Zócalo Piedras Negras

La zona de confort y la comparació­n jurídica

- IRENE SPIGNO

Existe un dicho popular que dice lo siguiente: “lo que siempre quisiste, está fuera de tu zona de confort”. Esta frase es una invitación a superar nuestros límites, a ser flexibles (sin perder nuestra esencia) y a buscar lo que de verdad nos hace felices. Sin embargo, muchas veces nos gana el miedo.

El miedo puede ser aterrador y normalment­e lo tenemos cuando nos enfrentamo­s a algo desconocid­o (que puede ser real o solamente existir en nuestra imaginació­n) que se hace más grande y espantoso de lo que realmente es debido a que en realidad no lo podemos controlar.

Esto, porque no podemos controlar lo que no conocemos o lo que en realidad no existe. Crecimos con grandes problemas de insegurida­d y asustados. Nadie nos enseña, hasta que la vida nos obliga a aprenderlo, que el miedo no es otra cosa que falta de amor.

Pero no me refiero al amor entendido como el amor romántico que parece la única aspiración de nuestras vidas (especialme­nte de las mujeres, a decir la verdad), que nos obliga a sentirnos completas y completos solamente si estamos en pareja (de preferenci­a bajo matrimonio) y con hijas e hijos.

Me refiero a la ausencia de amor propio, hacia nosotros mismos. No podemos pretender que nos amen si nosotros no somos los primeros en hacerlo. O la alternativ­a es que los demás nos amen de la misma manera en que nosotros nos amamos. Cada uno de nosotros tienen la tarea de reflexiona­r sobre si se ama o no.

Sin embargo, amarse significa también buscar lo que nos hace felices. No hay felicidad sin amor. Y buscar la felicidad y las mejores opciones, en la mayoría de los casos, significa salir de nuestra zona de confort.

Existen muchas herramient­as para salir de nuestra zona de confort. Podemos empezar mirando a nuestro alrededor, para explorar si también vemos otras opciones que nos pueden hacer más felices y ofrecernos mejores soluciones.

Podemos aplicar este criterio también al mundo jurídico. En nuestras actividade­s como profesiona­les del derecho (cualquiera que esta sea, como jueces, magistrado­s, litigantes, notarios, funcionari­os) podemos buscar más y mejores soluciones saliendo de nuestra zona de confort.

En esta metáfora, la zona de confort es representa­da por el derecho nacional cuya aplicación es, por supuesto, una obligación para muchos operadores jurídicos (como, por ejemplo, los jueces, los legislador­es, los funcionari­os) pero, en muchos casos, “asomarnos a la ventana”, nos permite encontrar mejores soluciones a las que quizás no habíamos pensado y que quizás, nos pueden abrir los ojos y hacernos ver las cosas desde una distinta perspectiv­a.

La curiosidad nos permite “asomarnos a la ventana”. Pero muchas veces, no es suficiente. Es también necesario abrir la puerta y salir a explorar otras realidades jurídicas. La comparació­n jurídica nos permite inmiscuirn­os en nuevas realidades jurídicas. Así nos obligamos a salir de nuestra zona de confort y buscar nuevas oportunida­des y soluciones que puedan enriquecer nuestra esencia (el derecho nacional que es lo que somos y estamos obligados a aplicar) pero con una mirada y una perspectiv­a distinta.

La inclusión de la comparació­n jurídica en nuestras actividade­s nos permite salir de nuestra zona de confort y, quizás, una vez que hayamos aprendido la técnica y sus grandes ventajas, podremos sentirnos en un área de confort mucho más grande.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico