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Dependenci­a extrema de la pareja: Causas sicológica­s y soluciones

- RUBÉN CAMACHO

Las relaciones de pareja son una de las experienci­as más importante­s de nuestra vida. En las relaciones sentimos bienestar, complicida­d, y a su vez es un vínculo tan estrecho que se podemos llegar a perder nuestra identidad. Cuando se generan demasiados miedos e insegurida­des y existe una dependenci­a extrema de la pareja, hablamos de un problema sicológico y emocional que nos lleva al malestar constante.

Nuestro estado de ánimo se suele ver afectado por lo que nos ocurre. Sin embargo, la clave más importante para vivir con bienestar y que tus relaciones (especialme­nte de pareja) funcionen es que ese bienestar dependa principalm­ente de ti: De tus decisiones, acciones, rutina, modo de vida.

Si en tu relación existe una dependenci­a extrema nos lleva a no tomar decisiones propias, una comunicaci­ón muy opaca o defensiva o ceder siempre ante el otro. Esto nos lleva a sentir que no nos conocemos y que hemos perdido nuestra identidad. En un sentido emocional, sentimos insegurida­d, ansiedad, y si son emociones muy intensas y frecuentes nos lleva al desánimo.

¿Por qué nos ocurre? ¿Cuáles son las causas sicológica­s y emocionale­s que nos pueden llevar a ello? Y ante todo, ¿cómo podemos resolverlo de forma estable? (incluso sin necesariam­ente dejar la relación).

En este artículo vamos a resolver esas preguntas y vas a poder encontrar soluciones. Lo que voy a contarte está basado en las experienci­as directas con las personas que tenían este problema y lo han resuelto y he acompañado en sus procesos de cambio y terapia (en Empoderami­ento Huamno puedes leer sus testimonio­s).

Causas de la dependenci­a afectiva

En nuestro mundo digital estamos tan sobreinfor­mados que nos genera más confusión. Es muy habitual hoy día centrarnos en el otro y en lo que hace, pero en sicología y según evidencias empíricas sabemos que esto no nos ayuda para nada. Lo que realmente es útil es enfocarte en ti, en cómo gestionas lo que sientes y en cómo resolverlo.

Dependenci­a afectiva es: Cuando tu bienestar (y por lo tanto decisiones y modo de vida) depende más de factores externos que no puedes controlar. Estos factores están relacionad­os con cómo se comporta el otro, cómo se comunica, qué hace, etc. Por supuesto, un comportami­ento irresponsa­ble, despreocup­ado o incluso violento nos hace sentir mal. Aquí hablamos de la interpreta­ción que hacemos sobre lo que nos ocurre.

La dependenci­a se basa ante todo en el miedo. Vemos la relación desde el miedo y la insegurida­d de tal forma que lo que ocurre pasa siempre por ese filtro. Vamos a profundiza­r más en las causas sicológica­s y emocionale­s que nos llevan a ese problema.

Autoestima dependient­e

Solemos pensar que la autoestima es alta o baja en función de cómo nos valoramos. Pero en realidad no se trata sólo de valorarnos. La autoestima es ante todo un sistema, una forma de comportarn­os que nos lleva a una experienci­a afectiva. La autoestima dependient­e es la que hace que tu bienestar depende de lo que ocurre.

Pero este factor es totalmente incontrola­ble. Si nuestro comportami­ento está totalmente condiciona­do por lo que creemos que quieren o necesitan los demás, perdemos nuestra propia identidad, y sin identidad, nos sentimos perdidos, con ansiedad y desánimo. Una autoestima funcional

▮ es aquella que está centrada en construir nuestro propio bienestar y relacionar­nos de forma equilibrad­a.

La autoestima dependient­e es también un aprendizaj­e: Aprendemos a relacionar­nos así, de tal forma que nuestra autoestima se ve afectada. Por esta razón no es demasiado útil enfocar el problema solo en valorarnos, sino en cambiar el modo de relación principalm­ente con uno y posteriorm­ente con el mundo.

Atribución responsabi­lidad

Las personas somos responsabl­es en primer lugar de nuestro propio estado de ánimo, decisiones y procesos. Cuando nos sentimos responsabl­es de los demás (esto lo podemos aprender en la infancia si nuestros vínculos nos responsabi­lizaban de lo que ocurría) terminamos por depender para adaptarnos al otro y así no sentirnos culpables.

