Pemex: 85 Años de vida productiva (II)
Se aprovecha la coyuntura del aniversario de Petróleos Mexicanos, para comentar sobre tres hombres, que muy probablemente sus nombres no se mencionaron en los discursos alusivos al 18 de marzo, enarbolados como bandera de independencia energética de México, por los gobiernos revolucionarios (1917-1982). La trayectoria política de Antonio Bermúdez (1892-1977), se considera como una honrosa excepción de la del político mexicano. Las decisiones que tomó desde el poder fueron las que lo distinguieron de los demás; durante su gestión, las políticas públicas no se limitaron a lo inmediato, su perspectiva fue de largo alcance, aun a costa de su popularidad y ascenso en la despiadada carrera política. Cuando ocupó la Presidencia municipal de Juárez, logró que la economía urbana no dependiera exclusivamente de las actividades terciarias, sino que aprovechó la colindancia geográfica con Texas, para atraer inversión estadunidense en plantas maquiladoras al municipio, fueron de las primeras que arribaron al país. Más tarde recibió la encomienda presidencial, de dirigir Pemex (1946-58). Por cierto ha sido el director que más tiempo ha permanecido al frente de la paraestatal, de los 22 que han ocupado el cargo.
Los retos que enfrentó al tomar la dirección, se pueden clasificar en dos: el primero el geoeconómico, los intereses económicos de las compañías extranjeras petroleras se maximizaban construyendo refinerías cerca de los yacimientos, y del Golfo de México, con ello disminuían costos de transporte, y facilitaban las salidas (entradas) de las exportaciones e importaciones por la vía marítima. Todas las refinerías estaban situadas próximas al mar, solo la de Azcapotzalco (1932-81), abastecía a la industria de la capital del país. La incipiente industrialización del país demandaba infraestructura para el resto de las regiones. El otro obstáculo que se encontró, se derivó de las represalias que emprendieron los gobiernos (inglés y estadunidense) y las compañías afectadas por la expropiación petrolera. Boicotearon la venta de bienes de capital e insumos para la recién organizada Pemex. Además, el Gobierno de la Unión Americana, cancelaba los permisos para importar plata de México. Se trataba de “asfixiar” económicamente al país.
Ezequiel Ordoñez (18671950); fue uno de los fundadores de la geología petrolera mexicana, procedente de una familia sumergida en la cultura del esfuerzo. Huérfano de padre, se trasladó a la ciudad de México, y tiempo después ingresaba a la Escuela Nacional de Ingenieros, de la cual egresa con el título de ingeniero, lo que le permitió relacionarse con científicos de la época, e ingenieros extranjeros que laboraban en compañías petroleras que habían sido invitadas por el general Porfirio Díaz, a venir a México, formando un equipo de trabajo. A ellos se debe el descubrimiento de los primeros yacimientos petroleros del país. En Ébano (SLP) y Cerro Azul (Ver.). Que fueron parte de la Faja de Oro, franja de tierra que se extiende por los estados de San Luis Potosí y Veracruz, y la complementaba el puerto y refinería de Tampico y Madero, respectivamente.
Rudesindo Cantarrell (191497). Curtido y hábil pescador, de su padre aprendió el oficio de arrojar el anzuelo y la red al mar en busca de huachinango, y años más tarde afinaba las redes, y dejaba los peces por los crustáceos, reconversión que le resultaba más rentable. En repetidas ocasiones al bogar mar adentro avistaba desde su embarcación manchas de chapopote sobre la superficie del agua, que le estropeaban sus aperos de trabajo. Después de ser aconsejado por algunos colegas, decidió reportar el hallazgo a la superintendencia de Pemex más cercana. La “marea prieta”, que brotaba a la superficie, era la punta del “iceberg” del yacimiento más grande del país en reservas petroleras. En su honor, lleva su apellido: Complejo Cantarrell, muy cercano a las costas de Campeche.
Aportaciones al mercado petrolero. Ordoñez, pionero en investigación geológica, trazó la senda para que las siguientes generaciones de científicos mexicanos interesados en el petróleo y sus derivados siguieran aportando su conocimiento en esa actividad productiva; décadas después se fundaba el Instituto Nacional del Petróleo, institución que antes de la crisis de 1982, cumplía una función relevante, como proveedor de tecnología a Pemex. Por otro lado, Bermúdez, cuatro años después de haber llegado a la jefatura de Pemex, ponía en funcionamiento la refinería de Salamanca (1950), y según la prensa especializada de aquella época fue de vanguardia tecnológica en el mercado petrolero nacional. Abastecería de combustible a la Zona Centro y noreste del país, en especial a Monterrey y su zona conurbada. Después vinieron otras, como la de Cadereyta (1979). Don Antonio aprovechaba la coyuntura por la que atravesaba la economía estadunidense, que transitaba de una economía de guerra (1939-45) a una de recuperación de los mercados, y eso permitió que las medidas comerciales antimexicanas, se flexibilizaran y pudiera cubrir los requerimientos de importación de la petrolera. Y, finalmente, el menos estudiado de los tres. Gracias al hallazgo del pescador campechano, la sonda de Campeche llegó a producir hasta 2 millones de barriles por día.