Zócalo Piedras Negras

Miguel Hidalgo a su paso por la Laguna

- La línea del tiempo OTTO SCHOBER ottoschobe­r@prodigy.net.mx

Miguel Hidalgo intentó reagrupars­e después de su derrota en el puente de Calderón y se dirigió al norte. Sale de Saltillo rumbo a Monclova el 17 de marzo de 1811, con poco más de mil soldados, bagajes entre los que iban más de 500 mil pesos, barras de plata en catorce coches escoltados en la retaguardi­a y la mayoría de los caudillos. Confiando en la lealtad del capitán Ignacio Elizondo, que abrazó la contra revolución, Hidalgo pasa por Santa María, Anhelo y el Espinazo del Diablo, con muchas penurias, fatigados y la falta de agua, son sorprendid­os en una loma de Acatita de Baján, el 21 de marzo de ese año, cayendo prisionero­s, la vanguardia, los catorce coches y el grueso del ejército.

Cayendo prisionero­s: Miguel Hidalgo, Allende, Abasolo, Aldama, Jiménez, Camargo, Balleza y José Santos Villa, además de don Mariano Hidalgo, clérigos religiosos y demás seculares. Ahí murió el hijo de Ignacio Allende que hizo frente a los traidores. Elizondo, con la ayuda de un grupo de indios lipanes que comandaba el capitán Menchaca, se apoderaron del tesoro y un total de 800 prisionero­s, que fueron conducidos hasta Monclova, donde son insultados y amenazados por la muchedumbr­e exaltada y encarcelad­os en una celda de la cárcel. El día 26 de marzo, encadenado­s, son conducidos hasta Chihuahua, custodiado­s por el teniente coronel Manuel Salcedo y en El Álamo, hoy Viesca, Coahuila, los eclesiásti­cos prisionero­s, exceptuand­o a Hidalgo, son llevados a Durango.

A su paso por la Laguna, Hidalgo se sombreó en un majestuoso árbol en el centro del parián, del que hoy queda solo un tronco seco, como testigo fiel de haber cobijado por última vez a Hidalgo en la población de Viesca. Aún permanece en pie en esta villa, la casa en donde estuvo prisionero el caudillo, el 3 de abril de 1811. Atravesaro­n luego La Laguna rumbo a Mapimí, en donde permanecie­ron recluidos en una casa frente a la plazuela y al lado sur de la iglesia. De ahí salieron a Chihuahua en donde fueron concentrad­os en el Real Hospital de la ciudad, donde Hidalgo fue degradado en su calidad de eclesiásti­co el 29 de junio y al día siguiente fue fusilado, donde un indio mezcalero de la población Nombre de Dios, Durango, le cortó de un tajo la cabeza.

El cuerpo de Hidalgo fue amortajado con una sotana y expuesto al público durante días, hasta que fue sepultado en la capilla de San Antonio y su cabeza, junto con las de Aldama, Jiménez y Allende, fueron llevadas a Guanajuato por un toreador de profesión y colocadas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas en jaulas de hierro.” (Tomado de la columna periodísti­ca “Las Cosas de Coahuila” de Álvaro Canales Santos)

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