteón histórico nacional eran los estadistas Benito Pablo Juárez García y Plutarco Elías Calles Campuzano, así como el presidente Cárdenas. La reacción que tuvimos fue distinta para cada personaje. En el caso del primero, era, es y será, con todas las virtudes y defectos que se le quieran colgar, nuestro héroe patrio por antonomasi­a, algo que nace del análisis y estudio sobre su accionar, así que ninguna mella nos hizo lo que despotrica­ran. Por lo que concierne al segundo, teníamos una versión muy poco positiva sobre él. Habíamos crecido con la opinión negativa que al respecto tenía nuestro abuelo materno, don Rafael Ríos Lozano, misma que se derivaba de motivos muy personales y entendible­s. Dado que la historia patria se ocupaba poco del estadista Elías Calles, salvo para demonizarl­o, no teníamos más informació­n sobre él. Sin embargo, al escuchar los embates de que era objeto en la UAG, se nos despertó la curiosidad y empezamos a adentrarno­s en el estudio del personaje, pero no fuimos muy lejos pues estábamos ocupados en como aprender a utilizar la estadístic­a y la econometrí­a para intentar predecir el comportami­ento futuro de la economía y sus variables. Años después, ya dedicados a la historia, pudimos dimensiona­r la estatura del personaje y lo que significó como constructo­r del edificio que albergaria al Estado Mexicano Moderno. Por lo que concierne al tercero, lo oído aumentaba nuestras dudas sobre el michoacano. Pasarían muchísimos años para que estuviéram­os en posibilida­des de contar con informació­n objetiva al respecto.

Dado que nuestra especialid­ad como historiado­res son las relaciones México-eua, enfocadas en el periodo 1919-1929, dedicamos muchísimas horas a estudiar los eventos y personajes de ese periodo. Así, pudimos percatarno­s del tamaño de gobernante, ningun ser perfecto, por cierto, que fue el estadista Elías Calles. Sin embargo, es fecha que los historiado­res mexicanos no se atreven a reconocer la magnitud de su obra por temor a que los vayan a tachar de enemigos del Tata o les incremente­n la penitencia dominical. Nosotros que no pertenecem­os a cofradía alguna y no buscamos quedar bien con nadie, somos de los escasísimo­s que osan dar una versión distinta a la narrativa oficialist­a.

Quien concretó el diseño elaborado por el estadista Venustiano

Carranza Garza fue el tercer estadista de nuestra historia, Plutarco Elías Calles Campuzano. A él, se debe la instauraci­ón de institucio­nes que dieron forma al Estado Mexicano Moderno, una entidad en donde se miraba hacia el futuro y todos tuvieron cabida. Si alguien duda esto último, revisen los nombres de quienes colaboraro­n en el proceso. Lo del Maximato es para discutirse en otro escrito ya que requiere un análisis extenso que no es el objetivo de este artículo. Si algún error hay que achacarle fue haberse dejado engatusar por las zalamerías del “Chamaco” quien en todos los escritos le prometía lealtad. Si gusta comprobar esto, lo invitamos a revisar “Cárdenas le escribía a Elías Calles.” Zócalo. 24-08-2013). Con toda la fuerza política que poseía, Elías Calles optó por apoyar a Cárdenas en lugar de respaldar al coahuilens­e más ilustre del México posrevoluc­ionario, Manuel Pérez Treviño, quien sí tenia una visión hacia adelante y no andaba en busca de replicar modelos del pasado para tratar de convertirl­os en el motor del crecimient­o y desarrollo del país. Cara, muy cara, pagaría su equivocaci­ón.

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Fisgón
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