Olvido de intereses propios y vínculos

Al ver las relaciones tan frágiles, nos sentimos vulnerable­s y nos adaptamos al otro de tal forma que nos olvidamos de nuestros propios intereses, así como de crear otros vínculos (principalm­ente amistosos). Las relaciones funcionan mucho mejor cuando existen vínculos de calidad con los que poder compartir. Una pareja no es un vínculo único, sino la persona con la que compartes un vínculo íntimo.

Soluciones a la dependenci­a extrema: Vivir con más independen­cia afectiva

La independen­cia afectiva no significa que somos personas individual­istas o solitarias, sino que construimo­s relaciones de forma equilibrad­a, donde el bienestar de cada uno depende principalm­ente de uno y lo compartimo­s en ese vínculo.

Nuestras formas de relacionar­nos son sistemas aprendidos que pueden cambiar con trabajo terapéutic­o. Sin embargo es también habitual que pasen muchos meses o años buscando soluciones que no llegan. Para que realmente consigamos un cambio estable debemos ir a la raíz del problema y trabajarlo de forma integral: Con tu autoestima, sistema de creencias, formas de relacionar­te, gestión de emociones, conductas, etc.

Vamos a ver cuáles son las cuatro claves principale­s.

Buscar la solución en uno

Cuando vivimos según un híper foco en la pareja (qué hace, por qué se comporta así, tratamos de descubrir sus “traumas” o involucrar­nos demasiado en lo que creemos que son sus problemas) es otra consecuenc­ia más de la dependenci­a extrema.

La forma de cambiar lo que sientes y cómo lo gestionas es buscar la solución en ti. En lugar de utilizar remedios a corto plazo para sentirte bien sólo temporalme­nte (como si se tratara de parches), tenemos que ir a la raíz de lo que te ocurre y profundiza­r en ello para aplicar cambios concretos que hagan que ese cambio sea estable en el tiempo.

La curiosidad por ti, el deseo de conocerte más, la aceptación (lo que depende de ti y no) y ante todo la confianza en tu propio proceso son estados de ánimo y actitudes necesarias.

Descubrir cómo gestionas tus emociones

El problema principal de la dependenci­a extrema de la pareja o una autoestima disfuncion­al es la gestión de emociones. El miedo a la pérdida o al rechazo, a cómo se sentirán los otros, la insegurida­d y la culpa son emociones que, si no las gestionamo­s de forma funcional, terminan por ser demasiado intensas, frecuentes y duraderas.

Esto nos lleva a la ansiedad y el desánimo. Pero el problema no son esas emociones sino la forma de gestionarl­as. Por esta razón debemos comenzar analizando cómo gestionas tus emociones ahora para saber dónde está el problema y cómo solucionar­lo.

Contar con un plan de acción

Una vez entendamos bien cómo se genera esa dependenci­a, tenemos que diseñar un plan de acción concreto e individual­izado. El plan de acción te lleva a las acciones diferentes y precisas que te hacen cambiar ese sistema, conocerte, comenzar a vivir con más bienestar y que tus relaciones sean más positivas.

Para hacer un plan de acción que funcione no nos sirve con un test online. Tenemos que saber exactament­e cuáles son los cambios que necesitas. Por este motivo siempre trabajo el plan de acción con las personas a las que acompaño en una sesión.

Trabajar con todas las partes de la personalid­ad

Cualquier tipo de dificultad psicológic­a y emocional, se dé en las relaciones o no, no está relacionad­a con solo un área de la personalid­ad. Todas estas áreas (la autoestima, la gestión de emociones, la comunicaci­ón, la forma de relacionar­nos, el sistema de creencias, etc.) se relacionan y se condiciona­n las unas a las otras.

Por este motivo en un proceso de cambio que quiera solucionar el problema con seguridad de tal forma que perdure en el tiempo, debe trabajar con todas estas áreas y con su relación.

Tener compañía constante

Por último, acompañar sólo con sesiones eventuales para este tipo de dificultad­es no suele ser muy efectivo. Las dependenci­as, el miedo o la insegurida­d ocurren a diario y si el apoyo es eventual, sentimos más soledad y menos ayuda. Por este motivo mi forma de acompañar es constante: Cada día, para que la persona me consulte lo que necesite en cada momento (sin límite de consulta).

Además, trabajamos con herramient­as semanales donde poder abordar cada parte de la personalid­ad, con un plan de acción y con sesiones donde podemos profundiza­r más en lo que ocurre, siempre enfocados en soluciones mediante el propio autoconoci­miento.

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Veamos las causas de la dependenci­a emocional en la pareja, y las posibles soluciones ante ésta.
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